Mónica Plaza: “El Dakar es un rally en el que te tienes que adaptar a las circunstancias”
La copiloto de Aliaga se mostraba satisfecha con la gestión que hizo de la navegación durante la carreraEl equipo de Manuel Plaza, al volante, y Mónica Plaza, como navegadora, ha terminado su segunda Dakar. Y lo ha hecho con nota, en una destacada trigésimo quinta posición, después de haber superado todas las dificultades que la carrera más dura del mundo les puso por delante. La copiloto, descendiente de Aliaga, ha tenido un papel crucial en una edición en la que la navegación ha sido determinante y ha decidido los campeones. Mónica Plaza ha desempeñado con brillantez su labor de navegación en el desierto de Arabia Saudí para completar las once etapas de competición en un tiempo de 58 horas y poco más de 45 minutos en una carrera en la que llegar a meta ya es, por sí solo, un triunfo.
-Una vez terminada la carrera, ¿qué balance hacen de su segunda participación?
-No ha ido mal. Estamos contentos.
-Esta es la segunda vez que corre el Dakar y la segunda que lo termina. ¿Qué ha sido distinto en esta segunda vez?
-Bueno, para mi padre no, pero como equipo sí. A parte de la situación en la que estamos viviendo todos y el previo al Dakar que hicimos confinados en casa, de todos los protocolos Covid, y de pasar allí más días previos para asegurar con dobles PCR que todos estábamos limpios y que encima este año aún fue más duro que la edición anterior porque han intentado bajar la velocidad media del rally metiéndonos por sitios más complicados, de más piedras, este año ha sido superdeterminante el polvo porque no hacía aire y se quedaba levitando y hacía muy difícil adelantar. Sumando todo esto a mis problemas de estómago y el pedazo de coches de equipos y de competidores que había, sí que ha cambiado bastante respecto al año pasado.
-Y este año el coche ha sido más competitivo que en 2020.
-El coche era igual que el del año pasado, pero estaba bien revisado. El año pasado no estuvo tan bien revisado porque, como conseguimos el presupuesto a última hora, no dio tiempo.
-Mencionaba que la organización de la carrera ha intentado rebajar la velocidad de la carrera. Lo ha hecho, entre otras cosas, haciendo más complicada la navegación. ¿Ha notado usted esa diferencia?
-Sí, por supuesto. Ha sido más difícil. El año pasado ya no era fácil porque optaron por otro tipo de navegación, pero este año sí que había algunos sitios muy complicados en los que, la verdad, se me han dado bastante bien, así que estoy muy contenta con mi trabajo.
-Sin embargo, pilotos como Carlos Sainz, que llevaba a Lucas Cruz de copiloto, se han quejado duramente de la navegación.
-Se ha quejado Carlos, no Lucas. Es importante diferenciarlo porque éste es un rally en el que te tienes que adaptar a las circunstancias. En realidad, no es un rally, es un raid. Te tienes que adaptar, de la misma manera que si sales un poco más atrás porque el día anterior tuviste problemas, te encontrarás dificultades como el polvo y no podrás ir a la misma velocidad que si vas sin polvo. Pues esto es igual: hay veces que los coches de adelante intentan ir a ritmo de rally como si llevaran notas pero eso en el Dakar no es posible.
Es imposible leer el roadbook y todas las dificultades que nos están introduciendo en el libro de ruta la velocidad que ellos quieren ir. Entonces, hay que levantar muchas veces. Había zonas en las que yo le decía a mi padre: “esto es trampa. Levanta”. Y tenía que levantar. Pero claro, en una competición en la que lo que quieres es ir rápido, a los pilotos de delante les hace como un cortocircuito en la cabeza, pero es lo que hay. Para mí eso es lo bonito.
-Los pilotos prioritarios llevaban las notas en un novedoso sistema de tableta. ¿Su equipo también trabajó con ella o tuvo las notas en formato papel?
-Solo los coches prioritarios llevaban tableta. Nosotros llevábamos papel. No he oído ningún comentario (malo) así que supongo que (la experiencia) es positiva y que el año que viene iremos todos con tablet.
-Todavía a propósito de la navegación, que es su función dentro del coche, este año la organización daba las notas quince minutos antes de la salida. ¿Acusó esa falta de preparación de la etapa?
-Pues mira, para mí fue mucho mejor porque es una cosa que te quitas del día a día cada tarde. Para mí fue fantástico, así que es bienvenido el que nos den los roadbooks por la mañana. Además, viene ya todo pintado y viene bien, así que no ningún problema.
-Esta edición les ha pasado de todo. Han tenido que auxiliar otros corredores, han sufrido averías e incluso han tenido un accidente. ¿Con qué anécdota se queda de esta edición?
-Me quedo cuando un equipo, que llevaba el coche con el que corrimos el año pasado, nos prestó un palier de la rueda trasera derecha que nos había roto y luego nos los encontramos en una duna muy complicada. Mi padre paró a ayudarles e incluso les llegó a coger el coche. Aunque está prohibido coger el coche de otro competidor, sí se puede hacer alegando motivos de seguridad, y él estaba completamente bloqueado en una duna grande. Mi padre le sacó el coche de donde estaba y les dijo que hasta que no saliéramos de las dunas no les íbamos a dejar solos. A mí ese día me marcó más que el día que habíamos hecho el mejor tiempo.
-Dentro de coche, llama la atención el tratamiento entre el piloto y el copiloto de su equipo. A su compañero le lama “papá”. Esa vivencia tan intensa dentro del coche¿refuerza o erosiona la relación entre los dos?
-Somos el único equipo formado por un padre y su hija, aunque también había otro de un padre y un hijo con el que íbamos siempre más o menos en el mismo nivel. En mi vida normal le llamo papá, y en el coche, que vamos los dos solos, también. En cuanto a la relación, yo creo que se mantiene. Yo no noto ningún cambio después de hacer un Dakar.
-A propósito del vehículo, a pesar de ser el mismo coche que con el que corrieron el año pasado, en esta ocasión estaba “mejor revisado”. ¿En qué ha consistido esa mejoría?
-El coche no ha dado ningún tipo de problema, el motor ha ido bien y todas las piezas estaban más revisadas como la caja de cambios o el motor. No era nuevo pero estaba todo revisado.
-Su estómago le ha vuelto a jugar una mala pasada.
-Contaba con que algo iba a pasar seguro porque empecé las pruebas un mes y medio antes del Dakar. Me trataron de helicobacter píloris, que es una bacteria del estómago, y ahora tengo que repetirme la analítica para saber si hemos acabado con ella. Pero una vez estando allí volví a ir al médico porque no podía desayunar por las mañanas y la doctora me dijo que tenía gastritis crónica. Además, cuando regresé a Cuenca me dieron los resultados de las pruebas de intolerancias y tengo que cambiar mi alimentación por completo porque me ha salido intolerancia a la leche de vaca y de oveja, al maíz, a la cebada … Ahora voy con una aplicación en el móvil que con el código de barras de los alimentos me dice si puedo tomarlo o no.
-¿Es el mismo problema que le impidió participar en la Titan Desert, en Almería, el año pasado?
-No lo sé, pero yo creo que no. Entonces fue el helicobacter y lo último ha sido gastritis. Pero a lo mejor, cuando la Titan tenía las dos cosas a la vez.
-¿Cómo fueron los preparativos en relación al Covid previos a la carrera?
-A finales de noviembre ya me encerré en casa. Solo veía a una amiga, que era como mi vía de escape, pero luego pensé en que si mi amiga se estaba relacionando en el trabajo con otra gente no tenía sentido estar encerrada en casa viéndola y terminamos no relacionándonos con nadie, salvo por causa de fuerza mayor. Este verano estuve en Aliaga y también estuve el noviembre dando una charla con el Club Ciclista de Ejulve. Eso fue apenas quince días antes de encerrarme en casa.
-Su casco de competición luce una bellota. ¿Por qué?
-Hace un par de años o tres, cuando me estaba haciendo mi logotipo, lo típico es poner un nombre o un animal. Mi tío me dijo que tenía que coger un objeto. Y dándole vueltas a la cabeza pensé en la ardilla de la película Ice Age, que siempre va detrás de la bellota, cuando la tiene la protege todo lo que puede y cuando la pierde, le da igual lo que le pase que va a por la bellota. Para mí, ese algo es cualquier objetivo, como en su momento fue el Dakar. Encima de la bellota hay un reloj por el crono y el contorno de África y España.
-¿Piensan volver el año que viene al Dakar?
-Sí, seguro. Los patrocinadores están súper contentos, pero no se sabe del todo por cómo están las cosas. En principio va todo para adelante. Además, el equipo quiere desarrollar más el coche y hacer alguna prueba más durante el año. Estamos muy contentos.
-Hasta entonces, ¿qué calendario de competición tienen previsto?
-El calendario de pruebas de coches está totalmente indefinido. Vamos a depender del equipo y del coche, que aún está en el barco de camino a Francia. Mientras, seguro que yo voy a entrenar y a correr en bicicleta.
A la Titan Desert no sé si voy a poder llegar en forma suficiente. Si no estoy en buena forma física, después de dos meses con los problemas de estómago y ahora el Dakar, en el que también he perdido peso, no voy a forzar absolutamente nada. Si quiero hacer la Madrid – Lisboa por equipos o la Colina Triste, que es en agosto y posiblemente ya esté bien. También quiero hacer en bici la Silent Rute de Teruel y el recorrido de Montañas Vacías, en plan colegueo, que no sea contrarreloj, también. Y por supuesto, este verano me juntaré con la grupeta de Aliaga.
-Los aficionados han podido seguir sus evoluciones en Arabia a través de sus redes sociales. ¿De dónde sacaban tiempo y fuerzas para estar pendientes de esto?
-La verdad es que lleva su trabajo. Algunos días salía solo pero otros costaba más. De hecho, algunos días publicaba por la mañana porque por la noche llegábamos pensando solo en comer y descansar. A veces las fotos no llegaban en el momento y había que esperar a más tarde. Ha sido un poco difícil. Lo hacíamos después de las etapas porque en carrera íbamos con los cascos a tope, y además están prohibidos los móviles.