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Ignacio Comín, saxo alto de la Charanga Virgen de la Peña de Berge: “En la charanga tienes que poner pasión, ir a cada pueblo a darlo todo” Ignacio Comín, saxo alto de la Charanga Virgen de la Peña de Berge: “En la charanga tienes que poner pasión, ir a cada pueblo a darlo todo”
La familia Comín (en primer plano Ignacio y al fondo Sergio, Miguel y Fernando) lleva 25 años en la Charanga de Berge

Ignacio Comín, saxo alto de la Charanga Virgen de la Peña de Berge: “En la charanga tienes que poner pasión, ir a cada pueblo a darlo todo”

La familia Comín (en primer plano Ignacio y al fondo Sergio, Miguel y Fernando) lleva 25 años en la Charanga de Berge
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Cruz Aguilar

Ignacio Comín, que toca el saxo alto, forma parte de la Charanga Virgen de la Peña, de Berge, desde sus orígenes, en el año 1983. Durante estos 25 años  por ella han pasado muchos músicos pero todos ellos han tenido un objetivo común, hacer más divertidas las fiestas con su música.

- ¿Cómo surgió la Charanga de Berge?

- Había en el pueblo cuatro personas a las que siempre les ha gustado la música, que antes de existir la charanga ya se compraron instrumentos, eran José Llave, Andrés Martín, Miguel Comín y Julio Royo y empezaron a ir a Molinos a aprender. Andrés y mi padre, Miguel, llevaban tiempo con la idea de hacer algo en Berge y un día fuimos a jugar un partido al Mas de las Matas, había una charanga y mi padre les pidió que subieran a Berge a formar otra. El profesor, Luis Monterde, vino y ha estado años con nosotros, empezó como profesor y luego siguió tocando hasta hace algún tiempo. Ofrecieron a los chavales apuntarse y surgió el grupo.

- ¿Hubo muchos interesados?

- Sí, se apuntaron unos quince, todos de Berge, chicos y chicas. Llegamos a hacernos traje de banda municipal y empezamos a compaginar tanto banda como charanga. La base nuestra siempre ha sido la charanga, pero también nos enseñaba algo de banda para participar en las procesiones.

- ¿Cuándo se profesionalizaron?

- Nunca nos hemos profesionalizado porque desde que empezamos lo que queríamos era tocar el instrumento y no dimos solfeo, tocamos las partituras con nota.

- Pero ahora si que los contratan para las fiestas…

- Sí, a lo largo de los años va mejorando todo y se organiza mucho mejor. Tras los primeros años a los que no les gustaba tanto dejaron de venir y empezamos a coger gente de fuera. Esto es como todos las aficiones, si te gusta lo harías todos los días, pero si no, te cansa. Ya hicimos un grupete de la gente a la que nos gusta mucho y desde entonces estamos ocho o nueve que seguimos. Ya nos hemos ido profesionalizando con partituras serias y mucho ensayo porque, al no saber solfeo, nos cuesta todo un poco más.

- ¿Tienen mucha faena?

 - Si, hay mucha demanda, hay muchas más charangas que antes, antes estábamos prácticamente solos en esta zona. Intentamos hacerlo bien, a cada pueblo que vas lo das todo y te suelen volver a llamar.

- ¿En qué ha cambiado el sector en estos 25 años?

- En todos los aspectos, antes éramos muy pocas pero solo tocábamos en las fiestas patronales y en alguna hoguera del invierno, ahora llaman a la charanga para muchas cosas, cumpleaños,  despedidas, bodas, aniversarios de quintos… y eso que nosotros no estamos en zona de charanga. 

- ¿Cuántos forman el grupo?

- Once. 

- ¿Quedan muchos de los orígenes?

- Mi familia al completo, mis dos hermanos, mi padre y yo. A ellos les agradezco el apoyo que siempre me han dado porque, aunque hemos estado todos juntos en esto, el peso lo he llevado un poco yo. También quiero resaltar la unión que tenemos entre todo el grupo de charangueros.

- ¿Cuántos bolos hacen al año?

- Muchos, más de cien.

- ¿Viven de esto o lo compaginan con otro trabajo?

- Nuestra charanga es exclusivamente un hobby, muchos tienen su trabajo, otros estudian, por eso cada vez es más complicado, pero si te gusta intentas sacar un hueco como sea.

- ¿Qué le han aportado estos 25 años de charanga?

- Al principio no le das tanta importancia, vas a tocar porque te gusta y ya está, pero así como pasan los años te das cuenta de que haces grandes amigos, conoces a mucha gente y muchas tradiciones de los pueblos que si no fuera por la charanga no conocerías. Y a nivel personal valoro el estar tan unido a mi familia y también al resto del grupo, somos como una gran familia, en verano estamos juntos todo el día. Lo que siempre les he inculcado a los charangueros es que lo hagan con pasión, porque les guste, que a cada pueblo sea como el primero que vayan, a darlo todo, porque si no vas así es mejor dejarla y dedicarte a otra cosa.

- Cada vez hay más espectáculo, ustedes incluso tocan disfrazados, ¿no?

- Pero es porque nosotros somos así, un poco gaires, llevamos varios años con disfraces porque tocamos para las carrozas de los pueblos y todo el mundo va disfrazado, nosotros también. 

- ¿En qué pueblos le gusta especialmente tocar?

- En todos nos tratan fenomenal. Hay pueblos que nos han visto tocar toda la vida, como Cañada de Verich, donde llevamos 25 años tocando, fue el primer pueblo al que fuimos y seguimos yendo una vez al año, hasta tocamos cuando se inauguró el pabellón.