Lunes, 18 de octubre. La madama
Llego de trabajar y enciendo el televisor. Aparece Sálvame Naranja. Han colocado en el centro del corrillo a una elegante chica a la que insisten para que desvele unas iniciales. Se trata de una madama, antigua portada de Interviú, que se dedicó en el pasado a enseñar el renombrado catálogo de señoritas de compañía famosas que periódicamente reaparece en los estudios de Telecinco. Kiko Matamoros da credibilidad al testimonio porque, si no he entendido mal, él conoce el mundillo de primera mano. La chica asegura que, mientras ejerció, los hombres con clase a los que acompañaba, y algo más, siempre la trataron como a una reina. Hizo mucho dinero e, insiste, todo fueron halagos y algodones.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció este fin de semana en Valencia que se compromete a acabar con la trata: “Avanzaremos aboliendo la prostitución que esclaviza a las mujeres”. Si pongo esa disposición frente a frente al discurso almibarado que acabo de contemplar en horario de protección infantil reforzada, solo se me ocurre descontextualizar una declaración de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en respuesta a una pregunta sobre el asunto: “Se parece como un huevo a una castaña, ahora que estamos en el Sector Gourmet”. Sálvame, que en muchas ocasiones sirve para visibilizar e incluso denunciar algunos de los grandes problemas de nuestra sociedad, acaba de contribuir hoy, sin pretenderlo, a blanquear una actividad que conlleva miseria y violencia en la mayor parte de las ocasiones.
Martes, 19 de octubre. Arnaldo Otegi
Arnaldo Otegi ha hablado. Para una parte, todo bien. Para otra parte, todo mal. Como diría Anne Igartiburu, Arnaldo, cariño, lo mejor va a ser que estés callado. Están quienes agradecen tus gestos, pero no lo tienen fácil para justificarte. Y están quienes te querrían mudo para siempre y por eso se alegrarían. Al final, quienes consiguen su objetivo son este último grupo.
Miércoles, 20 de octubre. Secretos
El adalid de las fiestas covid en los inicios de la pandemia, el tenista número uno Novak Djokovic, se arriesga a perderse la próxima edición del Abierto de Australia si no presenta un certificado como que está vacunado, informa el digital El Confidencial. Australia optó hace mucho por crear una especie de muralla exterior para frenar la expansión del coronavirus y ahora exige a quien desee ingresar al país un documento como que ha recibido la pauta vacunal completa. Otra opción, en el caso hipotético de que la autoridad le permitiera la entrada, sería guardar una cuarentena de dos semanas según Daniel Andrews, primer ministro del estado australiano de Victoria.
Novak se niega a responder a la pregunta de si está vacunado o no. Considera que es un dato que pertenece a su intimidad. Al parecer, ha declarado a un medio serbio que la consulta es inapropiada: “La gente va demasiado lejos estos días al tomarse la libertad de hacer preguntas y de juzgar a una persona. Cualquier cosa que digas, lo aprovecharán para atacarte”. Lo cierto es que vivimos en un momento en el que disfrutamos aireando cualquier aspecto íntimo a través de las redes. La privacidad se considera sobrevalorada. Y yo me cuestiono a quién interesa que ya nadie tenga secretos. A lo mejor Paloma San Basilio lo predijo en una canción de 1978: “Tú ya sabes cómo hacerme feliz, ¡secretos!, que me envuelven y me entregan a ti; gracias, mi amor, comprendes lo que yo deseo; ven, aquí estoy, es tuyo todo lo que tengo”.
Jueves, 21 de octubre. Seguro de hogar
Ruth Hamilton, ciudadana canadiense de la Columbia Británica, estaba tumbada en su cama cuando, de repente, su perro se puso a ladrar. Casi sin darse cuenta notó como una explosión y un montón de polvo sobre su cara; se levantó, encendió las luces y, sin saber muy bien qué hacer, llamó a los servicios de emergencia. De repente, se dio cuenta de que en la almohada había como una piedra del tamaño de un melón. Miró hacia el techo y vio un boquete. Un meteorito acababa de entrar en su habitación directo desde el cinturón de asteroides del Sistema Solar.
Sí, querida audiencia, no estamos a salvo de nada en ninguna parte. La radiotelevisión pública canadiense, CBC, informa de que el año pasado en Indonesia también cayó un meteorito en un dormitorio. Ruth dice que pretende quedarse con la roca de recuerdo. Habrá que ver qué dicen las leyes locales sobre el tema; aquí hay un vacío legal, pero los institutos científicos llevan años pidiendo para que se entreguen al Estado, recompensa mediante o no. A mí me ha asaltado una duda: ¿quién paga los desperfectos causados por el aerolito? Voy a consultar mi póliza del seguro de hogar, que percibo ya demasiado riesgo.
Viernes, 22 de octubre. Brigada antiincendios
No sé a quién escuché o leí el otro día hablar de que la mejor brigada antiincendios son los burros pastando en el monte. Se ve que esa persona se había informado de una iniciativa de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana para introducir cincuenta asnos en el Desert de Les Palmes, cerca de Benicàssim. Hoy publica Levante-EMV que diez ejemplares han sucumbido y se desconoce el por qué. No han durado ni dos meses.
“Queremos saber si ha habido alguna negligencia, cuáles han sido las consecuencias de la no adaptación, que ha llevado a que algunos asnos tuvieran un aspecto esquelético, o qué ha ocurrido para que algunos hayan muerto. Habría que saber si alguien ha hecho algo o ha habido algún boicot”, objeta Francisco González, del Grupo para el Estudio y Conservación de los Espacios Naturales, dando a entender que hay una mano negra en contra de la idea. La Administración apunta a que estos animales se estresan con facilidad y que algunos han podido despeñarse o haber sufrido el ataque de los jabalís.
No sé. A lo mejor, en vez de experiencias piloto, es más fácil proteger a las explotaciones ganaderas extensivas para hacerlas atractivas a todos los niveles. No queda tan bien en las fotografías, pero suelen ser más efectivas.
Sábado, 23 de octubre. Tu peso en vino
Me voy a Utiel a una nueva edición de las Jornadas Gastronómicas y Culturales que tienen lugar cada mes de octubre. La verdad es que lo de este año tiene poco que ver con lo de antes. Yo, que participé en la ruta del tapeo de otros años y gané junto a mi gente “tu peso en vino”, estoy desolado. Al menos hoy he aprendido que las olivas verdes aliñadas en la zona les llaman olivas al lejío. Y me parece una fantasía.
Domingo, 24 de octubre. Cajeros automáticos
Hace ahora siete días publicaba el digital Vozpópuli un artículo del Colectivo Clara Campoamor de profesionales postales de Correos sobre la instalación de cajeros automáticos en localidades de entre 500 y 3.000 habitantes. Denuncian que la propuesta solo servirá para facilitar el cierre de oficinas bancarias y para dilapidar dinero público. Alegan que el mantenimiento de los terminales será una ruina para la empresa, dadas las escasas operaciones que se realizarán, y que con unas ligeras adaptaciones en los sistemas e invirtiendo más en contratar carteros y carteras se podría satisfacer la demanda de dinero en efectivo en todos los pueblos, sin importar el número de personas empadronadas.
Bueno, llenar los pueblos de cajeros era lo que las voces autorizadas del mundo rural estaban pidiendo, ¿no? A lo mejor había que haber preguntado a la plantilla de Correos antes.
La imagen de la semana / Propuestas
A través de esta página ya tienes referencia de alguna de mis amigas. Esta se hace llamar Inga y está tratando de ubicarse en la ruta del vino. Y a ver si encuentra un buen partido, heredero de viñedos viejos, de aquel de antes del emparrado. Por ahora, lo único que recibe son propuestas por correo electrónico para liarse con militares estadounidenses de buen ver.