Enluquecidos se sobrepone al temporal y nombra Enluquecido del Año a Pablo Carbonell

“He venido con sombrero para poder quitármelo delante de todos ustedes”, arrancó el polifacético artista Pablo Carbonell su actuación con la que se cerró la tercera edición del festival de “mucho humor” Enluquecidos, en la que el artista gaditano fue reconocido con el premio Eluquecido del Año.

El festival bajó este domingo el telón tras una edición intensa en la que, de nuevo, una profunda dana puso a prueba los reflejos de los organizadores y la paciencia de los visitantes, y obligó a trasladar todas las actividades al interior del pabellón multiusos, a cubierto de las intensas lluvias que entre el jueves y el sábado dejaron 109 litros por metro cuadrado, según confirmó el organizador del certamen, Roberto Montañés.

A pesar de toda la retahíla de dificultades a las que el festival se tuvo que sobreponer a lo largo del fin de semana, los organizadores no dejaron este domingo de agradecer tanto a los artistas que anunciaba el cartel de este año como a las personas que acudieron despreciando a la tormenta, su complicidad para hacer de la tercera la mejor edición hasta la fecha de Enluquecidos.

Roberto Montañés, miembro de los grupos Los Gandules y Los Ases del Jiloca, y uno de los organizadores de este festival, aseguró este domingo que el fin de semana había sido “increíble”. Montañés agradeció a los artistas su colaboración “porque el pabellón de lujo no es precisamente el Madison Square Garden” y se adaptaron a las características de ese espacio, que era “la única opción” de que disponía la organización. “Tanto Pepe Villuela, como el Teatro Indigesto, como Alex O’Doherty se han portado súper bien con nosotros, les estamos muy agradecidos. Y el público igual, porque el pabellón no es cómodo, sentados en bancos, hace muchísimo calor y el silencio ha sido sepulcral”, recordó emocionado Montañés.

También Juako Malavirgen se sumo a este reconocimiento. El monologuista y cómico aseguró que “el festival ha madurado”, y se refirió al público, que “ha entendido que es verdad que traemos artistas de mucho nivel y que el pabellón es pequeñito, es incómodo, y que si la gente habla lo más mínimo es imposible hacer las actuaciones. Y se ha convertido en un teatro”, dijo.

 

Con la opción del pabellón abierta, la organización ha podido sacar adelante la práctica totalidad de las actividades previstas. Únicamente la gincana prevista para la mañana del domingo se suspendió a consecuencia de las lluvias del fin de semana. Incluso se pudo celebrar la actuación de este domingo por la mañana del Capitán Spriki, después de que por la noche quedara atascada su furgoneta en una balsa de barro y tuviera que ser remolcada para poder llegar a Luco. Y no fue el único. Varios vecinos de Luco del Jiloca tuvieron que recurrir este domingo a sus tractores para sacar del barro los vehículos de varios asistentes al festival, que habían quedado varados en el lodo.

Sin embargo, las ganas de pasar un buen rato fue mayor que el miedo a la tormenta y cientos de personas acudieron a lo largo del fin de semana hasta la pedanía calamochina de 40 habitantes para asistir a alguno (o varios) de los espectáculos. Los organizadores calculan en cerca de 2.000 las personas que han pasado por Luco del Jiloca durante los días del festival.

Óscar Gimeno fue uno de ellos. Gimeno recordó este domingo que llegar a Luco fue “un poco accidentado” y aunque la actividad no se pudo celebrar a cielo abierto, recordó que en el pabellón l o pasaron “genial”. “El pueblo está lleno de punta a punta”, celebró Gimeno, que destacó que las calles del casco urbano estaban atiborradas de coches a pesar del mal tiempo.

 

La actividad de la mañana arrancó este domingo con un almuerzo popular que se ha bautizado desde la primera edición como “colestelove”, a base de huevos fritos, patatas fritas y jamón. este domingo se prepararon más de 300 raciones. Casi sin tiempo ni para coger aliento empezó la actuación del Capital Spriki en el escenario Solar en el que no quedó ni una silla libre. Después, los más pequeños jugaron a estallarse huevos en la frente teniendo los huevos duro un premio. El broche final lo puso la actuación de Pablo Carbonell con su espectáculo Recital y tal, en el que, además, recordó algunos de los temas más conocidos de Toreros Muertos. Precisamente, Carbonell fue nombrado Enluquecido del Año.

Además de las actuaciones en los distintos escenarios, Enluquecidos volvió a contar con una nutrida oferta de venta ambulante y restauración. Una de las paradas más emblemáticas, montada por la organización, era la del merchandising del festival, que volvió a desempolvar la maleta homenaje a la película Top Secret y que en esta ocasión incorporó a sus “artículos de coña y coñas marineras” divertidas pegatinas de los perros más famosos de los stickers de redes sociales.

 

Casi en frente, Óscar Pérez cocinaba una de las últimas tandas de crepes del fin de semana en su cantina ambulante.”Ha llovido todos los días y bastante fuerte”, se lamentó. Sin embargo, en su primer año en Luco, dijo que la venta había sido “un poco floja porque la organización prepara muchísimas cosas y ellos también hacen comida”.

Un poco más arriba, la artista local Inma Jimeno mostraba este domingo las prendas de punto que había conseguido secar después de la tromba del sábado. “El género no está perdido, el único que es que está mojado”, insistió. A pesar de los pronósticos, Jimeno aseguró estar contenta con las ventas del fin de semana, al igual que el resto de artesanos que tenían su parada al lado de ella. “Para ser un día con esos pronósticos de lluvia, muy contenta”, aseguró.

Los organizadores fueron este domingo categóricos al asegurar que después de dos años de inclemencias meteorológicas, ya están pensando en la cuarta edición del festival. Se muestran confiados y se preguntan que “¿qué más nos puede pasar?”. Acto seguido se responden hablando de erupciones volcánicas o meteoritos. Habrá que esperar a septiembre de 2025 para saberlo.