Cristina Mallor Giménez, responsable del Banco de Germoplasma Hortícola del CITA: “El interés por el cultivo de variedades locales ha crecido en los últimos años”
El CIBR de Teruel ofrece a los hortelanos semillas de doce cultivos procedentes de 19 localidades de la provinciaLa investigadora de la unidad de Hortofruticultura y responsable del Banco de Germoplasma Hortícola del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), Cristina Mallor, anima a los hortelanos a hacer uso del nuevo Banco de Semillas puesto en marcha en el Centro de Innovación en Bioeconomía Rural (CIBR) de Teruel con el objetivo de recuperar el cultivo de variedades tradicionales de la provincia.
El banco se ha creado a partir de semillas conservadas en el CITA con variedades locales pertenecientes a 12 cultivos (acelga, borraja, col, pimiento, garbanzo, melón, calabaza, calabacín, zanahoria, perejil, tomate y maíz) procedentes de 19 localidades turolenses (Alcañiz, Alcorisa, Allueva, Beceite, Berge, Calaceite, Cantavieja, Cucalón, Escucha, Gea de Albarracín, Híjar, La Cerollera, La Codoñera, La Iglesuela del Cid, La Portellada, Más de las Matas, Mora de Rubielos, Olba y Valbona).
-¿En qué consiste este nuevo Banco de Semillas?
-El CITA dispone en sus instalaciones de la localidad zaragozana de Montañana de un Banco de Germoplasma Hortícola en el que se conservan semillas de todo el territorio nacional desde 1981. Disponemos de una colección de 17.000 muestras, 2.000 de ellas aragonesas. Ahora, en el marco del proyecto HortalizaTE financiado con el Fondo de Inversiones de Teruel (Fite) hemos puesto en marcha este Banco de Semillas con aquellas de las que teníamos una cantidad suficiente como para duplicar la colección y llevarla al CIBR en Teruel.
-¿Cuál es el objetivo de este proyecto?
-El objetivo dar a conocer esta colección y acercarla a los hortelanos de Teruel para que puedan tener un acceso más cercano a estas variedades locales dado que muchas se han dejado de cultivar. Queremos que estas variedades se vuelvan a cultivar en su zona de origen.
-¿Y qué les piden a cambio a los hortelanos?
-Con el fin de mejorar la información asociada a estas variedades, a los hortelanos se les solicita que, tras su cultivo, indiquen al CITA cómo se han comportado las distintas variedades según su experiencia. Además, los hortelanos que quieran colaborar con el banco cediendo semillas de sus propias variedades locales también están invitados a hacerlo.
-¿Qué tienen que hacer para acceder a las semillas?
-Las solicitudes de semillas se atenderán en base a un Acuerdo de Transferencia de Material y se pueden tramitar durante el próximo mes de julio a través del técnico del proyecto, José Antonio Fras, en el siguiente correo electrónico jafras@cita-aragon.es. Las variedades disponibles se pueden consultar en la página web www.cita-aragon.es. Y los hortelanos que quieran ceder sus semillas también pueden contactar con el CITA en el correo electrónico citado.
-¿Qué criterio han utilizado para seleccionar esas 40 variedades?
-Hemos escogido aquellas de las que teníamos más cantidad de semillas para tener la colección duplicada. Hay cultivos, como el tomate, que son más sencillos de multiplicar que, por ejemplo, las judías.
-¿Hay un interés creciente por la horticultura?
-Sí, y sobre todo por el cultivo de variedades locales. En los últimos 5 o 6 años, han crecido mucho las peticiones que nos llegan al Banco de Germoplasma Hortícola desde todo el territorio nacional e incluso desde el extranjero. El Banco atiende solicitudes para investigación, mejora genética y conservación sostenible.
-El nuevo Banco de Semillas, ¿se enmarca en este último supuesto?
-Efectivamente. El objetivo es reproducirlas y multiplicarlas para disponer de semillas propias, a diferencia de las variedades comerciales que adquirimos en un vivero, por ejemplo.
-De las 40 referencias que ofrecen, ¿cuántas se cultivan todavía?
-Algunas se cultivan y otras no. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que, a lo largo del siglo pasado, se ha perdido alrededor de las tres cuartas partes de la diversidad genética de los cultivos agrícolas. Y por lo que nosotros hemos comprobado, también en el campo turolense se mantiene aproximadamente un 30% de estas variedades. Hemos cultivado algunas de ellas en parcelas experimentales en Zaragoza, pero ahora queremos verlas en sus lugares de origen.
En paralelo, tenemos el proyecto Embajadores de la Biodiversidad con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia e Innovación, que también tiene como objetivo recuperar y estudiar la siembra de semillas en Aragón que por diferentes razones se han dejado de cultivar en sus lugares de origen. Nuestro objetivo con este nuevo banco es llegar a más gente y, en función del interés que despierten, llevar a cabo proyectos específicos para algunas variedades como el realizado con la judía blanca de Muniesa.
-¿En qué punto esta ese proyecto?
-Se han llevado a cabo los primeros ensayos encaminados a conocer el potencial de esta legumbre de cara a la comercialización.
-Desde el CITA, siempre han destacado la gran biodiversidad hortícola de la provincia de Teruel...
-Hay una gran variabilidad por la dispersión de sus núcleos rurales y su diversidad agroclimática. Las diferencias en altitud, clima y suelo hacen que, cuando una variedad se cultiva de manera continua, se produzcan unos genes de adaptación a la zona y se crean diferencias entre unas y otras. Y aunque una variedad proceda de una zona, podemos probar a cultivarla en otra y ver qué sucede. ¡Puede que nos llevemos una sorpresa!