Elisa Múgica durante el pasado Congreso del Bienestar celebrado en Teruel
Elisa Múgica, psicóloga y guionista de la película 'Terapia de parejas': “Tenemos que desacomplejarnos para ir a terapia y sentir que hay alguien que nos puede ayudar”
“Deberíamos empezar a implementar la salud mental en la etapa temprana de los cero a los seis años”
Elisa Múgica es psicóloga y guionista del documental Terapia de parejas, de Gaizka Urresti, rodado en parte en Teruel y cuyo preestreno tuvo lugar con motivo del Congreso del Bienestar y el Amor de la SER. Asegura que hay que desacomplejarse y acudir a terapia cuando hace falta.
-¿Pensó que acabarían haciendo una película documental a partir de las investigaciones sobre la Terapia Focalizada en las Emociones?
-No lo pensamos porque empezamos hablando de que íbamos a grabar la investigación, en hacer lo de las parejas, pero no imaginábamos que nos iba a salir una película así. Es que el documental es esto, empiezas a rodar y rodar y se hace una bola increíble de luz que hemos tenido con estos personajes. Mientras lo vas haciendo te enfocas en hacer lo mejor y lo más honesto que puedes.
-¿Era la primera vez que hacía algo así?
-Sí, era la primera vez que hacía una terapia con cámaras. Yo he hecho algo de radio, algo de televisión, como psicóloga he intervenido, pero la verdad es que nunca había trabajado rodándome para una exposición tan pública.
-¿Cómo condiciona hacer terapia con cámaras sabiendo que después lo verá la gente?
-Lo que ha sido muy interesante es que las personas, y yo, nos olvidábamos de que había cámaras; creo que no al cien por cien, pero sí, sí, fue como construir en el plató una sala de sesiones y meternos allí de lleno en las emociones de la terapia.
-Todo arrancó en febrero de 2020, ¿cómo ha sido este largo proceso?
-Se inició justo cuando nos confinaron con la pandemia. Habíamos grabado en México el principio de la investigación y luego la pandemia nos dio para pensar el modelo de documental que necesitábamos hacer, y surgió la posibilidad de grabar parejas en vivo en vez de las parejas de la investigación. Si sabes aprovechar las oportunidades, creo que los documentales crecen.
-¿Qué ha sido lo más difícil?
-Lo más difícil quizá ha sido adecuarse al modelo terapéutico para que sea eficaz para las personas con las que estábamos trabajando, que no fuera solo como una ficción. Lo más difícil ha sido que en unas pocas sesiones teníamos que hacer un impacto a las personas porque al final nuestro compromiso era que ellos iban a hacer terapia e iban a tener unos resultados, en una dirección o en otra, y un cambio. Esto es lo más complejo para mí.
-¿Qué espera que aporte la película al público que vaya a verla?
-Yo creo que va a aportar mucho de lo que es la psicología aplicada en la práctica clínica. Va a hacer que la gente pueda ver que la psicología es algo accesible, que es mejor no estar demasiado mal para empezar, porque los resultados son antes, y que la psicología también es una ciencia no exacta, pero es una ciencia humana que se puede investigar y que lo que hacemos los psicólogos tiene un respaldo científico que da seguridad a las personas.
-¿Tenemos que desacomplejarnos para ir a terapia?
-Totalmente. Para ir a terapia solo hay que sentir que tengo algo que no puedo resolver solo y que hay alguien que nos puede ayudar. Tenemos que desacomplejarnos, no tenemos que hacer todo solos. Un coche lo puedes mantener en general, pero tienes que llevarlo al mecánico si se estropea.
-¿Qué salud emocional tiene hoy la sociedad?
-Estamos viendo que la salud emocional es pobre porque desafortunadamente los procesos psicológicos empiezan muy tarde en la vida. En la adolescencia ya vamos un poco tarde, tendríamos que empezar a implementar la salud mental en la etapa temprana de los cero a los seis años. Tenemos una sociedad bastante estresante y bastante dura para las personas, con muchos estímulos. La sociedad va más rápido que la capacidad de nuestro cerebro para aprender a manejar esas experiencias.
-¿Había antes mejor salud mental?
-Tenían otros condicionantes, la vida era más sencilla, había más apoyo de grupo. Ante las dificultades, por ejemplo, la persona que era de un pueblo, pues bueno, era el raro pero era asumido por el resto, vivía allí, y le acompañaban. No era mejor ni peor, pero quizá era una sociedad más solidaria y menos estresante.
-¿En qué nos estamos equivocando?
-En el modelo de sociedad y el modelo de valores. Estamos en una sociedad de consumo donde tenemos muchas cosas y estamos desaprovechando el momento para profundizar en el ser humano. Nos estamos equivocando en eso, que estamos en un buen momento para plantearnos qué tipo de sociedad queremos a nivel humano y no lo estamos haciendo. Cedemos a las necesidades comerciales de una sociedad de consumo, desafortunadamente.
-¿Cree que películas como esta pueden contribuir a romper con eso?
-Se cambia desde abajo y yo no aspiro a cambiar la sociedad, pero sí que aspiro a que las personas con las que trabajo en la consulta y las que vean la película piensen que pueden mejorar un poquito cada día. Y ese poquito cada día, muchos poquitos, es un gran océano de personas en un proceso de cambio, ¿no? Creo que sí que podemos. Un cambio empieza poco a poco.
-¿Pensó que acabarían haciendo una película documental a partir de las investigaciones sobre la Terapia Focalizada en las Emociones?
-No lo pensamos porque empezamos hablando de que íbamos a grabar la investigación, en hacer lo de las parejas, pero no imaginábamos que nos iba a salir una película así. Es que el documental es esto, empiezas a rodar y rodar y se hace una bola increíble de luz que hemos tenido con estos personajes. Mientras lo vas haciendo te enfocas en hacer lo mejor y lo más honesto que puedes.
-¿Era la primera vez que hacía algo así?
-Sí, era la primera vez que hacía una terapia con cámaras. Yo he hecho algo de radio, algo de televisión, como psicóloga he intervenido, pero la verdad es que nunca había trabajado rodándome para una exposición tan pública.
-¿Cómo condiciona hacer terapia con cámaras sabiendo que después lo verá la gente?
-Lo que ha sido muy interesante es que las personas, y yo, nos olvidábamos de que había cámaras; creo que no al cien por cien, pero sí, sí, fue como construir en el plató una sala de sesiones y meternos allí de lleno en las emociones de la terapia.
-Todo arrancó en febrero de 2020, ¿cómo ha sido este largo proceso?
-Se inició justo cuando nos confinaron con la pandemia. Habíamos grabado en México el principio de la investigación y luego la pandemia nos dio para pensar el modelo de documental que necesitábamos hacer, y surgió la posibilidad de grabar parejas en vivo en vez de las parejas de la investigación. Si sabes aprovechar las oportunidades, creo que los documentales crecen.
-¿Qué ha sido lo más difícil?
-Lo más difícil quizá ha sido adecuarse al modelo terapéutico para que sea eficaz para las personas con las que estábamos trabajando, que no fuera solo como una ficción. Lo más difícil ha sido que en unas pocas sesiones teníamos que hacer un impacto a las personas porque al final nuestro compromiso era que ellos iban a hacer terapia e iban a tener unos resultados, en una dirección o en otra, y un cambio. Esto es lo más complejo para mí.
-¿Qué espera que aporte la película al público que vaya a verla?
-Yo creo que va a aportar mucho de lo que es la psicología aplicada en la práctica clínica. Va a hacer que la gente pueda ver que la psicología es algo accesible, que es mejor no estar demasiado mal para empezar, porque los resultados son antes, y que la psicología también es una ciencia no exacta, pero es una ciencia humana que se puede investigar y que lo que hacemos los psicólogos tiene un respaldo científico que da seguridad a las personas.
-¿Tenemos que desacomplejarnos para ir a terapia?
-Totalmente. Para ir a terapia solo hay que sentir que tengo algo que no puedo resolver solo y que hay alguien que nos puede ayudar. Tenemos que desacomplejarnos, no tenemos que hacer todo solos. Un coche lo puedes mantener en general, pero tienes que llevarlo al mecánico si se estropea.
-¿Qué salud emocional tiene hoy la sociedad?
-Estamos viendo que la salud emocional es pobre porque desafortunadamente los procesos psicológicos empiezan muy tarde en la vida. En la adolescencia ya vamos un poco tarde, tendríamos que empezar a implementar la salud mental en la etapa temprana de los cero a los seis años. Tenemos una sociedad bastante estresante y bastante dura para las personas, con muchos estímulos. La sociedad va más rápido que la capacidad de nuestro cerebro para aprender a manejar esas experiencias.
-¿Había antes mejor salud mental?
-Tenían otros condicionantes, la vida era más sencilla, había más apoyo de grupo. Ante las dificultades, por ejemplo, la persona que era de un pueblo, pues bueno, era el raro pero era asumido por el resto, vivía allí, y le acompañaban. No era mejor ni peor, pero quizá era una sociedad más solidaria y menos estresante.
-¿En qué nos estamos equivocando?
-En el modelo de sociedad y el modelo de valores. Estamos en una sociedad de consumo donde tenemos muchas cosas y estamos desaprovechando el momento para profundizar en el ser humano. Nos estamos equivocando en eso, que estamos en un buen momento para plantearnos qué tipo de sociedad queremos a nivel humano y no lo estamos haciendo. Cedemos a las necesidades comerciales de una sociedad de consumo, desafortunadamente.
-¿Cree que películas como esta pueden contribuir a romper con eso?
-Se cambia desde abajo y yo no aspiro a cambiar la sociedad, pero sí que aspiro a que las personas con las que trabajo en la consulta y las que vean la película piensen que pueden mejorar un poquito cada día. Y ese poquito cada día, muchos poquitos, es un gran océano de personas en un proceso de cambio, ¿no? Creo que sí que podemos. Un cambio empieza poco a poco.