Síguenos
La Superliga de voleibol empieza a esbozar cómo será su nueva normalidad La Superliga de voleibol empieza a esbozar cómo será su nueva normalidad
Reunión en multiconferencia de la comisión delegada celebrada el pasado 2 de abril. Archivo RFEVB

La Superliga de voleibol empieza a esbozar cómo será su nueva normalidad

La competición podría tener hasta catorce equipos, con dos posibles ascensos sin descensos
José Luis Rubio

El voleibol del máximo nivel español tratar de escribir su presente y su futuro en el lienzo en blanco que supone lo que desde el gobierno de España se está denominando la “nueva normalidad”. Los clubes de Superliga y la Federación Española de Voleibol celebraron en la tarde del  jueves una reunión para abordar tanto el desenlace y conclusión de la competición de la temporada 2019-2020, como para preparar el horizonte en el que se desarrollará la próxima campaña, la primera tras la pandemia del coronavirus.
Así, mientras se trata de alcanzar un acuerdo sobre cómo quedará la competición, interrumpida el pasado mes de marzo a dos jornadas del final de la fase regular y con todo el playoff por el título por disputarse, los clubes y la Federación se afanan en dibujar el futuro, todavía esbozando bocetos, del voleibol nacional ante un panorama lleno de incertidumbres que, por cierto, quedará regulado para este tipo de eventualidades a partir del próximo año.
Por orden cronológico, durante la reunión telemática celebrada el jueves se pusieron encima de la mesa dos opciones sobre cómo dar por concluida la competición de Superliga masculina.
La liga quedó definitivamente suspendida el 16 de marzo la competición, a falta de disputarse las últimas dos jornadas de la fase regular, que permitiría definir los cruces del playoff, que este año, además, estrenaba el formato de ocho equipos con dos primeras fases eliminatorias de tres partidos y una final a cinco. La decisión fue adoptada por unanimidad  por todos los clubes de Superliga masculina y femenina y que desde el ente federativo se explicaba al “dar por finalizadas las competiciones de Superliga (masculina) y Liga Iberdrola (femenina), con efectos a partir del día 16 de marzo de 2020, posponiendo la definición de las cuestiones técnicas y colaterales que puedan surgir como consecuencia de esta decisión (ascensos, descensos, clasificación, otros efectos posibles, etc.) para que sean resueltas por el órgano competente de la RFEVB en el momento adecuado”.
Una de las propuestas apuesta por dejar desierto el título de campeón, al entender que no se ha disputado el playoff. Sin embargo, algunas voces dentro de la reunión apostaba por dar como vencedor al equipo que estuviera ocupando la primera posición en el momento de la interrupción del campeonato. En cualquier caso, no se contemplarían descensos de categoría, a pesar de que Melilla ya no contaba con opciones matemáticas de mantener la categoría.

Futuro pluscuamperfecto
Con la presencia de todos los concursantes de esta edición de la competición asegurada para la próxima campaña, también existen varias opciones sobre cómo será la Superliga del 2021. También en este caso se han puesto dos opciones en el espacio de debate.
Tras acordar que ningún equipo de Superliga, ni tampoco de Superliga2, perdería la categoría al no haberse terminado la competición, una de las opciones que se contemplan entre los clubes y la Federación pasan por una reedición de la competición de este año, manteniendo los mismo contendientes sin descensos, pero también sin ascensos. La otra pasaría por integrar en la máxima categoría del voleibol nacional a dos equipos de Superliga2 y hacer una competición de 14 equipos. Si finalmente se adoptase esta solución, la situación se regularía en la campaña 2021-2022, cuando se producirían cuatro descenso para devolver la competición a doce equipos.
Esta última opción obligaría a la Federación a ajustar al máximo el calendario ya que al sumar más jornadas tendría que acomodarse a un espacio de tiempo marcado, por un lado, por el lazo que del Gobierno para poder iniciar las competiciones y, por otro, la celebración de los Juegos Olímpico en Tokio. Por si fuera poco, además se espera un parón en la competición doméstica para poder disputar todas las competiciones internacionales que no han podido jugarse este verano a consecuencia del coronavirus como el Campeonato de Europa o la Copa de Selecciones.
Con la fecha de inicio de los partidos todavía en el aire en una competición que debería estar resuelta como tarde a finales de mayo para no coincidir con las olimpiadas y un parón invernal para las competiciones continentales, los equipos no descartan tener que acometer un calendario que en ocasiones se tenga que doblar jornada, con un encuentro en sábado o domingo y otro entre semana.
Y mientras se trabaja en la búsqueda de un equilibrio en la nueva normalidad del voleibol, todavía no se sabe cuándo ni cómo podrán volver los aficionados a las gradas de los pabellones de sus equipos. A pesar de tener que disputar los encuentros a puerta cerrada podría tener un efecto distinto a cada caso, en el que clubes como el CV Teruel, que ha sabido cultivar un verdadero movimiento naranja alrededor de su equipo, todos apuntan a la necesidad de reforzar las emisiones de los partidos a través del streaming para mantener viva la llama de la ilusión en sus seguidores mientras no se pueda acceder a los terrenos de juego.
En los próximos días la Federación ha convocado a los clubes de Superliga2 para tratar su futuro, sobre todo el de los saltos de categoría, toda vez que no vaya a haber campeón.