Alejandro Lorenzana, ‘Zorro’, trabajando en uno de sus murales
Alejandro Lorenzana, 'Zorro', autor de dos murales en Torrelacárcel: “El arte mural es una forma de rehabilitar zonas decadentes y dar color a pueblos y barrios”
“En Torrelacárcel mostramos a mujeres recogiendo azafrán, que es una labor que solían hacer ellas”
Alejandro Lorenzana, conocido artísticamente como Zorro, es un artista especializado en la realización de murales en pueblos y ciudades. Se crió en plena cuenca minera leonesa y uno de sus objetivos artísticos es dotar de color a esos pueblos grises marcados por el carbón y la industria, ahora ya inexistentes. Es el autor de dos murales en Torrelacárcel, uno dedicado a las mujeres del campo y otro con la fauna de la zona como protagonista.
-¿Cómo te surgió este trabajo en Torrelacárcel?
Natalia Blanco, que es la alcaldesa, conocía mi trabajo porque es de un pueblo de león y me propuso participar. Es la primera vez que estaba en Teruel.
-¿Cómo fue la selección de los temas?
-El tema de la mujeres recogiendo azafrán se enmarca dentro del Pacto contra la Violencia de Genero. Había que hacer algo relacionado con la mujer y decidimos hacerlas trabajando, recogiendo azafrán, que era una labor que solían hacer las mujeres, además el color era morado, venía todo hilado. La obra en general tiene tonos muy cálidos y morados por reivindicar el color de la mujer.
-¿En el segundo mural la temática es totalmente distinta?
-Se hizo en una caseta que está en el monte, le llaman la caseta de los cazadores, es donde se reúnen tanto los cazadores como el resto del pueblo para hacer comidas y celebraciones. Como está en un ámbito muy rural se decidió hacer animales de la zona, hay un zorro, un macho montés, conejos, grullas…
-¿Son de gran tamaño?
-El de los animales es una fachada de unos dos metros del ato por 10 o 12 de largo y el otro sí que es de gran formato, una fachada de dos plantas, 10x10 aproximadamente, yo estoy especializado en murales de gran formato.
-Son de temática muy diferente. ¿Con cuál se siente más a gusto?
-Siempre me ha gustado mucho mostrar a gente trabajando, tal vez porque soy de la cuenca minera leonesa, de familia trabajadora, tengo bastante conciencia de clase y me gusta mucho que aparezca gente trabajando. También he tenido una fase de plasmar paisaje industrial, puertos marítimos, fábricas… todo referencias al trabajo porque forma parte de mis raíces, pero me gusta mostrarlo de forma bonita, sacarlo de ese paisaje gris y contaminado para darle un toque más colorido, ver lo más bonito de esos paisajes distópicos. Por otra parte, tengo una rama que es un arte un poco más fantasioso. La base es siempre la ilustración, jugar mucho con el color y la imaginación y luego se van adaptando a lo que me requiere el cliente, tengo muchos trabajos en pequeños pueblos que están un poco condicionados, aunque intento siempre llevarlos a mi terreno.
-Ahora en todos los pueblos hay grafitis. ¿A qué se debe este interés por los murales?
-No es grafiti, es arte urbano, grafiti es pintura callejera ilegal, tiene como componente que pones tu nombre, pueden ser piezas más o menos elaboradas pero siempre tiene el peso del lettering. No lo digo con desprecio hacia el grafiti, además, se le ha quitado el estigma al grafiti, se ha visto que se pueden hacer zonas bonitas, rehabilitar zonas en decadencia, dar color a pueblos y barrios, me gusta mucho porque es un motor para dar vida a zonas en decadencia. En La Robla, que es mi pueblo en la cuenca minera leonesa, han cerrado las minas y la industria y todos los años hacemos un festival de arte en la calle para crear atractivo turístico, que no sea todo gris y decadente. Y es verdad que estos murales se están poniendo un poco de moda, es una forma de rehabilitar pueblos.
-Habla de dar color a espacios decadentes, pero se trata de pintura en la calle, sometida a las inclemencias meteorológicas. ¿Aconseja algún mantenimiento?
-Se usan buenos materiales, hay que tratar las fachadas si están en mal estado, en algunos casos se da un fijador, pero una de las características es que es arte efímero, es arte que caduca, esto se pinta en la calle, se degrada con el tiempo, se puede estropear y pintar otra cosa, está expuesto a los viandantes, de la misma forma que la obra interactúa con el espacio, la gente también interactúa con la obra. Tanto los aspectos meteorológicos como la gente pueden deteriorarla.
-¿Cómo es la relación con la gente del pueblo cuando realiza sus murales?
-La gente es encantadora, todo el mundo está súper agradecido, mucho no han visto pintar en gran formato, vienen a verlo, te dan conversación y te cuentan mil historias, es en los pueblos mucho mejor que en las ciudades, donde están acostumbrados a ver grafitis que a veces no le gusta, en las ciudades hay gente que al principio siente rechazo, aunque luego cambian de opinión, pero en las zonas rurales suelen estar bastante contentos.
-En el caso de Torrelacárcel se dio visibilidad al trabajo femenino, que tantas veces ha pasado desapercibido.
-Sí, es un tema que también abordamos en La Robla, donde la temática es libre pero muchos tratan el tema de la minería y el de la figura de la mujer del minero. Las mujeres no bajaban a la mina, pero se ocupaban de todas las labores de la casa, queríamos dar visibilidad a todos esos trabajos que están en la sombra pero también son duros. Siempre está bien plasmar el trabajo de las mujeres, tantas veces invisibilizado.
-¿Cómo te surgió este trabajo en Torrelacárcel?
Natalia Blanco, que es la alcaldesa, conocía mi trabajo porque es de un pueblo de león y me propuso participar. Es la primera vez que estaba en Teruel.
-¿Cómo fue la selección de los temas?
-El tema de la mujeres recogiendo azafrán se enmarca dentro del Pacto contra la Violencia de Genero. Había que hacer algo relacionado con la mujer y decidimos hacerlas trabajando, recogiendo azafrán, que era una labor que solían hacer las mujeres, además el color era morado, venía todo hilado. La obra en general tiene tonos muy cálidos y morados por reivindicar el color de la mujer.
-¿En el segundo mural la temática es totalmente distinta?
-Se hizo en una caseta que está en el monte, le llaman la caseta de los cazadores, es donde se reúnen tanto los cazadores como el resto del pueblo para hacer comidas y celebraciones. Como está en un ámbito muy rural se decidió hacer animales de la zona, hay un zorro, un macho montés, conejos, grullas…
-¿Son de gran tamaño?
-El de los animales es una fachada de unos dos metros del ato por 10 o 12 de largo y el otro sí que es de gran formato, una fachada de dos plantas, 10x10 aproximadamente, yo estoy especializado en murales de gran formato.
-Son de temática muy diferente. ¿Con cuál se siente más a gusto?
-Siempre me ha gustado mucho mostrar a gente trabajando, tal vez porque soy de la cuenca minera leonesa, de familia trabajadora, tengo bastante conciencia de clase y me gusta mucho que aparezca gente trabajando. También he tenido una fase de plasmar paisaje industrial, puertos marítimos, fábricas… todo referencias al trabajo porque forma parte de mis raíces, pero me gusta mostrarlo de forma bonita, sacarlo de ese paisaje gris y contaminado para darle un toque más colorido, ver lo más bonito de esos paisajes distópicos. Por otra parte, tengo una rama que es un arte un poco más fantasioso. La base es siempre la ilustración, jugar mucho con el color y la imaginación y luego se van adaptando a lo que me requiere el cliente, tengo muchos trabajos en pequeños pueblos que están un poco condicionados, aunque intento siempre llevarlos a mi terreno.
-Ahora en todos los pueblos hay grafitis. ¿A qué se debe este interés por los murales?
-No es grafiti, es arte urbano, grafiti es pintura callejera ilegal, tiene como componente que pones tu nombre, pueden ser piezas más o menos elaboradas pero siempre tiene el peso del lettering. No lo digo con desprecio hacia el grafiti, además, se le ha quitado el estigma al grafiti, se ha visto que se pueden hacer zonas bonitas, rehabilitar zonas en decadencia, dar color a pueblos y barrios, me gusta mucho porque es un motor para dar vida a zonas en decadencia. En La Robla, que es mi pueblo en la cuenca minera leonesa, han cerrado las minas y la industria y todos los años hacemos un festival de arte en la calle para crear atractivo turístico, que no sea todo gris y decadente. Y es verdad que estos murales se están poniendo un poco de moda, es una forma de rehabilitar pueblos.
-Habla de dar color a espacios decadentes, pero se trata de pintura en la calle, sometida a las inclemencias meteorológicas. ¿Aconseja algún mantenimiento?
-Se usan buenos materiales, hay que tratar las fachadas si están en mal estado, en algunos casos se da un fijador, pero una de las características es que es arte efímero, es arte que caduca, esto se pinta en la calle, se degrada con el tiempo, se puede estropear y pintar otra cosa, está expuesto a los viandantes, de la misma forma que la obra interactúa con el espacio, la gente también interactúa con la obra. Tanto los aspectos meteorológicos como la gente pueden deteriorarla.
-¿Cómo es la relación con la gente del pueblo cuando realiza sus murales?
-La gente es encantadora, todo el mundo está súper agradecido, mucho no han visto pintar en gran formato, vienen a verlo, te dan conversación y te cuentan mil historias, es en los pueblos mucho mejor que en las ciudades, donde están acostumbrados a ver grafitis que a veces no le gusta, en las ciudades hay gente que al principio siente rechazo, aunque luego cambian de opinión, pero en las zonas rurales suelen estar bastante contentos.
-En el caso de Torrelacárcel se dio visibilidad al trabajo femenino, que tantas veces ha pasado desapercibido.
-Sí, es un tema que también abordamos en La Robla, donde la temática es libre pero muchos tratan el tema de la minería y el de la figura de la mujer del minero. Las mujeres no bajaban a la mina, pero se ocupaban de todas las labores de la casa, queríamos dar visibilidad a todos esos trabajos que están en la sombra pero también son duros. Siempre está bien plasmar el trabajo de las mujeres, tantas veces invisibilizado.