Fernando Hué, nieto del ingeniero que hizo el Viaducto Viejo de Teruel: “Mi abuelo vio que con el Viaducto, Teruel podría seguir creciendo”
“El primer destino que tuvo fue este, un sitio al que no querían venir muchos ingenieros porque estaba perdido”Fernando Hué es nieto, hijo y padre de ingenieros de Caminos, toda una generación dedicada a la construcción de infraestructuras como la del Viaducto Viejo de Teruel, obra de su abuelo y cuya inauguración tuvo lugar hace noventa años. El puente se inauguró tal día como hoy de 1929, y el pasado sábado se hizo una recreación histórica de cómo transcurrió el acto para conmemorar el aniversario, en la que el nieto encarnó el personaje de su abuelo vistiendo el uniforme de ingeniero de Caminos. Cuando se inauguró, el abuelo tenía 58 años, y aunque él tiene ahora 16 más, fue como rebobinar una película para recrear un hito importante en la historia de la ciudad de Teruel, a la que acudieron otros cuatro nietos más del Fernando Hué que hizo el Viaducto, además de cuatro bisnietos.
-¿Cómo vivió el pasado sábado meterse en la piel de su abuelo para recrear la inauguración del Viaducto Viejo?
-Como un honor, evidentemente. Yo a mi abuelo no lo pude conocer, porque murió antes incluso de casarse mis padres, e incluso unos meses antes de que mi padre acabara la carrera de ingeniero. O sea, no pudo ver a su hijo ingeniero de Caminos, en cambio mi padre pudo ver a su hijo ingeniero de Caminos y yo he podido ver a mi hija ingeniero de Caminos.
-Toda una generación.
-Toda una generación, lo que pasa es que yo no he tenido más que hijas y entonces no he podido llamar a ninguna Fernando.
-¿Qué tiene de especial el Viaducto de Teruel?
-Aparte de que es una obra notable, es que está hecho en Teruel. Mi abuelo nació en un pueblo de Lugo que se llama Chantada porque su padre estaba de registrador de la propiedad, y de muy pequeño se trasladó a Andalucía, de donde se sentía porque se crió allí. Pero el primer destino que tuvo fue Teruel, que era un sitio que no querían muchos ingenieros porque estaba un poco perdido.
-La falta de comunicaciones ya se notaba entonces y la gente no quería venir.
-Bueno, venían pero se marchaban enseguida. Mi abuelo conoció aquí en Teruel una chica que era mi abuela, se casó con ella y se afincó en Teruel, donde estuvo hasta que mi padre cumplió los diez años, que es la edad a la que se acababa aquí la enseñanza religiosa. Pidió destino a Zaragoza y se mudaron, pero mi abuela era de Teruel y la familia tenía una tienda de tejidos en la plaza del Torico.
-¿Siguieron frecuentando entonces Teruel?
-Mi abuelo construyó una casa, pero tampoco pudo disfrutarla más que un año me parece porque se murió en el año 1935 y no pudo venir a veranear. Sí que la han disfrutado tanto mi abuela como sus hermanas, o mi padre y yo, que he venido aquí muchos veranos a pasar el mes de permiso de mi padre y veníamos aquí toda la familia.
-Cuando se inauguró la obra, en el discurso de su abuelo ya se reivindicaba de alguna manera la importancia que tenían las infraestructuras para el desarrollo de los territorios, ¿no?
-Claro, es que esta es la carretera Sagunto-Burgos, un eje que va a salir a Zaragoza y de alguna manera también une el Pirineo. Y mi abuelo hizo muchas infraestructuras como ingeniero en la provincia, de hecho también tiene alguna calle en algún pueblo porque hizo un puente pequeño allí, pero claro, el de Teruel tenía una importancia grande porque salvaba toda la cuesta que hay, que para los vehículos de aquella época no la subían con facilidad. Y aparte Teruel está en un montículo y está muy limitado.
Él lo que vio es que esta era una zona de llanos donde se podía desarrollar la ciudad si se hacía un puente. Todos hemos visto que las carreteras se han ido poblando a los lados con todo tipo de construcciones, tanto viviendas como infraestructuras como fábricas y almacenes. Y mi abuelo vio que con el Viaducto Teruel podría seguir creciendo por esta zona.
-Las reivindicaciones de infraestructuras no cesan en Teruel, y de alguna manera su abuelo fue el pionero de su demanda con el empujón que dio a este puente.
-Bueno, la alcaldesa actual dice que el 60% de la gente vive fuera del Teruel central. Mis tías seguían diciendo “venir a Teruel”.
-¿Cómo fue eso de que su abuelo para demostrar que el puente iba a resistir jugó una partida de cartas debajo del mismo tras su construcción?
-Bueno, eso consta como curiosidad. La partida la hizo con Luiña, que era el otro ingeniero que era de la empresa constructora. Ya entonces había ingenieros que pedían la salida de la Administración, y la jugaron con otros dos que no sé quiénes serían, supongo que los ayudantes que tendrían, digo yo.