Amparo Martínez y José Ignacio Calvo, comisarios de la exposición "Goya y Buñuel, los sueños de la razón": “Goya no es el autor que más influye en Buñuel, pero forma parte de su imaginario”
Amparo Martínez y José Ignacio Calvo conocen como pocos la obra de Buñuel y de Goya, respectivamente. Ambos han trabajado codo con codo para construir Goya y Buñuel, los sueños de la razón, una exposición que pone de manifiesto las conexiones creativas entre los dos grandes genios aragoneses, que actualmente se encuentra en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
- ¿Hasta qué punto era necesaria la exposición Goya y Buñuel, los sueños de la razón para dar a conocer entre el público los paralelismos que existieron entre los dos aragoneses?
- J.I.C: Hay que partir de una base, y es que se han puesto de manifiesto estos paralelismos porque son los máximos exponentes de creación aragonesa. Partiendo de ese principio merecía la pena reflexionar si se podían confrontar el uno con el otro. Y, efectivamente, se puede y la confrontación da mucho de sí.
- ¿Y cuáles son esos paralelismos entre la obra de ambos, teniendo en cuenta que están separados por siglo y medio?
- A. M. Nosotros mismos nos hemos sorprendido porque había que romper con un tópico que incluso se alimentó en la época de Buñuel, cuando se le comparaba frecuentemente con Goya, a lo que él se resistía, por aquello de ser aragoneses, sordos y afrancesados. Pero del análisis surge que hay incluso más conexiones de las que habíamos previsto encontrar, que tienen que ver con su actividad como creadores. Nos encontramos cuatro elementos fundamentales en torno a los cuales hemos construido el discurso de la exposición: el de la curiosidad y el continuo deseo por aprender que les impulsó a buscar la novedad o indagar nuevas formas de expresión; el de no buscar complacer al espectador y tener siempre un talante crítico, uno desde la Ilustración y otro desde las Vanguardias. Pero cuidado. No para desarmar al ser humano, que está siempre en el centro de su creación, sino para situarlo en su realidad.
- Este elemento tiene que ver con el tercer eje, que es de la subversión en libertad...
- A. M.: Es un desarrollo de él. Ambos dan una importancia capital a la libertad, como concepto abstracto, pero también como instrumento creativo, para desde esa libertad romper con su obra las iconografías y los modos de representación. Y la libertad nos conduce al otro elemento, al cuarto, que es la importancia que dan a mirarse hacia el interior, a lo que ocurre dentro del individuo. Aquí el tópico de la sordera juega a favor de los dos, ya que un sordo ve la realidad sin escucharla, por lo que lee a otros niveles que el resto de la gente. Ese mirar hacia dentro tiene que ver con la fantasia, la imaginación y el sueño lo comparten los dos.
- Esos son conceptos teóricos. ¿Pero se advierten también coincidencias en la obra de Buñuel respecto la de Goya en lo estético?
- A. M.: Sí. En otra de las salas de la exposición, que hemos titulado Convergencias, se ponen de manifiesto paralelismo gráficos, algunos muy evidentes, de planos y escenas que el cineasta tomó directamente del pintor.
- ¿Cómo es que Buñuel rehuyó ser comparado con Goya y, sin embargo, tomó prestadas ideas y hasta obras suyas para reflejarlas en el cine?
- Supongo que una cosa no quita la otra. Pero hay referencias iconográficas muy claras. El fantasma de la libertad es la más evidente, y de hecho Buñuel, en su guion, subraya que ha de aparecer el cuadro Los fusilamientos del 3 de mayo. En Nazarín cita Los desastres de la guerra, en concreto el grabado Madre infeliz; o en Viridiana con algunos de los Caprichos. Son evocaciones iconográficas pero en esto hemos querido ser muy honestos. Goya no es el autor que más influye en Buñuel, pero sí que forma parte de su construcción como artista, igual que Cervantes, Pérez Galdós o Dalí, aunque no siempre lo quiera reconocer.
- ¿Por qué se eligió el Lázaro Galdiano para acoger la exposición?
- J. I. C.: Esa fue decisión del Gobierno de Aragón. El equipo de gobierno estaba muy interesado en hacer una exposición sobre Goya y Buñuel, con el objetivo de promocionarlo fuera de nuestra Comunidad porque ven que Aragón tiene que tener golpes de presencia en Madrid, en este caso cultural. Ibercaja coincidió en eso, y a partir de ahí se hizo la exposición y se buscó una sala apropiada, que resultó ser la del Lázaro Galdiano.
- ¿Qué acogida está teniendo a tenor de lo que les dicen?
- J. I. C.: No es que estemos mucho al tanto, pero por lo que nos cuentan tiene un público bastante habitual que se mantiene. Y lo más importante es que no es un público aragonés, que era de lo que se trataba.
- La exposición visitará Calanda, todavía no está claro si en primavera o en septiembre, pero por desgracia no viajarán todas las obras originales que pueden verse en el Lázaro Galdiano...
- A. M.: Hay un tema muy delicado que son los préstamos entre todos los museos cuya obra se expone. Desde el punto de vista tanto de la seguridad, como de la conservación o de los plazos de tiempo no es fácil.
- J. I. C.: Hay una política de préstamos en los museos que tiene en cuenta que las obras se fatigan. Y según qué obras, si tienen un papel destacado en el espacio original que ocupan, como el caso del autorretrato del Museo de Goya de Zaragoza, no pueden prescindir durante mucho tiempo de ella.