Cristina Rubio, responsable de Patrimonio de la Fundación Ibercaja: ’“Las vanguardias hicieron que grandes pintores del XIX fueran condenados al olvido”
Comisaria de la exposición de acuarelas de Bernardino Montañés sobre PompeyaCristina Rubio es subdirectora del Museo Goya Colección Ibercaja de Zaragoza, responsable de Patrimonio de la Fundación Ibercaja y comisaria de la exposición Bernardino Montañés. Álbum de Pompeya, una muestra de 71 dibujos y acuarelas que el artista aragonés plasmó en 1849 durante una visita al yacimiento arqueológico de Pompeya y Herculano. Tras visitar Barcelona y Guadalajara, la muestra ha podido verse expuesta al público por primera vez en Aragón en la Escuela de Arte de Teruel.
- El valor documental de las acuarelas de Montañés es y fue evidente para los arqueólogos, ya que recogió piezas y pinturas que podían verse en el yacimiento de Pompeya mediado el siglo XIX pero que no se conservan hoy en día...
- Desde luego que lo es, pero hay que tener en cuenta que Bernardino Montañés no realizó esa colección con la intención de que lo fuera, de que sirviera a los estudiosos para analizar los restos romanos. Montañés lo que quería cuando visitó Pompeya era practicar, aprender y conocer la cultura de la antigüedad. Él no era un documentalista o un arquitecto que levantara planos, sino un artista atraído por la belleza de lo que se encontró allí. Pero con el tiempo es verdad que sus acuarelas fueron usadas como testimonio documental, porque con los años algunas de las piezas o de las pinturas que él plasmó fueron desapareciendo por culpa de la desidia humana. Muchos de los restos de Pompeya estaban a la intemperie y en los siglos XVIII y XIX no existía la misma sensibilidad para la conservación artística y arqueológica que existe hoy. En ese sentido quizá Joaquín de Alcubierre, el zaragozano que excavó la ciudad de Pompeya en 1748 y sacó a la luz sus restos, lo hizo demasiado pronto.
- ¿Por qué Bernardino Montañes fue precisamente a Pompeya para pintar?
- La ciudad de Nápoles y sus alrededores siempre ha sido muy evocada por los artistas. Dickens, Benito Pérez Galdós, Goethe... el propio escritor alemán dijo que había que ver esa ciudad antes de morir. Tanto Nápoles como el descubrimiento de un hallazgo como el de Pompeya eran asuntos muy sugestivos para el artista de época romántica. Y como Bernardino Montañés estaba entonces pensionado por la Diputación de Zaragoza en la Escuela de Roma, aprovechó su estancia en la capital de Italia para viajar a Herculano y Pompeya.
- Algunas de las pinturas que realizó Montañés, que reflejan hombres y mujeres desnudos como eran representados por los romanos, aparecen ahora vestidos pulcramente. ¿Fueron repintadas con posterioridad o el artista aragonés las copió añadiendo la ropa?
- Se cree que fueron repintadas con posterioridad por el propio Bernardino Montañés, y pensamos que lo hizo para no ofender a su maestro Federico Madrazo, a quien quiso regalar el álbum de acuarelas en 1867, encuadernado por él mismo, y que era un hombre poderoso, muy influyente y muy católico. Hay que entender que la moral religiosa del siglo XIX no era la misma que la actual. Y aunque no se han hecho estudios que demuestren sin lugar a dudas que esas acuarelas fueron modificadas después de ser pintadas, creemos que fue así porque existen pintores coetáneos de Montañés que atestiguan la minuciosidad y la verosimilitud de las reproducciones del pintor. Por eso sorprende mucho que una recreación de Montañés recogiera originalmente una modificación tan evidente.
- ¿Por qué usaba acuarela para tomar apuntes viajeros, siendo una técnica que apenas tolera errores?
- La acuarela era la única técnica que podía usar Montañés para transportar el álbum, los pigmentos y los utensilios. Sería impensable desplazarte por ahí con todo lo que se necesita para pintar al óleo, por ejemplo, que además tarda muchísimo en secarse. En la actualidad los pintores que viajan por ahí toman sus apuntes del natural con lápiz, carboncillo o siguen haciéndolo con acuarela. También pueden utilizar rotuladores de colores, por ejemplo, pero en 1849 no se estilaban demasiado...
- Llama la atención la minuciosidad de algunos dibujos de Montañés, por su tamaño y filigranas. Parece imposible pintar eso con acuarela.
- Montañés era un grandísimo dibujante y utilizaban con mucha pericia el carboncillo o la acuarela. Y eso que cuando pintó en Pompeya era un joven artista de 24 años, que todavía aprendería muchísimo.
- Al contrario del tópico, Bernardino Montañés disfrutó del éxito como pintor en vida, pero tras su muerte fue prácticamente relegado al olvido.
- Pero es que eso les ha pasado a muchos grandes pintores del XIX. Era un tipo de pintura muy academicista que dejó de gustar en cuanto llegaron las vanguardias. El mercado del arte se dejó influir mucho por estas y buscó cosas nuevas, olvidándose de los autores románticos. También le pasó a Pradilla, a Mariano Barbasán, y a otros muchos pintores del XIX. Y uno de los objetivos que persigue Fundación Ibercaja es precisamente recuperar el reconocimiento que merecen muchos de estos artistas. Por eso para nosotros es vital difundir este patrimonio, y que viaje a Guadalajara, a Teruel, y a cuantos más lugares mejor.