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Hay que premiar a la raza adecuada
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Francisco Herrero

Lunes, 12 de agosto. Diario B

Decidido. La canícula —la franja más tórrida del verano, no las gozosas perrillas sanchistas de Jon Juaristi— ha provocado que esta semana deje aparcado el Diario A y asome la cabeza a esta página mi Diario B, esa agenda oculta donde, como en Eurodisney, solo existe la pureza y la felicidad; un dietario que, tan respetuoso y cortés, aburre hasta a las moscas; el diario que, si hubiera justicia, se convertiría en un éxito de la pantalla grande. El lado correcto de la historia toma esta página de forma temporal, para el goce y disfrute de quienes nunca leerían el Diario de Campo.

Martes, 13 de agosto. El Desplante

La Yunko ha ganado el Desplante Femenino, el primer premio de baile en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, en Murcia. La Yunko es una artista de 48 años nacida en Kawasaki. El jurado de La Unión ha considerado que La Yunko es la mejor pero, por suerte, las redes sociales han puesto en su sitio a la japonesa, que merecidamente recibió pitos y gritos de tongo de buena parte del público mientras recogía el galardón, según el relato de Antonio Parra en El País.

El flamenco es el arte español por definición y nadie, nadie, es capaz de sentirlo como lo sentimos en el pueblo español. Es de suponer que, tras este fiasco, la cita internacional de La Unión vuelva a la senda acertada y premie a alguien de la raza adecuada. Incluso a un artista travestí, siempre que sea español.

Miércoles, 14 de agosto. Acidez

El cadáver de Carlos Ferrando, el contador de historias de 76 años que relataba la crónica social más mordaz, ha aparecido en su domicilio habitual de Madrid. La última entrevista que concedió se la ofreció a Álex Ander y se publicó en la revista Lecturas. Carlos afirmó en Lecturas haber sido de izquierdas toda la vida y, además, admitió haber mantenido encuentros sexuales con gran parte de los personajes del corazón gracias a Bocaccio, la discoteca en la que fue relaciones públicas: “Cuando los actores empezaban no tenían dinero, y mis copas eran muy caras y además había que pagar una entrada. Eso te daba algo de poder, claro”. Un señor de los de antes —como mandan Dios y el recto ideario decoroso español—, por muy de izquierdas que diga ser. Su único defectillo era estar en la acera de enfrente la mayor parte del tiempo. De todos modos, Carlos se dedicaba en los últimos tiempos solo a leer periódicos y ver la tele, “por lo que sé lo que pasa en el país”. Vamos, lo que hago yo aquí, básicamente.

La acidez de Carlos era reconocida. Coleccionaba un buen número de enemigos íntimos, pero hoy los obituarios son puntuales cumplidores del tercer mandamiento, siguiendo la justa y apropiada tradición de nuestro país, destacando el buen hacer del cronista. Todavía tengo tiempo de tener un vasto legado en esto de la comunicación, como Carlos, y lo que más me reconforta es que el día que aparezca tendido en el suelo de casa, sin respiración ni pálpitos, solo habrán loas a mi figura.

Jueves, 15 de agosto. Jubilación

Esta semana ha sido noticia Castejón de Sobrarbe, una de las 25 pedanías de Aínsa-Sobrarbe, donde unos aguerridos jubilados han pavimentado con sus propios medios y 12.000 euros del ayuntamiento la calle Mayor del casco urbano. El alcalde de la población, el socialista Enrique Pueyo, se ha presentado en la aldea para cortar la cinta de inauguración, siguiendo la raigambre de las bases de nuestro sistema, y ha destacado la leva vecinal, porque “llegar a todos con los recursos que tenemos es imposible, así que la voluntad y el buen hacer de los habitantes es la mejor herramienta que tenemos contra el abandono”. En unos términos con reminiscencias al buen periodismo, la crónica publicada en Heraldo de Aragón ha subrayado de todo el acto que la inauguración “se vestía de banderas, jotas, abundante picoteo y un ambiente inmejorable, que unía a personas de todas las generaciones en torno al que llaman popularmente como barrio de la Alegría”.

Enrique acaba de encontrar la clave al ocio activo de nuestros mayores. El yoga, la gimnasia de mantenimiento o el reiki son actividades promocionadas por el globalismo. Donde esté la albañilería y el peonaje, trabajos españoles donde los haya, que se quiten los inventos chinos. Las mujeres, que se dediquen al ganchillo. En la reconquista de las esencias patrias, los valles pirenaicos vuelven a cobrar todo el protagonismo.

Viernes, 16 de agosto. Cumpleaños feliz

¡Madonna! Diversos medios de comunicación internacionales reseñan el chismorreo de que la presunta reina del pop —porque no conocen a nuestra vasca, y ante todo española, Amaia Montero— va a celebrar su cumpleaños número 66 entre las ruinas de la ciudad romana de Pompeya. Una metáfora sobre la decadencia de la cantante, que no levanta cabeza desde que hizo arder el Santo Cristo y simuló en un vídeo profano, allá por 1989, sentir la misma llamada de Dios que tuvo nuestra Santa Teresa. En Italia tienen mucho que aprender de Francia, que la antorcha olímpica recorrió los pasillos del Museo del Louvre de París y no pasó nada.

Michele Campisi, de la asociación patrimonialista Italia Nostra, ha declarado al británico The Times: “¿Por qué necesita Madonna ir a Pompeya? ¿No hay una playa más bella que usar?”. En cuanto al supuesto alquiler del espacio, 30.000 euros, Michele comenta: “Estamos regalando Pompeya”. Es curioso el punto de vista de estos grupos conservacionistas: critican la presencia de una estrella como la de Detroit, pero luego toleran la presencia de cuatro millones de turistas pelados, que dejan cuatro duros en entradas para ver las piedras sepultadas por la lava del Vesubio. No hay quien entienda a estos rojos. En Diario B confiamos en la disciplina férrea de Giorgia.

Sábado, 17 de agosto. Codicia

Sigo en Pompeya. Hace muy poco han descubierto un par de esqueletos en un cubículo que se supone que fue una habitación. Un matrimonio quedó allí atrapado. La mujer, en concreto, sostenía en sus manos joyas y monedas de metales preciosos. Seguramente sabían que iban a morir. ¿Y qué mejor que atesorar las riquezas acumuladas en la vida? Nunca se sabe si en el cielo va a ser necesaria esa fortuna. A pesar de todo, yo solo espero que a mí me encuentren tal y como vine a este mundo. Y que no tarden casi dos mil años, claro.

Domingo, 18 de agosto. Contenidos de calidad

Ayer comentaba Carlos Clavijo, el de las cositas buenas que —según cuenta él mismo— estuvo “a punto de ser una estrella cultural”, que en las redes sociales hay que trabajarse el contenido de calidad. Otro rojo a la búsqueda de protagonismo, vamos. Pues bien, esta semana ha defendido la diversidad madrileña frente a “los monjes budistas” de los pueblos a quienes les “molesta que se altere su paz”. “Te haces 300 kilómetros para ir a un sitio perdido, que huele a bosta de vaca, donde lo más entretenido es ver cómo las gallinas pican grano, y encima la peña es arisca”, explica Carlos, apuntando su sorpresa por “gente que se ha casado con su prima protestando de que llegue aire nuevo de fuera”. En esto de la despoblación, los rojos son más razonables de lo que imaginamos. Pronto terminará todo.

La imagen de la semana: Un candado de calidad

La oferta turística de calidad española mejora día a día. Esta semana he visto en un edificio de apartamentos de una zona costera esta escena. Ya no somos recepcionistas; somos anfitriones. Ya no hace falta el contacto directo; es suficiente el número de teléfono y el avatar. El único problema es que estos instrumentos de calidad seguro que no han sido ideados por un español. Pero lo importante es adaptarse al futuro. ¿Cuánto tardaremos en ver algo así en nuestros pueblos de la España rural y tradicionalista?