Delia Tarancón, responsable de Formación de la Asociación de Truficultores de Castilla-La Mancha: "En Castilla-La Mancha si plantas carrascas te recalifican la finca a forestal y no puedes arrancarlas"
"Nuestro principal objetivo es que se considere un cultivo y vean las ventajas que pueden aportar al medio rural"Delia Tarancón es la responsable de Formación y Eventos de la Asociación de Truficultores de Castilla-La Mancha, que aglutina a un total de 66 socios de las provincias de Cuenca y Albacete y de otros lugares cercanos, como Murcia y Alicante. Hace unos días participó en el Curso de Truficultura Práctica de Mora de Rubielos, una formación que ya había realizado con anterioridad y que le resulta muy útil para la gestión de su plantación en Albacete.
-¿Cuándo surgió la Asociación?
-Se creó en el año 2014 como Asociación Micológica, pero en el año 2018 ya pasamos a ser Asociación de Truficultura.
-¿Qué perfil tienen sus socios?
-Contamos con un total de 66 asociados y hay de todo, desde personas con experiencia puesto que tienen plantaciones de trufa ya productivas, hasta otros que han plantado, pero todavía no están recibiendo y también hay quien acaba de poner la planta. Por otro lado tenemos personas del mundo de la micología a los que les interesa el tema.
-¿Cuáles es el principal problema del sector en Castilla-La Mancha?
-Hay zonas de montaña, pero también muchos llanos, sobre todo en Albacete, donde hay grandes superficies de cultivos agrícolas. Yo por ejemplo tengo mi plantación en lo que antes era un viñedo, no hay monte alrededor pero, por el hecho de plantar una carrasca, que es lo que más utilizamos aquí para la trufa, corres el riesgo de que te recalifiquen tus terrenos y cambien el epígrafe a forestal, lo que supone que no puedes disponer de tu finca como consideras, no puedes podar o arrancar en el caso de que no funcione y no produzcan.
-¿No se considera la trufa como un cultivo?
-Desconocen completamente que es un cultivo y no hemos hecho, y me incluyo, lo suficiente para mostrar los beneficios que tiene en la sociedad rural.
-¿A qué más afecta que no se considere un cultivo?
-Los jóvenes agricultores tienen ayuda para las plantaciones que hacen, pero para la trufa, no. Los que tenemos carrascas somos los locos, que vamos haciendo poco a poco y como podemos, porque no hay tradición de cultivo y, aunque silvestre sí había, no tenemos a quién recurrir para solucionar ciertas dudas.
Valoración
-Sorprende que no valoren lo que la trufa puede aportar al medio rural cuando muchos de los actuales truficultores de Teruel en el pasado siglo arrendaban montes truferos de lugares como Cuenca o Guadalajara.
-Supongo que sí, pero es que en Teruel no tenéis posibilidad de poner otros cultivos por las extensiones, son pequeños campos, mientras que aquí tenemos grandes extensiones y es esa situación la que te va llevando por un camino determinado. Sin embargo, hay que extender el cultivo de la trufa y hacer marca España con ella, no es lo mismo aprenderte la marca Teruel, Sarrión, Cuenca o Soria. La mayoría de la trufa que se comercializa en Francia es española, concretamente de Teruel, y cada uno tiene que defender su terreno, pero no tenemos que dejar al resto detrás, porque si no corremos el peligro de hacer como los franceses. Teruel desde luego es un ejemplo a seguir, sin Teruel estaríamos perdidísimos, pero no toda la trufa española es de Teruel.
-¿Cuántas hectáreas tienen plantadas?
-No tenemos datos oficiales, sólo un recuento que hicimos entre nuestros asociados y que puede no corresponderse con la realidad, porque la gente tiene miedo a que les cambien la calificación a forestal y, si no funciona la plantación, no se puede hacer nada con ello. Estimamos que hay unas cien hectáreas, pero es un número totalmente aleatorio porque no hay un censo real, al menos no en Cuenca y Albacete.
-¿Están en contacto con otras asociaciones?
-Nuestra asociación es pequeña, nueva e inexperta, funcionamos a ratos libres y con voluntarios y organizamos algunas cosas. Este año hicimos una jornada gastronómica sobre trufa para dar a conocer el producto a los alcaldes de la zona de Albacete. También buscamos dar la mayor formación posible a los socios.
-¿Tienen problemas con el Leiodes cinnamomeus?
-Tenemos escarabajo, va totalmente asociado a la trufa, pero como nuestras plantaciones no son extensas no es un problema tan grande como en otras zonas con cultivos más intensivos.
-El uso de aromas que no tienen que ver con la trufa es un grave problema para el sector. ¿Cómo cree que le afecta?
-Es una problemática generalizada y generar un gran problema, además de que son indigestos y malos para la salud. Lejos de ayudar a promocionar la trufa lo que hace es quitarnos posibles consumidores porque sienta fatal, además es que está malo.
-¿Qué objetivos se marcan a corto plazo?
-Lo principal para nosotros es que nos dejen gestionar nuestro terreno como queremos. También seguir formando a nuestros socios, porque además no tenemos acceso a expertos cercanos y tenemos que traer ponentes de fuera. La formación es indispensable para los truficultores, también queremos hacer una campaña de difusión del producto, en España apenas se consume y se están perdiendo un manjar, hay que quitar ese handicap de que la trufa es cara, porque nadie se come un kilo.