No hace mucho escribí en este periódico sobre las pintadas que había hecho una persona en algunas de las fachadas de Teruel. La autora fue detenida y juzgada. Al ser mayor de 18 años, insolvente y sin capacidad de generar ingresos, salió de rositas de los juzgados. El ayuntamiento calculó en unos 6.000 euros el coste de eliminar las más de 100 pintadas realizadas por esta condenada, todas ellas con mensajes incitadores al odio y a la violencia contra las Fuerzas de Seguridad del Estado y políticos.
Esperaba que al juzgar a la autora de estos mensajes, la pena incluyera la restitución del daño causado, de modo que si no dispone de los 6.000 euros para contratar especialista en eliminación de pintadas, al menos se le conmutara por la reparación de las mismas, es decir, que se le facilitara estropajo y aguarrás y procediera a cumplir con un trabajo en beneficio de la comunidad, que no es otro que el que ella deterioró. Un amigo experto en tribunales me dijo que eso lo pueden hacer los jueces de menores, así lo explica en sus conferencias el juez Calatayud, pero no se puede obligar a un mayor de edad a limpiar lo ensuciado o restaurar lo dañado.
Pues nada, me hice a la idea de convivir con esas pintadas mientras viva por aquí. Si los vecinos de las fincas no llegan a un acuerdo para su limpieza, los ayuntamientos dicen que no les corresponde, la autora es insolvente y pasa olímpicamente, y los juzgados no pueden promulgar sentencias ejemplarizantes que restituyan el daño causado, tendremos que aguantarnos y acostumbrarnos a la fealdad y a las invitaciones al odio.
Sin embargo no soy de las personas que tiran la toalla antes de empezar la batalla. Así que he estado preguntando por otras fórmulas que se puedan desarrollar para tener la ciudad limpia, agradable y sin tanta guarrería. Dos buenos amigos me indicaron que una buena solución puede ser involucrar a las asociaciones vecinales para que promueva en los lugares propensos a las pintadas, arte urbano como el que se ha hecho en San Julián, el frontón Pinilla, o el que está a punto de comenzar en el Tozal. Estos lugares podrían ser los campos de fútbol de la federación de Las Viñas, determinadas fachadas de San León, San Julián, Ensanche, Casco Antiguo…
El trabajo realizado por artistas de verdad es parte de la solución. En otros casos lo que se requiere es repintar a fin de que los manchurrones desaparezcan. Este trabajo se puede encargar a Atadis y sus voluntario, me ofrezco a colaborar con brocha y pintura, y si además se cuenta con la colaboración de la Escuela de Bellas Artes y los centros de enseñanza, se puede realizar un magnífico trabajo de restauración y sensibilización. Espero que así, entre todos, consigamos unos barrios y unas ciudades más amables, hermosas y habitables.