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Ernesto Pérez Zuñiga, subdirector de cultura e Instituto Cervantes: “En la cultura hay que distinguir entre lo visible, lo que se más se conoce, y lo que realmente hay” Ernesto Pérez Zuñiga, subdirector de cultura e Instituto Cervantes: “En la cultura hay que distinguir entre lo visible, lo que se más se conoce, y lo que realmente hay”
Ernesto Pérez, en Turuel durante la inauguración de ‘Portales a lo desconocido’

Ernesto Pérez Zuñiga, subdirector de cultura e Instituto Cervantes: “En la cultura hay que distinguir entre lo visible, lo que se más se conoce, y lo que realmente hay”

El Instituto Cervantes impulsa ‘Portales a lo desconocido’, exposición que puede verse en el Museo de Teruel
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Ernesto Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) es filólogo, escritor y subdirector de Cultura de la sede central del Instituto Cervantes (IC) en Madrid. La pasada semana estuvo en Teruel para presentar Portales a lo desconocido, una exposición colectiva de arte contemporáneo impulsada por el IC que podrá verse en el Museo Provincial de Teruel hasta el 3 de noviembre.

-El IC no solo es difusión de la lengua española...

-El IC tiene dos misiones totalmente incardinadas. Una es difundir el español en el mundo y la otra difundir la cultura española e hispanoamericana de forma más general. Y no solo en el mundo sino también dentro de España. porque creemos en la construcción, a través de estos diálogos, de una cultura común dentro de nuestras propias fronteras.

-¿Se reeditarán este tipo de colaboraciones con Teruel?

-Hemos percibido muy buena conexión con la Diputación de Teruel y el Museo Provincial, y estoy seguro de que saldrán adelante proyectos nuevos, tanto exposiciones como de otros ámbitos como la literatura o la música. Además Teruel representa simbólicamente esos territorios menos habitados de España, y que tenga lo mejor de la cultura española, así como la posibilidad de expresarse, debería ser una prioridad para nosotros.

-¿El arte contemporáneo sigue viéndose como un arte urbano?

-Mucha gente lo relaciona porque en las grandes ciudades como Madrid, París o Nueva York es donde se encuentran los grandes centros culturales. Pero eso es falso: la cultura es de cualquier sitio donde haya artistas manifestándose. Por eso ese diálogo de ida y vuelta es importante para romper esas estructuras. El ser humano es un territorio en sí mismo que no depende de si vive en una gran ciudad o en un lugar más pequeño.

-¿El buen uso de la lengua está en recesión?

-Hay que distinguir lo que se ve y lo que existe. Lo que vemos todos los días en las redes sociales o en lo comercial tiene un enorme poder y el español y lo que manifiesta puede tener muchos defectos porque impera lo rápido, lo fácil, lo comercial... Pero frente a lo visible está lo que existe, que goza de una salud extraordinaria y de una diversidad enorme, en España y en toda Hispanoamérica. El problema es que ese uso rico del idioma no es tan visible como otras cosas que vemos en el gran patio de colegio que son las redes, del que también salen cosas buenas y también se innova, tampoco vamos a negarlo.

-¿El espacio visible puede llegar a sustituir al existente?

-El problema viene de hacia dónde miremos. Antes decíamos que puedes pensar que la cultura es una cosa de grandes ciudades si solo conoces grandes ciudades. Y sin embargo el mundo es mucho más diverso. Existen muchas editoriales que publican literatura de altísimo nivel, o instituciones como el IC o el Museo de Teruel que tratamos de llamar a la gente para que conozcan esta realidad y desconectarla de esa enajenación que puede suponer el mundo de lo comercial.

-Hábleme de 'Escala'...

-Es una antología de mi poesía a lo largo de 30 años, pero también tiene un parte inédita. Se publicó hace un año, y he sacado también una versión de Diván del Tamarit de García Lorca, una reescritura de este libro que realmente es un homenaje. Y está previsto que en enero publiqué una nueva novela con Galaxia Gutemberg. Se llama Veníamos de la noche y tiene mucho que ver con esto que hablamos, porque es la historia de un artista que vive una revolución artística y personal que tiene que ver con la belleza de lo que hay, de la conexión entre el alma humana y la tierra, de lo que te empuja a aprovechar la vida todo el tiempo. Y para ello tendrá que enfrentarse a su pasado, a la inteligencia artificial, a la ciencia, a la falta de intimidad... se tratan muchos temas de actualidad como excusa para hacerse preguntas.

-¿Usted es un poeta que escribe novela, o un novelista que escribe poesía?

-Creo que la visión poética está antes que todo. La poesía es mirar las cosas de otra manera y traer a este mundo lo que no está. No es simplemente mirar en verso.

-¿Las novelas pagan las facturas de los poetas?

-Las novelas no pagan facturas. Sin embargo hay que desligar lo artístico de lo comercial, en el sentido de que cuando está muy ligado va en demérito de lo artístico.

-Pero el artista tiene que tener las espaldas cubiertas y las facturas pagadas para crear sin depender de lo comercial...

-Eso es un gran debate, porque hasta encuentras artistas que trabajan mejor en el límite y necesitan renunciar a la estabilidad. Es algo muy personal, pero los espacios de libertad creativa se los tiene que buscar cada uno. Yo me levanto a las cinco de la mañana para escribir, antes de meterme en el día a día del trabajo en el IC. Ese es mi espacio de libertad en el que no pienso qué tienes que hacer para que tu libro tenga éxito o no. El artista tiene que conectar con lo misterioso para que su cuadro, su libro o su música no exprese lo evidente... Si no, ¿para qué lo haces? Y esa conexión se encuentra cuando te vas del concepto material de utilidad y logras libertad creativa. Así que sí, desde luego, está bien tener cubiertas las espaldas económicamente y no tener que pensar en ello a la hora de crear.