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Adela Calvo Adán, cooperante y estudiante de medicina: “Ser voluntario significa saber dar, saber sacrificarte por todos los que vienen después” Adela Calvo Adán, cooperante y estudiante de medicina: “Ser voluntario significa saber dar, saber sacrificarte por todos los que vienen después”
Adela Calvo a su vuelta de Kinshasa por las calles de Teruel

Adela Calvo Adán, cooperante y estudiante de medicina: “Ser voluntario significa saber dar, saber sacrificarte por todos los que vienen después”

“Es una experiencia superpositiva. Lo recomiendo porque todo está bien preparado y la labor es extraordinaria”
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La turolense Adela Calvo Adán es una estudiante de medicina que ha trabajado durante tres semanas en un proyecto de voluntariado en el hospital de Monkole, en Kinshasa (República Democrática del Congo).

-¿Qué le llevó a hacer este voluntariado?

-Pues siempre me ha llamado mucho la atención la medicina fuera de España y ver cómo trabajan y qué tipo de patologías hay allí, que son diferentes a España y me propusieron lo de Monkole. Siempre había tenido la idea de hacer voluntariado y me lancé y decidí hacerlo.

-Hoy día nada sorprende o si, ¿qué le ha sorprendido?

-No. A ver, sí. Lo que pasa es que tú vas allí con una idea, un poco te lo imaginas o hay gente que te ha contado, pero luego llegas allí y te sorprende mucho, porque no es para nada como te lo imaginas o como piensas. Cómo vive la gente, la forma que tienen de sobrevivir día a día. Aquí en España, muchas veces, hay familias que no llegan a fin de mes, pero es que allí no llegan al día, se van a dormir y no saben si van a tener para comer para sus hijos o para ellos mismos.

-¿Cómo es ser médico en el llamado tercer mundo?

-Pues yo creo que es difícil, porque, primero, tienes pocos recursos y, segundo, la formación no es muy buena. Hay circunstancias que para saber llevarlas, si no tienes un mínimo de formación o un mínimo de recursos, es muy complicado y más allí que las enfermedades son, por así decirlo, más mortales por el tipo de población que hay, ya que la mitad de la población prácticamente son menores de 15 años. Creo que tienes que estar mucho más preparado.

-¿Qué significa ser voluntario en Congo, qué conlleva?

-Ser voluntario significa saber dar y saber sacrificarte por todos los que vienen después, porque se necesita mucha ayuda, mucho tiempo y también mucha gente que vaya allí y que intente, al menos, cambiar algo y que, con el tiempo, se puedan hacer más cosas para progresar.

-¿Cómo era la atención médica, cuál era su trabajo allí en el Congo?

-Lo que hacía era rotar en un hospital, en el Hospital Monkole, y luego también tenía como una red de cinco centros de salud, dos que estaban cerca del hospital y otros tres en las antenas periféricas, que es como se llama allí, que son barrios de difícil acceso. Rotaba por las diferentes especialidades, había atención primaria en los centros de salud, laboratorio, también había ginecología, cirugías, medicina interna, pediatría. Ibas un poco rotando por los diferentes servicios. Quizá he hecho más en pediatría y en cirugía, por las cesáreas y los partos, en ginecología, también es de lo que más hay, de las que más atención se focaliza.

-Imagino que le han dado responsabilidades. ¿Más o menos de las que pensaba?

-Sí, más. Aquí en España estás acostumbrada a que eres una estudiante, eres la oyente, no te dejan hacer mucho, pero allí no es así. El primer día, por ejemplo, llegué y me dijeron que pusiera una epidural y yo en mi vida había puesto epidural, y el médico se sorprendió y me dijo, pero ¿en serio no has puesto nunca ninguna? ¿Por qué no lo haces? me dijo. Pues es que, todavía creo que no me siento preparada como para hacerlo, o sea que allí son como muy lanzados.

-¿Qué significa o cómo ve la cooperación en el siglo XXI?

-Pues veo que se necesita mucho. Sobre todo se necesita mucho tiempo, entonces necesitas a mucha gente que vaya a ayudar pero continuamente a lo largo del tiempo, que no solamente vaya una semana y se vuelva, sino que sea algo continuado y sobre todo que la cooperación esté ligada también a la formación, porque también es muy importante que en esos países, ellos mismos, sepan y aprendan a hacer las cosas por ellos mismos, no porque alguien venga de fuera a enseñárselo. Se necesita mucho tiempo, también mucho dinero, e intentar darle los recursos que allí no tienen.

-¿Cómo ha visto la experiencia, animaría a otros a realizarla?

-Dura, porque te encuentras historias que te llegan. Muchos niños que tienen enfermedades que no se pueden curar. Muchas veces te da mucha rabia, porque dices: en España te podrían curar y aquí no se puede. Hay historias que son duras. Lo que he visto de la gente es como que se acostumbran a eso. Realmente es lo que tienen. Eso también te llama la atención, que se acostumbren a que eso sea lo normal para ellos Y sí, sí que animaría a realizar esta experiencia. Yo me lancé y es una experiencia superpositiva. La recomiendo porque está muy bien preparado, con muchos años de trabajo y la labor que hacen es extraordinaria.

¿Qué papel ha jugado su tradición médica familiar?

-Mi abuelo era médico, mi madre es enfermera y desde pequeña siempre quise hacer Medicina. Siempre he tenido vocación de ayudar.