Entrevista a Rafael Herrero, profesor del Baile de San Roque de Calamocha: “Las madres están deseosas de que sus hijos aprendan el baile"
"Bailar a San Roque nos llena de emociones. Es un sentimiento que tenemos todos los calamochinos"Calamocha celebró este jueves una de sus tradiciones más arraigadas: el baile de San Roque, en honor al patrón de la localidad. La procesión del 16 de agosto reúne cada año a vecinos de todas las edades que recorren las calles del municipio bailando. Para que este popular dance continúe durante muchos años, desde la peña La Unión organizan cada verano talleres para que los más pequeños se puedan iniciar en estos pasos que son parte de la cultura de este municipio del Jiloca. Rafael Herrero Gómez es uno de los encargados de estas clases que permiten que el relevo generacional esté garantizado. Lleva casi treinta años animando a los niños a participar en esta procesión tan arraigada en este municipio.
- ¿Cuántos años ha bailado el baile de San Roque en esta procesión del patrón de Calamocha?
- Bailé desde los 6 o 7 años hasta los 45. Después, por problemas físicos dejé de hacerlo y a partir de entonces me dediqué a enseñar a los pequeños con otros dos o tres compañeros.
- ¿A cuánta gente ha enseñado a bailar a lo largo de estos años?
- He enseñado a muchos. A la mitad de la gente que sale en la procesión de San Roque.
- ¿Cómo es esa actividad? ¿Cómo se enseña el baile de San Roque?
- Lo hacemos todos los años. La semana anterior a las fiestas hacemos este curso con tres o cuatro días de enseñanza intensiva.
- ¿Cuánta gente se ha apuntado este año a estos talleres del baile de San Roque?
- Este año ha sido un poco inferior a otros años. Han estado 30 pequeños. Pero ha habido algunos años que hemos tenido 40 y hasta 50 chavales que acudían para conocer los pasos de este baile.
- ¿La actividad es solamente para los niños más pequeños o puede ir gente que ya sepa un poco?
- Hay gente que viene a perfeccionar. Precisamente, cuando hablábamos de 40 o 50 personas es cuando venían los adolescentes a perfeccionar. Pero últimamente solo vienen los pequeñines.
- ¿De qué edades son los chicos que participan en estos cursos?
- Hay gente que los trae con 3 o 4 añitos pero yo no aconsejo que sean de esa edad. La mejor edad para enseñar a los pequeños es de los 5 y 6 años.
- Porque además el recorrido de la procesión es bastante largo.
- Sí, es largo. Luego, en el baile o incluso en el curso los chicos muy pequeños, si se cansan, pueden salir rebotados, aborrecerlo antes de hora.
- ¿Cuáles son las claves para bailar a San Roque, qué tiene que saber el bailador?
- La clave... Parece una tontería pero el dominar el movimiento de la pata coja. Eso te facilita muchísimo el baile porque el baile de lo que llamamos jota se hace sobre una pierna, moviendo la otra y viceversa. Pero las dos tienen que estar en movimiento. Por eso, cuando ya los chicos se mueven en la pata coja y mantienen el equilibrio, es el momento de aprender. No sé como explicarlo pero el caso es que cuando dominas la pata coja ya te resulta muy fácil, porque el otro paso es de cruzar los pies a ras de suelo y es fácil.
- ¿Los chicos que van a aprender el baile de San Roque son del pueblo o de gente que vive fuera y viene en los meses de verano?
- Hay de todo. Son chicos residentes en el pueblo pero también otros son hijos de calamochinos que viven fuera y se interesan muchísimo porque sus chicos aprendan el baile de San Roque. El curso se hace la semana anterior a las fiestas y normalmente para esas fechas ya muchos veraneantes están aquí en Calamocha y pueden venir a aprender.
- ¿Qué tal lo han hecho sus alumnos este año? ¿Qué tal han bailado?
- Pues fíjate, hoy (este jueves) me ha dicho uno: Cómo se nota los que han ido este año al cursillo. De los pequeñitos se nota los que han estado aprendiendo y los que no porque bailan con cierta armonía.
- ¿Qué es lo que tiene el baile de San Roque para que todo el mundo participe, desde los niños a los más mayores de Calamocha?
- Es un sentimiento que tenemos los calamochinos. Bailar a San Roque nos llena de emociones. Y nuestros padres, nuestras madres nos lo transmiten. Lo vive todo el pueblo. Las madres están deseosas de que sus hijos aprendan el baile. Los traen a curso. Incluso vienen madres con los críos muy chiquitines que, aunque no participen en la enseñanza porque vienen con el carrito, les ponen allí para que se ambienten con la música y vean a los otros bailar. Para que vean cómo es esta tradición desde bebés.