Hugo Casanova: "El proyecto ha surgido en San Julián porque hay una lucha vecinal muy fuerte"
El pintor ha dirigido y participado en varios murales que decoran fachadas y muros del barrio turolenseHugo Casanova se formó en Bellas Artes en la Universidad de Teruel, donde sobre todo se inició en los campos de la escultura y la pintura. Sin embargo, impulsado por unos amigos probó el dibujar con aerosol y spray en mano y sus vocaciones artísticas cambiaron de rumbo. Con los años y en colaboración con la Asociación de Vecinos de San Julián, de la cual es miembro, ha realizado y coordinado varios de los murales del Museo a cielo abierto que decoran las fachadas de su barrio, dejando así su huella en la ciudad de Teruel.
-¿Desde sus inicios en Bellas Artes tenía el deseo de realizar este tipo de murales?
-A nivel artístico como creador esto surge aquí en Teruel y viene a raíz de conocer gente que casi me puso un bote en la mano y me invitó a pintar. Yo venía del mundo de la escultura y de lo académico, de dibujar y pintar en taller. No había probado esto porque no conocía el material ni la herramienta. Evidentemente me llamaba muchísimo la atención, me atraía, conocía autores nacionales e internacionales, pero nunca había tenido el momento de ponerme. Enfrentarte a esto da miedo y si vas solo no sabes ni cómo empezar, pero si vas dirigido por alguien que te acompaña se hace muy fácil y te das cuenta de que es cuestión de experiencia y atrevimiento.
-¿Cómo llegan los artistas de fuera de la ciudad al proyecto de Museo a cielo abierto?
-En este caso soy yo y la asociación los que vamos buscando. Muchas veces si no hay un nexo entre nosotros y el artista es complicado convencerles. Somos una asociación que pide muchos favores al vecino, las empresas, a todos... Tiene que haber un espíritu por parte del que participa de colaborar, aunque al final los artistas también tienen que ganarse la vida. A través de un nexo de unión es como consigo a esta gente. A Chapu lo conseguí a través de un amigo que conocí en eventos de escultura y para Mister Trazos e Isaac Mahow lo mismo. También ha habido un chico colaborando, Luis Manuel Ramos, que se mueve mucho en los círculos de arte urbano y va consiguiendo contactos, pero el boca a boca es lo que mejor funciona.
-¿Este tipo de intervenciones y obras también guardan un componente reivindicativo?
-Si ha surgido aquí en San Julián es porque hay una lucha vecinal muy fuerte y mucha colaboración. El vecino colabora y participa. La empresa que cede la maquinaria cree en el barrio y quiere crear barrio. Los artistas que han venido tienen una tendencia de colaboración y reivindicativa, espíritu de barrio.
-También ha hecho murales fuera de San Julián, como por ejemplo en Escucha.
-El tema de los murales es algo que está de moda, es una corriente que ha despertado. Es una forma de decorar muy sencilla, muy económica. Contando el resultado que da y el impacto que tiene, el coste que supone es muy pequeño. Muchas cosas han surgido a nivel particular como lo de Escucha, otra obra en Formiche que hice para una ganadería, otra para Dinópolis en el Castellar, algunos colegios...
-¿Cómo os beneficia a vosotros el éxito de otros grupos nacionales como Boa Mistura?
-Nombras Boa Mistura pero hay cientos de personas. Ellos son gente muy buena y nosotros incluso uno de nuestros murales en el que trabajamos con la Arboleda lo hicimos inspirado en sus trabajos. Se trata de un formato que no necesita nivel técnico de la gente que lo desarrolla, necesitas logística. Ellos son referentes porque tienen una parte de implicación social importante, aunque casi todos los referentes nacionales la tienen. Pero también hay otros con éxito internacional como Okudart, referentes españoles hay un montón. De todas formas, económicamente con esto te puedes ganar la vida, aunque sea escuetamente, y es gracias a todo este tipo de auge mediático. Si no, pintar murales ni se contemplaría.
-¿Han cambiado este tipo de obras la mala concepción social que había sobre el grafiti?
-Para mí, yo no hago grafiti. No es que me oponga a ello, hay una parte que me puede gustar y otra que no. A nivel individual no me parecen mal todas las pintadas que hay por la calle. Hay algunas que vienen de una necesidad moral o una implicación social y otras que simplemente son decoración. Van desde el garabato de la firma, el cual interpreto como un síntoma de la sociedad aunque no me atraiga, hasta Bansky, con el cual me quito el sombrero porque tiene un espíritu crítico y social. La diferencia entre un grafiti y lo que nosotros hacemos es la legalidad y el consentimiento.