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Caterina Burgos, artista y grabadora: Caterina Burgos, artista y grabadora:
Caterina Burgos trabajando en su estudio

Caterina Burgos, artista y grabadora: "Me gusta que las obras sean únicas, que no haya copias por ahí, incluso desde el grabado"

La turolense es autora de 'Praecepta amoris', una de las obras de la Caja de Arte de la Fundación Amantes
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Caterina Burgos es uno de los nombres propios del arte turolense. La grabadora ha conseguido premios nacionales como el de la Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid en 2003, y actualmente simultanea la actividad creativa con las clases de pintura en el espacio El Taller de Teruel, junto a Fernando Torrent. Es autora además de Praecepta amoris, una de las obras incluidas en la Caja de Arte de la Fundación Amantes de Teruel.

-¿A qué responde ‘Praecepta amoris’?
-Toda la obra que estoy desarrollando actualmente proviene de la revisión de varias series anteriores de grabado. La primera de ellas fue Infancia, sobre 1993, que hice cuando acabé Bellas Artes. Acababa de tener a mi hija y lo más cercano que tenía era ella y las sombras y volúmenes de su habitación. Hasta entonces utilizaba el color, pero en esa serie encontré la expresividad del blanco y negor. Después llegó Máquinas Inventadas (1997), una serie inspirada en Remedios Baro, que fue la gran oculta del surrealismo, y luego apareció Mujeres Escalera (2001), que nació con el objetivo de representar esos peldaños que las mujeres hemos tenido que superar continuamente, y con la que gané el Premio Nacional de Grabado de na Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid, que para mí fue una gran alegría. De la revisión de estas obras anteriores ha surgido Aeiou, el proyecto que comencé hace como seis años y en el que trabajo actualmente. Se trata de una serie muy visceral, basada en romper los grabados y, a partir de sus fragmentos, reconstruir otra obra con técnica de collage.

-¿Los rompe? ¿Destruye las copias?
-De entrada a mi me gusta la obra única, incluso en el grabado. No me gusta que haya veinticinco copias de cada grabado por ahí. Así que hago copias únicas de cada grabado, sencillamente porque así se rompe el academicismo. Y cuando están hechos, rompo los grabados y con los pedazos del papel creo otra obra, como la que se ha distribuido en la Caja de Arte de la Fundación Amantes de Teruel.

Acto de rebeldía

-¿Romper una obra para construir otra es algo así como un acto de rebeldía?
-No, no necesariamente. No es que me enfade, sino que busco hacer cosas nuevas, que rompan con el academicismo y con lo más convencional. Mi lenguaje siempre ha ido hacia la obra calcográfica, me encantan las líneas y también las texturas. Es como querer ir un poco más allá de una simple imagen figurativa. Romper formatos, hacer cosas más grandes y menos habituales, convertir el arte en algo más visceral o quedarme con pequeñas partes con el que reconstruyo un todo es algo que me gusta por lo que tiene de sutil. Además cuando realizo un collage con esos trocitos de grabados rotos, sé perfectamente a qué grabado pertenece cada trocito, a qué serie, en qué momento me encontraba cuando lo realicé... Tiene una significación para mí muy especial y significativo, que en este caso es imposible expresar al espectador.

-En la fórmula textual, ¿porque opta por el ‘aeiou’ y no por un mensaje más complejo o más figurativo?
-Para mi el aeiou significa regresar a la habitación de Virginia (hija de Caterina) donde me inspiré para hacer grabados en 1994 y 1995. Representa un regreso a la infancia, los primeros pasos que te preparan para un proceso tan profundo y complejo como la lectura y el acceso al conocimiento. Realmente no hay mucho texto, pero cuando lo escribo, cuando lo enlazo los aeiou es como si me transportara y el tiempo se detuviera. Me siento como esos monjes escribas que pasaban horas y horas escribiendo.

-Una sensación que estamos perdiendo...
-Y creo que es una pena, porque la sensación de escribir, el sonido del bolígrafo o el lápiz sobre el papel, provoca una sensación de calma y de bienestar muy especial.

-¿Utiliza materiales muy peculiares para plantear su obra, a caballo entre el grabado y el collage?
-Utilizo un papel de grabado de la marca SuperAlfa, básicamente porque es la marca con la que empecé a trabajar y siempre me ha gustado utilizarla, porque me gusta y la conozco bien. Es un papel que cuando lo rasgas te da una rebarba característica, y que es un poco crudo. Y la escritura con un simple rotulador fino.

-La Caja de Arte de la Fundación Amantes de Teruel reproduce copias de ese collage, y como tal pierde una parte del original, que son las texturas de las piezas que lo forman.
-Sí, eso es verdad y es irremediable. Por eso pensé en llevar, a la presentación de la obra en la Fundación, algunos de los originales y guantes para todo el mundo, para que pudieran tocarlos y percibir esas texturas con las manos, ya que forman parte de las piezas.

-¿A qué hace referencia ‘Praecepta Amoris’, el título de la obra?
-Preacepta tiene tres acepciones. Dentro del ámbito jurídico del derecho romano significa vivir honestamente, no dañar a otros, y dar a cada uno lo suyo. Me parecieron tres símbolos muy importantes que tienen que ver con el amor, tres principios estoicos que deberían ser fundamentales en el ser humano.

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