El pabellón de Los Pajaritos lució al completo durante la final. RFEVB
La séptima Copa del Rey tendrá que esperar
El Pamesa Teruel cae ante Río Duero Soria después de hacer un amago de remontada
La séptima Copa del Rey tendrá que esperar. El Río Duero Soria acabó con el sueño turolense de levantar un nuevo título copero en el pabellón de Los Pajaritos en cuatro set. Los anfitriones tomaron ventaja con dos primeros sets inmaculados y dejaron la responsabilidad en manos de su opuesto, Juan Pablo Moreno, cuando el Pamesa Teruel buscó la remontada. Los de Torcello trataron de sumar un nuevo capítulo de heroicidad a su torneo, pero en esta ocasión les tocó quedarse con la cruz de la moneda.
Los Pajaritos lucía un ambiente inmejorable. Ni un alfiler cabía en las gradas del pabellón soriano para la batalla definitiva. A un lado, de azul, el equipo anfitrión, al otro, de negro, como ante Guaguas, el Pamesa Teruel. Los de Torcello buscaban su séptimo título copero en la reedición de la final del año 2012. Cambiaba el escenario, ya que en aquello ocasión se disputó en Los Planos, pero no las ganas de hacerse con uno de los mayores premios del voleibol nacional.
Los primeros servicios del choque dejaban muestras de que el sufrimiento, tanto para la Marea Soriana como para la Marea Naranja, estaba garantizado. El Río Duero Soria comenzó con ganas de marcar el ritmo, pero sus errores en el saque le permitieron al Pamesa Teruel sumar. La solidez de la primera línea turolense trataba de perforar la insistente defensa soriana, que en los primeros compases marcó la diferencia (6-9).
Torcello lo detuvo antes de que los males fuesen mayores y encontró soluciones a través de sus centrales. Víctor Méndez acercó a los suyos en el marcador, pero la renta seguía siendo favorable a los anfitriones, que desde el comienzo quisieron aprovechar la ocasión de vencer ante su afición. Pepe Villalba desató la locura en Los Pajaritos al volver a aumentar las diferencias y el banquillo turolense trató de encontrar soluciones al espectacular arranque de los de casa (10-15).
Ya demostró el bloque de Los Planos que ante las adversidades estaba capacitado para reponerse. La pipe de Emilio Ferrández, una de las jugadas más efectivas durante todo el fin de semana copero, marcó la hoja de ruta. Pero Juan Pablo Moreno quería ganarle la batalla de opuestos a Pernambuco y atacaba la zona cuatro con mucha potencia para anular, por momentos, la reacción aragonesa. El servicio turolense carecía de la precisión de las dos anteriores tardes y eso pasaba factura en una primera manga que cogía tono celeste (15-20).
En el otro bando, Moreno conectaba uno bueno y uno malo, dejando con algo de vida a los de Torcello. Un block out conseguido por Pernambuco y un gran bloqueo en red de Ferrández alimentaba las esperanzas turolenses para hacerse con la primera manga. Una vez más, al igual que en cuartos y en semis, el Pamesa Teruel parecía reponerse (19-22).
El saque de Rubén Lorente fue vital para los turolenses, al igual que las reconstrucciones de Aharón Gámiz y los ataques de Pernambuco, que tenía mucho que decir en la batalla particular entre opuestos (22-22). Hasta la orilla llegó el bloque naranja, que frenó el imponente comienzo soriano con una buena reacción, pero que no pudo detener las ganas del Río Duero Soria de hacerse con el primer set (23-25).
Debía salir enchufado el equipo de Teruel para igualar el duelo, pero el saque de Pepe Villalba ponía a saltar a Alejandro San Martín, que con su habitual estilo, celebraba cada punto con la afición local, y obligaba a darle al stop a Torcello (0-4). Un par de manotazos de Pernambuco sirvieron para coger algo de oxígeno, pero, al igual que la defensa en la primera manga, la recepción de los anfitriones generó muchos problemas para sumar puntos (3-8).
Estaba con serios problemas el bloque de Teruel, que no terminaba de encontrar la fórmula para lograr lo que nadie antes había conseguido este fin de semana: hacerle un set a Río Duero Soria. Cuando los naranjas lograban defender a Pelegrín Vargas, aparecía Pepe Villalba y si ninguno de los dos lograba anotar, ahí estaba Juan Pablo Moreno, el comodín que resolvía todos los apuros de los anfitriones (6-12).
Solo existían dos opciones: sobreponerse o caer. Vildósola, tras un nuevo tiempo muerto, optó por la primera, pero Moreno y Vargas le negaron el intento al argentino. Cada ataque de Soria terminaba en celebración de los celestes y lamento de los naranjas. Lo que en un lado era luz, en el otro, oscuridad (9-16). La sangría soriana continuaba, ante la falta de clarividencia del conjunto de Teruel. Pernambuco trataba de hacerse dueño de la situación, con una nueva serie de buenos saques de Rubén Lorente. Los naranjas apretaban los dientes. Era el momento de reaccionar si querían tener opciones de salir campeones. Dos buenos remates en la red de Víctor Méndez ajustaban las diferencias y provocaban el primer time out de Toribio (15-19).
Pero una vez con el veinte en el electrónico, la defensa del Río Duero volvió a arruinar el buen trabajo turolense hasta en tres ocasiones para dejar la segunda manga prácticamente encarrilada a favor del conjunto numantino (15-23). Contaba con nueve bolas de set el equipo de Soria y le sobraron ocho para poner el 2-0 a su favor. Pernambuco estuvo ágil en la red para evitar que fuese a la primera, pero un error en el servicio por parte de los turolenses certificó la mala noticia (16-25).
Después de la Copa realizada, el Teruel se merecía una última bala para soñar con el título. Era el momento de sumar, o al menos morir matando. Torcello lo sabía y sus jugadores lo tenían claro. El tercer capítulo tenía que cambiar de gama cromática.
Pero el asunto empezaba de la misma manera que había acabado el anterior, con fallo en el saque turolense. Mejorar ese aspecto era clave. Rubén López dio el primer paso para lograrlo con un ace y el otro Rubén -Lorente- continuó la tendencia positiva para darle la mayor ventaja de la tarde a los aragoneses (7-4). Era el mejor momento de un equipo que nunca se rinde y la grada lo sabía. En el sector naranja sonaban más fuerte los bombos y megáfonos cuando el marcador indicaba que los suyos tenían cuatro de renta (11-7).
Pero el pabellón de Los Pajaritos apretaba para que los turolenses no se metieran de lleno en el partido. La presión y Juan Pablo Moreno hicieron efecto y el Río Duero Soria no solo redujo las distancias, sino que se colocó por delante en el electrónico tras un ataque fallido de Pernambuco (11-12).
Gámiz echó mano de la experiencia para contener el servicio de Moreno y el muro de Teruel volvió a darle la vuelta al set. Igualado a más no poder estaba el set al que tenían que agarrarse los muchachos de Torcello. Vildósola y Pernambuco, que comenzó a ganar protagonismo cuando el equipo más lo necesitaba, lograron dos diagonales fantásticas para poner el 18-16 favorable a los turolenses, en los momentos de mejor juego por parte de ambas escuadras.
El equipo naranja no terminaba de escaparse, pero la mejoría sobre la pista era notable y Pernambuco lograba el punto veinte para el Pamesa con un block out, que se repitió al otro lado de la red en la jugada siguiente. De la misma manera, una sucesión de servicios errados por ambas partes colocó a los naranjas a tres de la salvación (22-20). No iba a dar su brazo a torcer tan fácil el Río Duero Soria, que era consciente de que dejar vivo a este Pamesa Teruel podía salirle muy caro. Los anfitriones empataron a 23 y volvieron a poner en apuros al bloque de Los Amantes. Pero la Copa del Rey del Pamesa Teruel no podía acabar así y los de Torcello ejecutaron el bloqueo a la perfección para seguir con vida en el encuentro (25-23).
Un nuevo partido comenzaba. Los turolenses se habían desquitado de la presión, que ahora podía jugar en contra de sus rivales. Aharón Gámiz, el capitán del barco naranja, alentaba a sus compañeros antes de que la pelota volviese a volar por encima de la red. La charla del número 18 surtió efecto. Tras varias defensas exitosas, el Pamesa Teruel sumó su primer punto y puso en pie a la Marea Naranja, que comenzaba a soñar en la remontada.
La ventaja soriana de las dos primeras mangas había desaparecido, pero ahora al Pamesa Teruel le tocaba lidiar contra la única inclemencia que no se le había puesto de por medio en toda la Copa del Rey: el arbitraje. Dos decisiones polémicas pusieron por delante a los anfitriones, que no desaprovecharon la situación (5-6). Pernambuco daba una de cal y una de arena para que, junto a un error de los sorianos, la cuarta manga de la final volviese a igualarse.
El bloque turolense, si quería forzar el desempate, tenía que arriesgar pero no cometer errores. Cumplió una, pero no la otra y Moreno terminó de complicar la faena con tres proyectiles consecutivos desde el servicio (10-15).
Volvía a demostrar su capacidad de sufrimiento el conjunto dirigido por Maxi Torcello, con dos puntos seguidos para recortar la renta soriana a tan solo tres tantos (14-17). El sueño copero se acababa conforme Juan Pablo Moreno hundía una nueva bomba en la otra mitad de la cancha y Vildósola enviaba un nuevo saque a la red (16-21).
El mate de Pelegrín Vargas dejaba la Copa en bandeja, a tan solo tres puntos, al Río Duero Soria. Con Moreno al saque, el punto cayó del lado turolense y Emilio Ferrández se empeñó en apurar las opciones de los suyos (19-22).
Lorente falló su servicio después del tiempo muerto solicitado por Toribio para detener la reacción naranja. El Pamesa sumó un punto más y trató de agarrarse al duelo, pero los anfitriones se pusieron con cuatro bolas de partido, que terminaron aprovechando para tirar por tierra el esfuerzo de los turolenses y acabar con el sueño de la séptima Copa del Rey (21-25).
Los Pajaritos lucía un ambiente inmejorable. Ni un alfiler cabía en las gradas del pabellón soriano para la batalla definitiva. A un lado, de azul, el equipo anfitrión, al otro, de negro, como ante Guaguas, el Pamesa Teruel. Los de Torcello buscaban su séptimo título copero en la reedición de la final del año 2012. Cambiaba el escenario, ya que en aquello ocasión se disputó en Los Planos, pero no las ganas de hacerse con uno de los mayores premios del voleibol nacional.
Los primeros servicios del choque dejaban muestras de que el sufrimiento, tanto para la Marea Soriana como para la Marea Naranja, estaba garantizado. El Río Duero Soria comenzó con ganas de marcar el ritmo, pero sus errores en el saque le permitieron al Pamesa Teruel sumar. La solidez de la primera línea turolense trataba de perforar la insistente defensa soriana, que en los primeros compases marcó la diferencia (6-9).
Torcello lo detuvo antes de que los males fuesen mayores y encontró soluciones a través de sus centrales. Víctor Méndez acercó a los suyos en el marcador, pero la renta seguía siendo favorable a los anfitriones, que desde el comienzo quisieron aprovechar la ocasión de vencer ante su afición. Pepe Villalba desató la locura en Los Pajaritos al volver a aumentar las diferencias y el banquillo turolense trató de encontrar soluciones al espectacular arranque de los de casa (10-15).
Ya demostró el bloque de Los Planos que ante las adversidades estaba capacitado para reponerse. La pipe de Emilio Ferrández, una de las jugadas más efectivas durante todo el fin de semana copero, marcó la hoja de ruta. Pero Juan Pablo Moreno quería ganarle la batalla de opuestos a Pernambuco y atacaba la zona cuatro con mucha potencia para anular, por momentos, la reacción aragonesa. El servicio turolense carecía de la precisión de las dos anteriores tardes y eso pasaba factura en una primera manga que cogía tono celeste (15-20).
En el otro bando, Moreno conectaba uno bueno y uno malo, dejando con algo de vida a los de Torcello. Un block out conseguido por Pernambuco y un gran bloqueo en red de Ferrández alimentaba las esperanzas turolenses para hacerse con la primera manga. Una vez más, al igual que en cuartos y en semis, el Pamesa Teruel parecía reponerse (19-22).
El saque de Rubén Lorente fue vital para los turolenses, al igual que las reconstrucciones de Aharón Gámiz y los ataques de Pernambuco, que tenía mucho que decir en la batalla particular entre opuestos (22-22). Hasta la orilla llegó el bloque naranja, que frenó el imponente comienzo soriano con una buena reacción, pero que no pudo detener las ganas del Río Duero Soria de hacerse con el primer set (23-25).
Debía salir enchufado el equipo de Teruel para igualar el duelo, pero el saque de Pepe Villalba ponía a saltar a Alejandro San Martín, que con su habitual estilo, celebraba cada punto con la afición local, y obligaba a darle al stop a Torcello (0-4). Un par de manotazos de Pernambuco sirvieron para coger algo de oxígeno, pero, al igual que la defensa en la primera manga, la recepción de los anfitriones generó muchos problemas para sumar puntos (3-8).
Estaba con serios problemas el bloque de Teruel, que no terminaba de encontrar la fórmula para lograr lo que nadie antes había conseguido este fin de semana: hacerle un set a Río Duero Soria. Cuando los naranjas lograban defender a Pelegrín Vargas, aparecía Pepe Villalba y si ninguno de los dos lograba anotar, ahí estaba Juan Pablo Moreno, el comodín que resolvía todos los apuros de los anfitriones (6-12).
Solo existían dos opciones: sobreponerse o caer. Vildósola, tras un nuevo tiempo muerto, optó por la primera, pero Moreno y Vargas le negaron el intento al argentino. Cada ataque de Soria terminaba en celebración de los celestes y lamento de los naranjas. Lo que en un lado era luz, en el otro, oscuridad (9-16). La sangría soriana continuaba, ante la falta de clarividencia del conjunto de Teruel. Pernambuco trataba de hacerse dueño de la situación, con una nueva serie de buenos saques de Rubén Lorente. Los naranjas apretaban los dientes. Era el momento de reaccionar si querían tener opciones de salir campeones. Dos buenos remates en la red de Víctor Méndez ajustaban las diferencias y provocaban el primer time out de Toribio (15-19).
Pero una vez con el veinte en el electrónico, la defensa del Río Duero volvió a arruinar el buen trabajo turolense hasta en tres ocasiones para dejar la segunda manga prácticamente encarrilada a favor del conjunto numantino (15-23). Contaba con nueve bolas de set el equipo de Soria y le sobraron ocho para poner el 2-0 a su favor. Pernambuco estuvo ágil en la red para evitar que fuese a la primera, pero un error en el servicio por parte de los turolenses certificó la mala noticia (16-25).
Después de la Copa realizada, el Teruel se merecía una última bala para soñar con el título. Era el momento de sumar, o al menos morir matando. Torcello lo sabía y sus jugadores lo tenían claro. El tercer capítulo tenía que cambiar de gama cromática.
Pero el asunto empezaba de la misma manera que había acabado el anterior, con fallo en el saque turolense. Mejorar ese aspecto era clave. Rubén López dio el primer paso para lograrlo con un ace y el otro Rubén -Lorente- continuó la tendencia positiva para darle la mayor ventaja de la tarde a los aragoneses (7-4). Era el mejor momento de un equipo que nunca se rinde y la grada lo sabía. En el sector naranja sonaban más fuerte los bombos y megáfonos cuando el marcador indicaba que los suyos tenían cuatro de renta (11-7).
Pero el pabellón de Los Pajaritos apretaba para que los turolenses no se metieran de lleno en el partido. La presión y Juan Pablo Moreno hicieron efecto y el Río Duero Soria no solo redujo las distancias, sino que se colocó por delante en el electrónico tras un ataque fallido de Pernambuco (11-12).
Gámiz echó mano de la experiencia para contener el servicio de Moreno y el muro de Teruel volvió a darle la vuelta al set. Igualado a más no poder estaba el set al que tenían que agarrarse los muchachos de Torcello. Vildósola y Pernambuco, que comenzó a ganar protagonismo cuando el equipo más lo necesitaba, lograron dos diagonales fantásticas para poner el 18-16 favorable a los turolenses, en los momentos de mejor juego por parte de ambas escuadras.
El equipo naranja no terminaba de escaparse, pero la mejoría sobre la pista era notable y Pernambuco lograba el punto veinte para el Pamesa con un block out, que se repitió al otro lado de la red en la jugada siguiente. De la misma manera, una sucesión de servicios errados por ambas partes colocó a los naranjas a tres de la salvación (22-20). No iba a dar su brazo a torcer tan fácil el Río Duero Soria, que era consciente de que dejar vivo a este Pamesa Teruel podía salirle muy caro. Los anfitriones empataron a 23 y volvieron a poner en apuros al bloque de Los Amantes. Pero la Copa del Rey del Pamesa Teruel no podía acabar así y los de Torcello ejecutaron el bloqueo a la perfección para seguir con vida en el encuentro (25-23).
Un nuevo partido comenzaba. Los turolenses se habían desquitado de la presión, que ahora podía jugar en contra de sus rivales. Aharón Gámiz, el capitán del barco naranja, alentaba a sus compañeros antes de que la pelota volviese a volar por encima de la red. La charla del número 18 surtió efecto. Tras varias defensas exitosas, el Pamesa Teruel sumó su primer punto y puso en pie a la Marea Naranja, que comenzaba a soñar en la remontada.
La ventaja soriana de las dos primeras mangas había desaparecido, pero ahora al Pamesa Teruel le tocaba lidiar contra la única inclemencia que no se le había puesto de por medio en toda la Copa del Rey: el arbitraje. Dos decisiones polémicas pusieron por delante a los anfitriones, que no desaprovecharon la situación (5-6). Pernambuco daba una de cal y una de arena para que, junto a un error de los sorianos, la cuarta manga de la final volviese a igualarse.
El bloque turolense, si quería forzar el desempate, tenía que arriesgar pero no cometer errores. Cumplió una, pero no la otra y Moreno terminó de complicar la faena con tres proyectiles consecutivos desde el servicio (10-15).
Volvía a demostrar su capacidad de sufrimiento el conjunto dirigido por Maxi Torcello, con dos puntos seguidos para recortar la renta soriana a tan solo tres tantos (14-17). El sueño copero se acababa conforme Juan Pablo Moreno hundía una nueva bomba en la otra mitad de la cancha y Vildósola enviaba un nuevo saque a la red (16-21).
El mate de Pelegrín Vargas dejaba la Copa en bandeja, a tan solo tres puntos, al Río Duero Soria. Con Moreno al saque, el punto cayó del lado turolense y Emilio Ferrández se empeñó en apurar las opciones de los suyos (19-22).
Lorente falló su servicio después del tiempo muerto solicitado por Toribio para detener la reacción naranja. El Pamesa sumó un punto más y trató de agarrarse al duelo, pero los anfitriones se pusieron con cuatro bolas de partido, que terminaron aprovechando para tirar por tierra el esfuerzo de los turolenses y acabar con el sueño de la séptima Copa del Rey (21-25).
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