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La imagen de las Bodas de Isabel La imagen de las Bodas de Isabel

La imagen de las Bodas de Isabel

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Juan Cañada

Aprovechando que hemos tenido durante este fin de semana las Bodas de Isabel de Segura, me gustaría felicitar a los organizadores, actores, figurantes y colaboradores que las han hecho posible. Felicitación en la que no me olvido de los técnicos de sonido e iluminación, y por supuesto de los periodistas y fotógrafos que han plasmado con su arte y técnica la representación de una de las historias de amor más bonitas jamás escrita. Todos los que a Teruel han venido han podido ver una ciudad engalanada, con sus gentes luciendo trajes medievales (que no disfraces), sin faltar puestos en los que se han podido degustar y adquirir los más variados productos artesanos.

Recrear el arduo amor humano y tal vez imposible, la distancia y el trágico desenlace, es una de las cosas más sublimes que el teatro puede representar. Qué hermoso descubrir a propios y extraños los pliegues más íntimos del corazón, del ser humano, en cada uno de los escenarios dispersos por la ciudad. Qué bonito felicitar a los que han intervenido tras una función, descubriendo unas sonrisas de satisfacción propias de quienes saben que han hecho un buen trabajo, de que han intentado ser fieles al papel que se les ha ofrecido, y viendo que han encandilado al público.

Sin duda las imágenes más representativas que definen esta fiesta son las que hacen referencia a los protagonistas, Isabel y Diego. Ahí tenemos la despedida, el beso, los corazones partidos de pena de amor. Pero también están todos aquellos tablados en los que acontecen otras tantas escenas, otras historias, otros mundos que se van construyendo a base de leyendas con las que se transmiten emociones y sentimientos legendarios. Uno de esos momentos mágicos es el Romance de Ciego, protagonizado con maestría y emoción por Jesús Cuesta, una vez más ha demostrado que él sólo es capaz de llenar las plazas de la ciudad. Jamás dejaré de asombrarme de su capacidad e ingenio. Gracias Jesús.

Este año para mí la imagen que selecciono está entre los niños y jóvenes vibrando mientras despliegan sus capas y vestidos. Junto a ellos una joven que dibuja unos tatuajes bereberes de henna en las manos de quienes a ella se acercan. Dos chavales se retan con sus espadas, y un grupito de princesas lucen sus diademas en las que no faltan los unicornios y las rosas silvestres. Y más allá me quedo admirado por la imagen que ofrece una madre mientras apoya su cabeza sobre la de su hijo, en un diálogo sin palabras, pero lleno de amor y sensibilidad. No sé vuestros nombres, si bien no por ello quiero dejar de daros las gracias, me habéis emocionado.