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Alicia Rando, violinista turolense: “Nueva York se ama o se odia... yo soy de las que la aman,  pero Teruel me recarga de vida” Alicia Rando, violinista turolense: “Nueva York se ama o se odia... yo soy de las que la aman,  pero Teruel me recarga de vida”
Alicia Rando, en el balcón del Ayuntamiento de Teruel. P. F.

Alicia Rando, violinista turolense: “Nueva York se ama o se odia... yo soy de las que la aman, pero Teruel me recarga de vida”

La turolense Alicia Rando será solista en el primer concierto que ofrece la Sinfónica CSMA en la provincia
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La violinista turolense Alicia Rando se ha tomado unas pequeñas vacaciones de su actividad como intérprete y profesora en Nueva York, y aprovecha su estancia en España para acompañar a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón en la apertura de su programación anual. Ayer tocó en Zaragoza y mañana domingo lo hará en el auditorio de San Julián (17 horas).

-Ayer volvió a tocar en Zaragoza junto a la Sinfónica del Conservatorio Superior de Aragón y el domingo repite en Teruel, en el Auditorio de San Julián a las 17 horas. ¿Cual es su relación con esta formación?

-Recibí una llamada de su director, César Peris, invitándome al concierto inaugural de un programa de 28 recitales, y yo acepté con muchísima ilusión. El CSMA es mi alma mater, donde aprendí durante cuatro años, y volver a estar con ellos es un honor. Por tocar con ellos pero también por ver como ha evolucionado y conocer a la nueva generación de estudiantes... yo formé parte de eso y es muy ilusionante regresar.

-¿Usted será concertino en el concierto de Teruel?

-Actuaré como solista en el Concierto en mi menor de Mendelssohn, y además la Sinfónica interpretará Las Híbridas de Mendelssohn y From the new world de Dvorak, pero en esos temas yo no tocaré.

-Hábleme de ese ‘Concierto en mi menor’.

-Es una de las músicas más tocadas y valoradas por los violinistas. Yo lo toqué cuando era pequeña y me ilusiona repetirlo, porque es precioso y evoca muchísimos sentimientos y recuerdos, desde el principio, desde que empieza el violín solista cuando se abre el primer tema. Lo fantástico de la música es que es la mejor forma de expresar sentimientos y evocar recuerdos, tiene la capacidad de llegar a la raíz de cada persona.

-Lleva unos cuantos años afincada en Nueva York... ¿Se ha adaptado bien a la vida en la Gran Manzana?

-Vine en 2018 para estudiar en la Manhattan School of Music y allí me he quedado. El primer choque que sufres es impactante, pero una vez te adaptas esta ciudad es increíble. Nunca duerme, en el ámbito de la música siempre hay conciertos y proyectos interesantes. Su oferta es inabarcable. También es verdad que es una ciudad estresante que te va drenando poco a poco la energía, porque todo va rápido, demasiado rápido. He hablado con muchos compañeros de estudios y estamos de acuerdo en que o amas Nueva York o la odias . Yo soy de las que la aman, pero volver de vez en cuando a España y a Teruel y recuperar la calma me carga de vida.

-Entre otras cosas usted es Artista en Residencia de la International Academy for Art and Cultural Studies. ¿Qué supone ese trabajo?

-Es una ONG centrada en la diplomacia cultural, la música y las artes. Colaboramos con ONUART, que es la agencia de las Naciones Unidas que se encarga de la promoción artística, y nos dedicamos a poner en marcha programas de cooperación internacional en ese ámbito. Yo soy la artista en residencia, y como tal doy consejo en temas relacionados con la música y represento a la organización como intérprete. Hace dos semanas estuve en China, donde estamos firmando una serie de convenios, y estuve tocando allí.

-Hace unos años confesó que Nueva York le estaba abriendo la mente a nuevos estilos musicales... ¿sigue en ello?

-En España la educación musical está muy orientada al repertorio clásico y en EEUU hay otras influencias, del jazz o del teatro musical, que yo empecé a tener cuando llegué aquí. Te abre nuevos horizontes, sí, pero aunque personalmente he probado el jazz como intérprete, honestamente tengo que decir que me encanta, pero soy una músico clásica.

-¿Es verdad eso de que es tan difícil que un músico de jazz toque con partitura como que uno clásico lo haga sin ella?

-(Risas). Son dos formas distintas de tocar. La gente tiene la concepción de que los jazzistas lo improvisan todo y eso tampoco es del todo cierto, porque tienen sus esquemas y sus standards sobre los que improvisar. Y los clásicos tenemos una partitura con todo escrito, pero no la tocas tal cual, sino que la interpretas, y cada vez suena distinto.

-Tiene una gran actividad concertística con su duo a piano y diferentes agrupaciones y orquestas por todo el mundo... pero no renuncia a seguir dando clases en la Bronx School Music of NY... ¿por qué?

-No renuncio porque me encanta dar clase. Incluso siendo profesora aprendes mucho de cada alumno y es muy gratificante. Me emociona ver el progreso de un alumno, lo mismo de pequeños que empiezan como de gente del Conservatorio Superior. Transmitir mi pasión por la música y mis conocimientos, dentro de mis posibilidades, me parece algo maravilloso.

-Este año Teruel ha retomado el proyecto de la Orquesta Sinfónica Santa Cecilia, con menos músicos que en otras capitales, pero sinfónica al fin y al cabo. ¿Qué le parece?

-Fantástico. Teruel es una ciudad con mucho talento, y una formación de ese tipo puede ayudar a proyectarlo y cultivarlo. Muchos de los niños que escuchen esa Sinfónica dirán: ‘papa, mama, yo quiero hacer esto cuando sea mayor’.

La violinista turolense Alicia Rando se ha tomado unas pequeñas vacaciones de su actividad como intérprete y profesora en Nueva York, y aprovecha su estancia en España para acompañar a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Aragón en la apertura de su programación anual. Ayer tocó en Zaragoza y mañana domingo lo hará en el auditorio de San Julián (17 horas).

-Ayer volvió a tocar en Zaragoza junto a la Sinfónica del Conservatorio Superior de Aragón y el domingo repite en Teruel, en el Auditorio de San Julián a las 17 horas. ¿Cual es su relación con esta formación?

-Recibí una llamada de su director, César Peris, invitándome al concierto inaugural de un programa de 28 recitales, y yo acepté con muchísima ilusión. El CSMA es mi alma mater, donde aprendí durante cuatro años, y volver a estar con ellos es un honor. Por tocar con ellos pero también por ver como ha evolucionado y conocer a la nueva generación de estudiantes... yo formé parte de eso y es muy ilusionante regresar.

-¿Usted será concertino en el concierto de Teruel?

-Actuaré como solista en el Concierto en mi menor de Mendelssohn, y además la Sinfónica interpretará Las Híbridas de Mendelssohn y From the new world de Dvorak, pero en esos temas yo no tocaré.

-Hábleme de ese ‘Concierto en mi menor’.

-Es una de las músicas más tocadas y valoradas por los violinistas. Yo lo toqué cuando era pequeña y me ilusiona repetirlo, porque es precioso y evoca muchísimos sentimientos y recuerdos, desde el principio, desde que empieza el violín solista cuando se abre el primer tema. Lo fantástico de la música es que es la mejor forma de expresar sentimientos y evocar recuerdos, tiene la capacidad de llegar a la raíz de cada persona.

-Lleva unos cuantos años afincada en Nueva York... ¿Se ha adaptado bien a la vida en la Gran Manzana?

-Vine en 2018 para estudiar en la Manhattan School of Music y allí me he quedado. El primer choque que sufres es impactante, pero una vez te adaptas esta ciudad es increíble. Nunca duerme, en el ámbito de la música siempre hay conciertos y proyectos interesantes. Su oferta es inabarcable. También es verdad que es una ciudad estresante que te va drenando poco a poco la energía, porque todo va rápido, demasiado rápido. He hablado con muchos compañeros de estudios y estamos de acuerdo en que o amas Nueva York o la odias . Yo soy de las que la aman, pero volver de vez en cuando a España y a Teruel y recuperar la calma me carga de vida.

-Entre otras cosas usted es Artista en Residencia de la International Academy for Art and Cultural Studies. ¿Qué supone ese trabajo?

-Es una ONG centrada en la diplomacia cultural, la música y las artes. Colaboramos con ONUART, que es la agencia de las Naciones Unidas que se encarga de la promoción artística, y nos dedicamos a poner en marcha programas de cooperación internacional en ese ámbito. Yo soy la artista en residencia, y como tal doy consejo en temas relacionados con la música y represento a la organización como intérprete. Hace dos semanas estuve en China, donde estamos firmando una serie de convenios, y estuve tocando allí.

-Hace unos años confesó que Nueva York le estaba abriendo la mente a nuevos estilos musicales... ¿sigue en ello?

-En España la educación musical está muy orientada al repertorio clásico y en EEUU hay otras influencias, del jazz o del teatro musical, que yo empecé a tener cuando llegué aquí. Te abre nuevos horizontes, sí, pero aunque personalmente he probado el jazz como intérprete, honestamente tengo que decir que me encanta, pero soy una músico clásica.

-¿Es verdad eso de que es tan difícil que un músico de jazz toque con partitura como que uno clásico lo haga sin ella?

-(Risas). Son dos formas distintas de tocar. La gente tiene la concepción de que los jazzistas lo improvisan todo y eso tampoco es del todo cierto, porque tienen sus esquemas y sus standards sobre los que improvisar. Y los clásicos tenemos una partitura con todo escrito, pero no la tocas tal cual, sino que la interpretas, y cada vez suena distinto.

-Tiene una gran actividad concertística con su duo a piano y diferentes agrupaciones y orquestas por todo el mundo... pero no renuncia a seguir dando clases en la Bronx School Music of NY... ¿por qué?

-No renuncio porque me encanta dar clase. Incluso siendo profesora aprendes mucho de cada alumno y es muy gratificante. Me emociona ver el progreso de un alumno, lo mismo de pequeños que empiezan como de gente del Conservatorio Superior. Transmitir mi pasión por la música y mis conocimientos, dentro de mis posibilidades, me parece algo maravilloso.

-Este año Teruel ha retomado el proyecto de la Orquesta Sinfónica Santa Cecilia, con menos músicos que en otras capitales, pero sinfónica al fin y al cabo. ¿Qué le parece?

-Fantástico. Teruel es una ciudad con mucho talento, y una formación de ese tipo puede ayudar a proyectarlo y cultivarlo. Muchos de los niños que escuchen esa Sinfónica dirán: ‘papa, mama, yo quiero hacer esto cuando sea mayor’.