El arte irrumpe en la serie de Paleoguías de la Fundación Dinópolis

El arte ha irrumpido en la serie de Paleoguías que edita la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis con un número dedicado a la interpretación pictórica que la artista Marta Marco Mallent ha hecho de los yacimientos de icnitas de dinosaurios de El Castellar. Se trata del número cuatro de estas publicaciones breves de carácter educativo y divulgativo en torno a la historia de la vida en la Tierra, y se titula Pintando en los yacimientos paleontológicos de El Castellar.

La Fundación Conjunto Paleontológico recordó este jueves en un comunicado de prensa con motivo de la presentación de esta nueva Paleoguías, que las mismas tienen el objetivo de educar y difundir la paleontología al público general.

En esta ocasión, y en el marco de la temática dedicada al arte y la paleontología, el nuevo número ilustra el trabajo pictórico que Marta Marco Mallent, profesora del Grado en Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigación Focontur (Fósiles Continentales Turolenses-Foco en Turismo), ha realizado a partir de la experiencia vivida por la artista en las excavaciones paleontológicas que la Fundación Dinópolis realiza en El Castellar. En concreto, en los yacimientos de huellas de dinosaurios denominados El Pozo y El Hoyo.

La propia pintora es la autora de esta Paleoguía 04, que ha sido coordinada por el director gerente de la Fundación Dinópolis, Alberto Cobos. La publicación ilustra el trabajo pictórico realizado a partir de la experiencia vivida por la autora en los yacimientos paleontológicos y en su entorno.

La artista relata su experiencia personal a pie de yacimiento, observando al equipo científico de la Fundación Dinópolis y su metodología de trabajo, conociendo el lugar en el que se desarrolla su labor, las herramientas que utiliza y el aspecto físico que adquiere el paisaje intervenido, haciendo especial hincapié en el elemento humano que lo compone.

Todo ello da como resultado una visión singular no extrapolable a la de otros artistas, pues a cada observador-creador le conmueven cosas diferentes, en función de sus intereses, temperamento y voluntad.

En el trabajo, la autora explica las motivaciones de lo que ha sido esta aproximación al arte del paisaje e indica que su visita a los yacimientos la llevó a cabo “con talante de artista, es decir, estudiando en lugar y atendiendo más el sentimiento de lo vivido en él que el análisis objetivo de la realidad circundante”.

En la publicación comenta que esto último hubiese resultado más un trabajo de ilustración científica, cuando no era eso de lo que se trataba, y que las pinturas han sido concebidas en campo abierto “ante un entorno natural y campestre”.

De acuerdo con la concepción que hoy día se tiene del término paisaje, Marco asegura que se trata de un “análisis paisajístico, difícilmente asimilable a un estudio científico”. Admite, no obstante, que ha resultado “inevitable pensar en la relación que siempre hubo entre investigadores, científicos, exploradores y dibujantes en históricas expediciones por el medio natural o en colaboraciones didácticas y divulgativas actuales”.

La autora argumenta que su experiencia como pintora de paisajes le insta preferentemente a la “captación y valoración de la luz, el color y la composición frente a la descripción del acontecimiento, la anécdota o el detalle”. Reconoce en cualquier caso que en esta ocasión le conmovió la figura humana en el contexto de los trabajos paleontológicos.