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Los campamentos de verano  de Maggie Friedrich Los campamentos de verano  de Maggie Friedrich

Los campamentos de verano de Maggie Friedrich

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Juan Cañada
El Día Internacional de la Mujer publiqué en este diario un artículo sobre una de las mujeres que más me ha impresionado en mi vida, Maggie Friedrich. Se trata de una estadounidense que decidió dejar su país y su vida acomodada, para dedicarse a rescatar a mujeres de los barrios más pobres de Nairobi, que se han visto obligadas a prostituirse para sacar adelante a sus hijos. Las circunstancias que han vivido estas madres son muy variadas, a unas el marido las han abandonado, otras se han quedado viudas y no faltan las que han sido expulsadas de la familia o la tribu. En todos casos han sufrido la pobreza extrema y la necesidad de dar de comer a sus criaturas.

La primera vez que visité el centro en el que atienden a estas mujeres quedé tan impresionado, que no conseguí digerir el trabajo tan bonito y duro que realizan hasta que no pasaron varios días.  Además de atender a las madres formándolas para que puedan acceder a un trabajo, les explican nociones básicas sobre la crianza de los hijos, las acompañan en el proceso de desvinculación de las mafias que las explotan, les facilitan  ayuda psicológica y sobre todos les dan esperanza.

Una de las cosas que me explicó Maggie es que en verano organizan unos campamentos para sus niños, a los que se agregan otros que andan desperdigados durmiendo en la calle y sin la atención familiar necesaria. Los llevan a unos parajes naturales muy cercanos a Nairobi en los que pueden disfrutar de juegos, excursiones, clases de alfabetización, sesiones en las que se les enseñan valores y virtudes humanas. Se trata de un tiempo en el que se facilita la socialización entre niños de diferentes tribus y que favorece el crecimiento personal y humano.

Hace unas semanas un buen amigo me pidió que colaborara en un encuentro de jóvenes músicos que organiza todos los años. A fin de enriquecerlo con alguna actividad cultural, le propuse dar a los muchachos cuatro charlitas de cinco minutos antes de los ensayos. Ya que se trata de un campus musical les planteé hablar sobre tres aspectos relacionados con el arte: la Belleza, la Bondad y la Verdad. La cuarta conferencia trataría sobre el Síndrome de Sthendal, centrándome en cómo afecta el arte en el alma humana, en la admiración y la contemplación y por tanto en su crecimiento y enriquecimiento como persona. Por desgracia tuve una lesión de rodilla y me vi obligado a regresar a casa antes de lo previsto. 

Al igual que a Maggie Friedrich, a todos nos debería importa el futuro de los niños y de los jóvenes, ellos serán los protagonistas del mañana, los hacedores de los siguientes renglones de la historia. Pero sobre todo se les otorgará la responsabilidad de construir un mundo mejor que el nuestro, sin tantas desigualdades y pobreza, sin hambre y miseria. Así que no puedo hacer otra cosa que agradecer a Maggie y a quienes organizan y trabajan por sacar adelante actividades que favorecen el crecimiento humano, cultural y social de quienes serán los hombres y mujeres del mañana. Vale la pena el esfuerzo.