Tu propósito de Año Nuevo ya ha fracasado. Y eso está bien
¿Quizás el título está equivocado? No es por desanimarte, pero los datos no mienten: el 91% de los propósitos de Año Nuevo no llegan a febrero.¡Qué despropósito! Nunca mejor dicho.
¿Por qué sucede esto?
Porque o vamos de ingenuos, o vamos de sobrados.
Intentamos pasar de cero a cien, cuando la clave está en empezar y avanzar progresivamente, poco a poco… Como repite en voz alta mi nieto Javi cuando come golosinas: “de una en una”. Que si no, se nos atragantan. Como las uvas a los mayores.
Hace años, también yo me frustraba cada enero. Mis listas de objetivos eran largas, pero mi energía duraba poco.
Entonces leí algo que cambió mi perspectiva: “Tu vida no cambiará por las grandes decisiones que tomes una vez, sino por las pequeñas que repitas todos los días”. O, como decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia no es un acto; es un hábito”.
Para quien quiera adentrarse más en todo ello, le animo a que mire en internet qué son eso de los objetivos SMART. Y se los proponga para ir avanzando hacia su situación ideal. De esa manera (específica, medible, ambiciosa, realista y temporalizada) podrá medir acertadamente cuánto avanza. Medir es esencial: lo que no se evalúa se devalúa.
Un hábito positivo es lo poderoso
En lugar de proponerte “voy a mejorar mucho mi actividad física” o “voy a organizar mejor mi tiempo”, empieza con un objetivo más simple y concreto, más medible:
Dedica 5 minutos cada noche para planificar tu día siguiente.
Lee cada día, al menos tres páginas de un buen libro, en lugar de prometer leer más este año.
Empieza por salir a caminar 15 minutos cada día; ya los irás incrementando; no te quedes en un “ojalá mejore mucho mi forma física”. Ojalá, ojalá, ojalá: no me gustan los “ojalateros”. Sí quienes se comprometen. Para quienes no saben la diferencia entre el compromiso y la implicación, les daré el ejemplo de la tortilla de jamón: en ella, la gallina se implica (y pone un huevo), pero el cerdo se compromete… hasta el tuétano.
La magia, no está sólo en lo que haces hoy, sino en comprometerte y repetirlo mañana. Se llama perseverancia; con ella, los resultados llegan solos.
¿Por qué esto importa hoy?
Cuando, con nuestros residentes, volvemos a CampusHome, no sólo regresamos a las clases o al trabajo. Volvemos a los hábitos que nos definen. Algunos nos ayudan; otros, no tanto.
Este semestre, haz un experimento: no cambies todo a la vez. Cambia algo pequeño y cuida que crezca. Como dice James Clear en Hábitos Atómicos: “Los hábitos son el interés compuesto de la mejora personal”.
¿Qué hábito puedes empezar hoy que aún harás en junio de 2025? La clave no está tanto en lo grandioso que parezca, como en lo asequible y útil que sea de repetir. Con medida… pero con ambición.
¡Feliz Año Nuevo!