Concha Gaudó inauguró este jueves en Teruel la exposición ‘100 años de WILPF’
Concha Gaudó, comisaria de la exposición '100 años de WILPF': “En este momento es más necesario que nunca trabajar por la paz y ayudar a las víctimas”
“En plena Primera Guerra Mundial, 1.500 mujeres recorrieron el mundo para pedir el alto al fuego”
Concha Gaudó inauguró este jueves en Teruel la exposición 100 años de WILPF (Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad) -organizada por Acción Solidaria Aragonesa y que se puede visitar hasta el 25 de abril en el centro sociocultural San Julián- e impartió una charla para dar a conocer la trayectoria de esta asociación, como comisaria de la muestra y miembro de la Junta directiva de WILFP.
-¿Cómo surge esta exposición sobre WILFP?
-La exposición trata de dar a conocer todo el trabajo que durante 100 años ha hecho la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. Es una organización muy antigua, pero quizá muy desconocida todavía en España, a pesar de que existió en España en los años 20 y 30. Después, la historia la interrumpió y hemos tardado unos años a volvernos a reunir, en 2011 se refunda de manos de una turolense, Carmen Magallón. En 2015 la organización celebraba el centenario con una reunión internacional también en La Haya, el lugar donde se creó, y para difundir la organización creamos la exposición. Al principio iba a ser una cosa más modesta, luego ha sido una cosa más amplia y la verdad es que estamos muy contentas y muy satisfechas.
-En estos momentos con tantos conflictos, ¿la asociación tiene más vigencia?
-El momento álgido de las guerras es un momento malo para las organizaciones por la paz. Las organizaciones por la paz normalmente trabajan antes, tratamos de ser preventivas. De cualquier manera, seguimos trabajando en época de guerra. Nuestra organización nació en plena Guerra Mundial. En este momento es más necesario que nunca y se está trabajando de forma discreta, pero activamente por ayudar a las víctimas que son quienes sufren las guerras y ayudar a las personas que quieren salir del ámbito de la guerra y conseguir que se callen las armas y hable la palabra.
-Las mujeres muchas veces en los conflictos armados son las que más sufren la violencia.
-Estamos viendo que tal como se hacen ahora las guerras, quien sufre la guerra es la población civil. Ya no hay guerras de trincheras, sino todo lo contrario. Estamos viendo con horror cómo la población civil más necesitada, es la que está más perjudicada, estoy pensando en los hospitales, por ejemplo. Dentro de la población civil, las mujeres, sufren todo tipo de violencia. Se habla mucho de que las mujeres estamos más predispuestas hacia la paz. En realidad esto no es cierto. Hay mujeres que son pacifistas, hay mujeres que no lo son. Bertha von Sunder, la primera mujer que recibió el Nobel de la Paz, en 1905, decía que ella conocía mujeres de todo tipo y que las mujeres que optaban por rechazar la violencia, eran aquellas que podían reflexionar cómo querían vivir, cuáles eran los modos de vida más adecuados con los derechos y aquellas mujeres que optaban por eliminar en el conflicto la violencia y elegir la no violencia como forma de resolución de conflictos.
-¿Qué destaca de la trayectoria de WILFP?
-En primer lugar, la primera acción: en plena Primera Guerra Mundial, se reúnen casi 1.500 mujeres en La Haya de países beligerantes y no beligerantes y deciden recorrer el mundo para hablar con todos los dirigentes políticos y pedir el alto al fuego. Es una acción que me parece de una energía, casi una osadía, una valentía y una responsabilidad que nos marca para las acciones futuras. Destacaría la implicación de la organización en los organismos supranacionales, tanto la Sociedad de Naciones,en el período de Entreguerras, como en las Naciones Unidas, después de la Segunda Guerra Mundial.
-¿En qué trabaja actualmente esta organización?
-Actualmente se está trabajando, entre otras muchas cosas, la transformación de la mentalidad, el cambio de la manera de pensar. Llevamos muchos siglos de historia creyendo que la guerra, si no es necesaria, sí al menos es inevitable, nosotros queremos que esta mentalidad cambie y decimos no. Lo que todo el mundo ansía precisamente es la paz, por lo tanto, vamos por el camino de la paz. En este sentido, se trabaja mucho en seminarios, durante mucho tiempo en cursos de verano y ahora estamos trabajando en muchísimos centros educativos de todos los niveles, desde los niveles primarios hasta la universidad, en la difusión de la cultura de paz.
-También plantea la abolición de las armas.
-Es una utopía, sí, pero se han ido consiguiendo leyes que han ido limitando y controlando las formas de armamento, el comercio de armas. Tenemos en la mano, aprobado por las Naciones Unidas, la prohibición de las armas nucleares, un tratado que ya es vigente, esa es una vía en la que podemos avanzar. Hoy tenemos otra amenaza tan horrible como la de la bomba atómica, que son los killer robots, la aplicación de la inteligencia artificial al armamento. Creo que hay que prestarle tanta o más atención que a la bomba atómica. Y últimamente tenemos un compromiso muy serio con todo lo que es la situación supranacional del planeta, lo que me gusta llamar la paz con el planeta, que sería abordar el tema de la ecología directamente como tal, es también una violencia hacia nosotros mismos y hacia las futuras generaciones que tenemos que contemplar.
-¿Cómo surge esta exposición sobre WILFP?
-La exposición trata de dar a conocer todo el trabajo que durante 100 años ha hecho la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. Es una organización muy antigua, pero quizá muy desconocida todavía en España, a pesar de que existió en España en los años 20 y 30. Después, la historia la interrumpió y hemos tardado unos años a volvernos a reunir, en 2011 se refunda de manos de una turolense, Carmen Magallón. En 2015 la organización celebraba el centenario con una reunión internacional también en La Haya, el lugar donde se creó, y para difundir la organización creamos la exposición. Al principio iba a ser una cosa más modesta, luego ha sido una cosa más amplia y la verdad es que estamos muy contentas y muy satisfechas.
-En estos momentos con tantos conflictos, ¿la asociación tiene más vigencia?
-El momento álgido de las guerras es un momento malo para las organizaciones por la paz. Las organizaciones por la paz normalmente trabajan antes, tratamos de ser preventivas. De cualquier manera, seguimos trabajando en época de guerra. Nuestra organización nació en plena Guerra Mundial. En este momento es más necesario que nunca y se está trabajando de forma discreta, pero activamente por ayudar a las víctimas que son quienes sufren las guerras y ayudar a las personas que quieren salir del ámbito de la guerra y conseguir que se callen las armas y hable la palabra.
-Las mujeres muchas veces en los conflictos armados son las que más sufren la violencia.
-Estamos viendo que tal como se hacen ahora las guerras, quien sufre la guerra es la población civil. Ya no hay guerras de trincheras, sino todo lo contrario. Estamos viendo con horror cómo la población civil más necesitada, es la que está más perjudicada, estoy pensando en los hospitales, por ejemplo. Dentro de la población civil, las mujeres, sufren todo tipo de violencia. Se habla mucho de que las mujeres estamos más predispuestas hacia la paz. En realidad esto no es cierto. Hay mujeres que son pacifistas, hay mujeres que no lo son. Bertha von Sunder, la primera mujer que recibió el Nobel de la Paz, en 1905, decía que ella conocía mujeres de todo tipo y que las mujeres que optaban por rechazar la violencia, eran aquellas que podían reflexionar cómo querían vivir, cuáles eran los modos de vida más adecuados con los derechos y aquellas mujeres que optaban por eliminar en el conflicto la violencia y elegir la no violencia como forma de resolución de conflictos.
-¿Qué destaca de la trayectoria de WILFP?
-En primer lugar, la primera acción: en plena Primera Guerra Mundial, se reúnen casi 1.500 mujeres en La Haya de países beligerantes y no beligerantes y deciden recorrer el mundo para hablar con todos los dirigentes políticos y pedir el alto al fuego. Es una acción que me parece de una energía, casi una osadía, una valentía y una responsabilidad que nos marca para las acciones futuras. Destacaría la implicación de la organización en los organismos supranacionales, tanto la Sociedad de Naciones,en el período de Entreguerras, como en las Naciones Unidas, después de la Segunda Guerra Mundial.
-¿En qué trabaja actualmente esta organización?
-Actualmente se está trabajando, entre otras muchas cosas, la transformación de la mentalidad, el cambio de la manera de pensar. Llevamos muchos siglos de historia creyendo que la guerra, si no es necesaria, sí al menos es inevitable, nosotros queremos que esta mentalidad cambie y decimos no. Lo que todo el mundo ansía precisamente es la paz, por lo tanto, vamos por el camino de la paz. En este sentido, se trabaja mucho en seminarios, durante mucho tiempo en cursos de verano y ahora estamos trabajando en muchísimos centros educativos de todos los niveles, desde los niveles primarios hasta la universidad, en la difusión de la cultura de paz.
-También plantea la abolición de las armas.
-Es una utopía, sí, pero se han ido consiguiendo leyes que han ido limitando y controlando las formas de armamento, el comercio de armas. Tenemos en la mano, aprobado por las Naciones Unidas, la prohibición de las armas nucleares, un tratado que ya es vigente, esa es una vía en la que podemos avanzar. Hoy tenemos otra amenaza tan horrible como la de la bomba atómica, que son los killer robots, la aplicación de la inteligencia artificial al armamento. Creo que hay que prestarle tanta o más atención que a la bomba atómica. Y últimamente tenemos un compromiso muy serio con todo lo que es la situación supranacional del planeta, lo que me gusta llamar la paz con el planeta, que sería abordar el tema de la ecología directamente como tal, es también una violencia hacia nosotros mismos y hacia las futuras generaciones que tenemos que contemplar.