Emaná trata de superar a la defensa zaragozana durante el último enfrentamiento ante el Brea disputado en Pinilla. Archivo
La recuperación rojilla se pone a prueba frente a su bestia negra
El Brea ha ganado, siempre por la mínima, en los últimos cinco enfrentamientos con los turolenses
La bestia negra vuelve a aparecer en el camino del CD Teruel. El Brea se ha convertido estos últimos años en un contrincante infranqueable en el transitar rojillo y su presencia vuelve a inquietar la recuperación de un conjunto que necesita recuperar la autoestima después de varias semanas de resultados irregulares. Cinco enfrentamientos consecutivos llevan los rojillos sin ser capaces de superar al equipo de Piedrabuena en una lista donde la igualdad ha presidido los noventa minutos de cada partido, y en los que la moneda ha caído siempre del lado favorable al conjunto de la Comarca del Aranda.
La necesidad de recuperar la línea de buenos resultados por parte del CD Teruel se enfrenta este domingo a un obstáculo complicado. Más allá de la propia necesidad de puntuar del conjunto zaragozano, el Brea se ha convertido en una auténtica bestia negra imposible de superar.
Los aficionados clásicos de Pinilla recuerdan todavía lo complicado que siempre resultaban los enfrentamientos con el Barbastro. En el inicio de la década de los noventa del siglo pasado durante varias campañas ambos conjuntos luchaban cada año por alcanzar la cuarta posición del grupo aragonés de Tercera División y que se resolvía habitualmente del lado del equipo altoaragonés. De ahí nació una rivalidad que ahora se traslada, con algunas diferencias, a la entidad de la Comarca del Aranda.
El crecimiento deportivo exhibido por el Brea durante los últimos años ha supuesto un escollo habitual en los planes del CD Teruel. Desde la temporada 19-20 ambos conjuntos se han visto las caras en cinco oportunidades y todas ellas se resolvían con resultados favorables para los azules. Más allá incluso de la propia trascendencia de los puntos los resultados cortaban o cuando menos aparcaban las opciones de los de Pinilla en su camino hacia metas superiores.
La relación de contratiempos rojillos comenzó en la primera vuelta de la campaña 19-20. Los entonces dirigidos por César Láinez visitaban Piedrabuena imbatidos y lanzados en el primer puesto de la tabla. Un autogol en un saque de esquina con el tiempo cumplido determinó el triunfo local y la primera derrota rojilla de la temporada.
Tras el parón por la pandemia ambos volvieron a verse las caras en la semifinal de la lucha por el ascenso a Segunda B. Con el Pedro Sancho como escenario el CD Teruel afrontaba el partido como claro favorito y contaba además con la ventaja de su mejor clasificación liguera, por lo que un empate beneficiaba sus intereses y les concedía directamente una plaza en la final para subir de categoría.
La igualdad presidió aquel compromiso. Ambos conjuntos llegaban al descuento con empate a uno y con el tiempo cumplido los azules volvían a disponer de un lanzamiento de esquina favorable. Los entonces dirigidos por Raúl Jardiel tenían la oportunidad deseada. Era el minuto 97 y Raúl Rubio no la desaprovechó conectando un cabezazo que dejaba en la cuneta a los rojillos y metía al Brea en la final por el ascenso con el Tarazona como rival.
Ambos conjuntos volvieron a verse las caras en la 20-21 en Tercera División. Tras una primera fase en grupos diferentes, ambos volvían a encontrarse en la fase por el ascenso. La cita de Piedrabuena volvió a caer del lado local. El choque estuvo cargado de tensión y los locales no dejaron pasar la ocasión para sumar unos puntos que retrasaban el alirón rojillo e impedían el ascenso matemático de la plantilla a la nueva Segunda RFEF.
Parada adelantó a los locales. Poco después igualó Álex Roy. Ya en la segunda mitad de nuevo Rubio hizo el 2-1 final. La mala suerte se cebó con los visitantes que vieron además como Kevin Lacruz desperdició el lanzamiento de dos penalties a favor que sancionó el colegiado de aquel compromiso.
Apenas unas semanas después ambos volvieron a verse las caras. El CD Teruel ya había conseguido una jornada antes matemáticamente el ascenso y los visitantes soñaban con lograrlo. Jorge López se aprovechó de la relajación existente en las filas del equipo de Víctor Bravo para marcar el tanto de la victoria y alimentar unas opciones de subir que se iban a concretar poco tiempo después.
El último capítulo de esta lista se vivió el pasado 5 de diciembre en las dependencias del Ensanche. Ambos equipos volvían a verse las caras, en este caso, en la recién estrenada Segunda RFEF. Los rojillos gozaron
de más ocasiones para marcar pero un tanto de Matías Sempé en el 38 decantó la victoria del lado zaragozano. Era la primera derrota del equipo como local en un choque al que llegaba como líder de la competición. Después tan solo el Huesca B ha sido capaz de llevarse los tres puntos de una tacada en los choques desarrollados en Pinilla. A la conclusión del choque Víctor Bravo no tenía problemas en reconocer que los zaragozanos se habían alzado con el triunfo de una forma más que merecida.
La necesidad de recuperar la línea de buenos resultados por parte del CD Teruel se enfrenta este domingo a un obstáculo complicado. Más allá de la propia necesidad de puntuar del conjunto zaragozano, el Brea se ha convertido en una auténtica bestia negra imposible de superar.
Los aficionados clásicos de Pinilla recuerdan todavía lo complicado que siempre resultaban los enfrentamientos con el Barbastro. En el inicio de la década de los noventa del siglo pasado durante varias campañas ambos conjuntos luchaban cada año por alcanzar la cuarta posición del grupo aragonés de Tercera División y que se resolvía habitualmente del lado del equipo altoaragonés. De ahí nació una rivalidad que ahora se traslada, con algunas diferencias, a la entidad de la Comarca del Aranda.
El crecimiento deportivo exhibido por el Brea durante los últimos años ha supuesto un escollo habitual en los planes del CD Teruel. Desde la temporada 19-20 ambos conjuntos se han visto las caras en cinco oportunidades y todas ellas se resolvían con resultados favorables para los azules. Más allá incluso de la propia trascendencia de los puntos los resultados cortaban o cuando menos aparcaban las opciones de los de Pinilla en su camino hacia metas superiores.
La relación de contratiempos rojillos comenzó en la primera vuelta de la campaña 19-20. Los entonces dirigidos por César Láinez visitaban Piedrabuena imbatidos y lanzados en el primer puesto de la tabla. Un autogol en un saque de esquina con el tiempo cumplido determinó el triunfo local y la primera derrota rojilla de la temporada.
Tras el parón por la pandemia ambos volvieron a verse las caras en la semifinal de la lucha por el ascenso a Segunda B. Con el Pedro Sancho como escenario el CD Teruel afrontaba el partido como claro favorito y contaba además con la ventaja de su mejor clasificación liguera, por lo que un empate beneficiaba sus intereses y les concedía directamente una plaza en la final para subir de categoría.
En la última acción
La igualdad presidió aquel compromiso. Ambos conjuntos llegaban al descuento con empate a uno y con el tiempo cumplido los azules volvían a disponer de un lanzamiento de esquina favorable. Los entonces dirigidos por Raúl Jardiel tenían la oportunidad deseada. Era el minuto 97 y Raúl Rubio no la desaprovechó conectando un cabezazo que dejaba en la cuneta a los rojillos y metía al Brea en la final por el ascenso con el Tarazona como rival.
Ambos conjuntos volvieron a verse las caras en la 20-21 en Tercera División. Tras una primera fase en grupos diferentes, ambos volvían a encontrarse en la fase por el ascenso. La cita de Piedrabuena volvió a caer del lado local. El choque estuvo cargado de tensión y los locales no dejaron pasar la ocasión para sumar unos puntos que retrasaban el alirón rojillo e impedían el ascenso matemático de la plantilla a la nueva Segunda RFEF.
Parada adelantó a los locales. Poco después igualó Álex Roy. Ya en la segunda mitad de nuevo Rubio hizo el 2-1 final. La mala suerte se cebó con los visitantes que vieron además como Kevin Lacruz desperdició el lanzamiento de dos penalties a favor que sancionó el colegiado de aquel compromiso.
Apenas unas semanas después ambos volvieron a verse las caras. El CD Teruel ya había conseguido una jornada antes matemáticamente el ascenso y los visitantes soñaban con lograrlo. Jorge López se aprovechó de la relajación existente en las filas del equipo de Víctor Bravo para marcar el tanto de la victoria y alimentar unas opciones de subir que se iban a concretar poco tiempo después.
Capitulo final
El último capítulo de esta lista se vivió el pasado 5 de diciembre en las dependencias del Ensanche. Ambos equipos volvían a verse las caras, en este caso, en la recién estrenada Segunda RFEF. Los rojillos gozaron
de más ocasiones para marcar pero un tanto de Matías Sempé en el 38 decantó la victoria del lado zaragozano. Era la primera derrota del equipo como local en un choque al que llegaba como líder de la competición. Después tan solo el Huesca B ha sido capaz de llevarse los tres puntos de una tacada en los choques desarrollados en Pinilla. A la conclusión del choque Víctor Bravo no tenía problemas en reconocer que los zaragozanos se habían alzado con el triunfo de una forma más que merecida.
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