Peru Ruiz sofoca un incendio
El ariete encuentra su olfato goleador a tiempo para rescatar el empate ante un buen EjeaSe le ha escapado ya al CD Teruel el primer cuarto de liga en su regreso a Segunda Federación sin que dé la sensación de haber aprendido algunas cuestiones básicas y elementales de la categoría sobre las que tendrá que incidir, y decidir, más pronto que tarde. El Barbastro le dio hace una semana la primera lección, ayer se la volvió a recordar el Ejea, esta vez en Pinilla; ni el abrigo de una fiel afición a pesar del fresco le sirvió al equipo rojillo para asentar el aprendizaje; hay errores que están prohibidos. De hecho, hay errores que se producen a partir de situaciones de juego que no deben repetirse.
Cabe decir, es cierto, que el Ejea ha sido el mejor visitante que ha pasado por Teruel en lo que va de año. Con creces. El bloque de Iván Martínez, hombre de fútbol aragonés con pasado mudéjar, es una suerte de selección autonómica un tanto sui generis, un ejército joven forjado desde la diáspora y crecido, unificado, al estilo de su entrenador, reforzado con buen pie en el que se fijan menos los focos. Empezando por la defensa, descartes de descartes del Zaragoza, los hermanos Sola de Utrillas entre ellos. Siguiendo por un centro del campo en el que brillan Carrasco e Iglesias. Sí, son aragoneses también. Arriba, a la espera de lo que diseñen Val, Carbonell, Isaac, Palmás...
Regreso al triángulo en medio
Avisado del poderío del Ejea en posesión de balón, Mendia regresó a una formación inicial con dos escuderos para Marí, Fruniz para el corte, Le Normand a la confección recuperando su posición centrada. Peru, arriba, tuvo buen socio en Jorge. Más consistente que Febas, que anduvo bien leyendo espacios entre líneas pero algo peor en la definición y la asociación. Empezaron, eso sí, poniendo rostro a un buen inicio de partido con el que el Teruel dibujó un par de acercamientos con aroma a peligro pero falta de remate. Escena conocida.
A este arranque respondió el Ejea con un buen disparo de Hakim desde fuera del área, golpeo al larguero con el que los cincovilleses avisaban de que venían a por los puntos; acción-reacción en unos primeros minutos con chispas, que se convirtieron en fuegos artificiales gracias a Peru. El ariete, bendito encuentro con el gol el suyo ayer, remató con fiereza y habilidad un centro canónico aunque un tanto llovido de Iván Serrano desde el lateral zurdo, en una de esas descargas que Febas hace menos veces de las que debería, porque le resultan muy útiles al equipo.
Minutos de alto nivel
Tras el gol, el Ejea respondió con jerarquía y mando; juntó líneas a través del balón y busco cercar el área local a base de progresiones con superioridades entre líneas. Buenos minutos de fútbol, en los que la idea cincovillesa tropezó con ese Teruel compacto y serio que es capaz de competir sin complejos delante de cualquier rival de la categoría. Cada recuperación mudéjar anticipaba un rápido contragolpe que, en realidad, pudo haber dejado el choque visto para sentencia. Cinco minutos después del gol de Peru, apenas superado el cuarto de hora, Jorge colocó un balón con lacito en el punto de penalti que Febas desperdició mandándolo por encima del travesaño. Era el 2-0, pero se fue al limbo...
Orgulloso el Ejea, y expeditivo el Teruel, ambos regalaron un cuarto de hora de fútbol de buena escuela, catálogo de virtudes que muestran cierta salud del fútbol aragonés en una categoría que premia la valentía... Pero no la temeridad. Tanto se vio con la flecha hacia arriba el once de Mendia que entre sus zagueros y su portero propinaron un autocastigo muy doloroso. Presionaba arriba el Ejea, pero el Teruel jamás renunció a salir con balón jugado. Y en una de ésas a Taliby se le quedó enredado un recorte orientado; ya había arriesgado en un par de salidas anteriores exitosas, pero la tercera se le trabó, y se quedó muerta en el área para que Isaac embocase el empate casi a la media hora de juego.
El Ejea se encontró así con un gol que había buscado sin encontrar caminos por el buen trabajo colectivo del Teruel, otra vez difuminado, eso sí, por un nuevo error individual. Y se quedó el equipo tocado, hasta el descanso no volvió a conectar con el partido hasta el punto de que el once de Martínez pudo marchar con ventaja, se la negó Taliby a Palmás e Isaac en un par de ocasiones. Encontró el Teruel la manera de sobrevivir en esa fase delicada de la contienda, y abrazó el descanso como un oasis sahariano.
Reseteo en la reanudación
A fe que esa pausa le sentó bien al conjunto de Mendia. Tras la reanudación el equipo en efecto reseteó, y salió con fuerza en busca de volver a ponerse en ventaja. Entre Jorge y Febas trazaron un par de diagonales que no terminaron de encontrar remate, pero el Teruel había logrado aposentarse diez metros por delante de como terminó la primera parte, con sensaciones mejoradas... Hasta que otro borrón le volvió a penalizar.
En este caso fue Iván López, en corrección en carrera para evitar una rápida contra visitante. Ganó bien la posición pero estuvo de nuevo poco contundente, como la semana pasada ante el Barbastro. Se vio obligado a cometer falta, servicio directo escorado hacia un lateral fuera del área que ejecutó Carrasco con maestría y, también, con la colaboración de la barrera. Se abrió el muro defensivo rojillo, y Taliby no llegó a tiempo; tocó balón, pero sólo para verlo entrar de nuevo. No habían pasado ni diez minutos de la segunda parte.
Así que, con 1-2, otra fase de nuevo de bajón en el once turolense, al que los golpes ya le sientan peor que al principio de la temporada. Bien es cierto que el Ejea le obligó, serenó y apretó desde el balón en busca de exprimir el nerviosismo de la zaga local. Así que Mendia se vio obligado a gastar los primeros cambios no para fortalecer el ataque, sino la defensa. López dejó su sitio a Axel en el centro de la zaga, y Marcé sustituyó a Serrano en el costado zurdo, con Caro para tragar kilómetros en vez de Fruniz en la medular.
Brebaje tranquilizante que tuvo su efecto en el tercio final del duelo. A Cabetas no le entró por un palmo un sutil cabezazo tras servicio de Le Normand. Es cierto que Palmás tuvo el 1 a 3 tras otra mala elección en la salida de balón mudéjar. Pero los últimos veinte minutos ya cogieron claro color local. El Ejea se dejó seducir, aculó líneas y esquema para tratar de sentenciar a la contra, pero la remodelada línea defensiva local se asentó rápido y empezó a empujar, a volcar el partido hacia el área de Troya. En el 66 se le fue desviado un disparo a Jorge, algo tímido, pero útil para empezar a lanzar avisos.
Peru se activa para el segundo
Y la entrada de Cervera terminó de ajustar los plomos en las zonas de ataque intermedio. El catalán delineó un bello acercamiento que Le Normand colocó en el área, franco, para que Peru definiese delante del portero; ejecutó duro pero poco colocado el ariete vasco, y el Ejea se salvó del empate entonces. Toma y daca en los últimos diez minutos, con Carbonell amenazando el 1-3 en varias cabalgadas, y el Teruel colgando balones en busca del tanto de la igualada, minutos de calidad aquí de Jorge ya apostado en toda la banda derecha, tanto en defensa como en ataque. Acabó tieso el navarro, pero catalizó el arreón final de los de Mendia. Y así, ya superado el minuto 90, a Peru le cayó al borde del área el balón que convirtió en el 2 a 2 definitivo. “Con la rabia de ir por detrás en el marcador, la pegué con todo. Tuve suerte y entró”. La suerte tiene que ver con muchos factores. Entre ellos, sobre todo, ir a buscarla. Tirar a puerta. Peru sabe hacerlo, y deberá probarlo más.