Los expertos destacan que, además de las infraestructuras, el turismo accesible requiere un cambio de actitud
Hacer accesible el turismo a las personas con discapacidad física, psíquica o sensorial y a cualquier persona con movilidad reducida es una apuesta de calidad y una oportunidad de negocio. Para ello, además de inversiones en la adaptación de infraestructuras, es necesaria también formación para el personal que atienda a estos colectivos y dar a conocer esos servicios. Estas son algunas de las principales conclusiones de la Jornada de Reflexión en torno al Ocio y Turismo en Aragón, que se celebró este jueves en Teruel, organizadas por Fundación Ceste con el apoyo del Gobierno de Aragón.
El presidente de Fundación Ceste, José María Marín, recordó el compromiso de esta entidad con la normalización del acceso a servicios y enclaves turísticos de este colectivo, que es muy grande, y aseguró que esta apuesta es además una oportunidad. “Entendemos que cualquier inversión en ese sentido va tener un retorno tanto económico como social”, argumentó.