Miembros de la asociación recreacionista muestran la vestimenta que llevaba un monje soldado en el siglo XIII cuando iba a la guerra
El Castillo de Alcañiz deparó ayer una ‘guerrera’ sorpresa a los turistas que contrataron visitas guiadas a la fortaleza. Nada más llegar fueron recibidos por los monjes calatravos, que ayer tomaron el mando del edificio, en una iniciativa pionera del Ayuntamiento en la que ha colaborado la asociación Calatravos y mesnadas de Alcañiz, una agrupación recreacionista que ha celebrado su décimo aniversario dando vida a las estancias de un Castillo que en su día fue de la orden a la que representan.