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La Primera RFEF, una nueva categoría que explorará el CD Teruel la temporada que viene La Primera RFEF, una nueva categoría que explorará el CD Teruel la temporada que viene
Borja Romero y el resto de sus compañeros celebran el éxito conseguido en la Plaza del Torico, junto a cientos de aficionados turolenses. Antonio García/Bykofoto

La Primera RFEF, una nueva categoría que explorará el CD Teruel la temporada que viene

La entidad rojilla vivirá su novena experiencia en la división de bronce del balompié nacional
Javier Gascó

Catalogar el ascenso del CD Teruel de histórico es justo y necesario, ya que el equipo debutará la próxima temporada en una categoría completamente nueva. La Primera RFEF, que surgió en el año 2021 con la intención de profesionalizar el fútbol modesto, se sumará a la lista de divisiones por las que ha pasado la entidad rojilla. Además, el éxito toma una mayor envergadura, ya que el club regresa a la categoría de bronce del fútbol español cuatro años después. Será la novena travesía del conjunto turolense en ese rango, tras haber vivido tres etapas diferentes en la extinta Segunda B. Ahora el reto es mayor, pero también lo es la ilusión.

Un hecho inédito

La victoria ante la SD Formentera puso el broche de oro a una temporada para enmarcar que quedará en el recuerdo de todos los aficionados turolenses. Además, supuso el ansiado ascenso a la Primera RFEF, categoría inédita para el CD Teruel.

A pesar de haber pasado en diversas ocasiones por la Segunda B, el conjunto turolense nunca ha tenido la oportunidad de jugar en Primera RFEF debido a la corta edad de la competición.

La nueva categoría en la que competirá el bloque de Víctor Bravo el próximo curso ha incrementado notablemente el nivel de la antigua Segunda B, por lo que el desafío será todavía más exigente, si cabe.

Conformada por cuarenta equipos -divididos en dos grupos de veinte- la Primera RFEF pretende acortar las distancias profesionales y futbolísticas entre la Segunda División y las categorías inmediatamente inferiores del fútbol español. Por lo tanto, es considerada la división de bronce del balompié nacional. Equipos históricos de la talla del Deportivo de la Coruña, el Castellón o el Córdoba se disputan jornada tras jornada los puntos con algunos de los mejores filiales del país, con el del Barcelona o el del Real Madrid como principales cabezas de cartel. La próxima campaña, el CD Teruel estará incluido en ese selecto grupo de cuarenta aspirantes que buscan dar el salto definitivo al fútbol profesional.

Una vez queden definidos los ascensos y descensos comenzará la organización de los dos grupos de cara a la temporada que viene, por lo que el bloque turolense todavía tendrá que esperar para conocer cuáles serán sus rivales del próximo año. En esta nueva categoría, la exigencia es máxima no solo por el nivel de los rivales, sino también por la cantidad de equipos que descienden al final de la temporada. Cinco entidades de cada grupo -diez en total- pierden la categoría, mientras que solamente cuatro consiguen el ascenso a la Segunda División. Los dos primeros de cada grupo suben de manera directa, dejando los otros dos billetes hacia la categoría de plata a los vencedores de un play-off que enfrenta a los otros cuatro mejores equipos (del 2º al 5º) de cada grupo.

Toda una historia en 2ªB

Aunque sí que será la primera vez del CD Teruel en la Primera RFEF, no lo será en la categoría de bronce del fútbol español, ya que la entidad turolense acumula una larga trayectoria en la Segunda B.

De hecho, la próxima temporada será la novena vez que el equipo juegue en el tercer rango del fútbol español en su historia.

El CD Teruel debutó en la Segunda B en el ejercicio 1987-1988, después de terminar en segunda posición la campaña previa y conseguir el ascenso directo a una categoría que por aquel entonces también vivía una remodelación, al pasar a tener cuatro grupos.

La primera etapa del club en la categoría de bronce fue la más duradera, ya que permaneció durante cuatro años en la Segunda B, bajo la presidencia de Moisés Salvador.

Tras dos buenos años iniciales, en los que el equipo rojillo fue capaz de ilusionar a la afición al plantarle cara a equipos de la talla del Levante, el Villarreal o el Almería e incluso liderar la clasificación durante buena parte de l curso 1988-1989, los problemas económicos complicaron la situación.

En el curso 1989-1990, el bloque rojillo se salvó por los pelos en una última jornada de infarto, pero un año más tarde el descenso se consumó y la entidad turolense regresó a la Tercera División, tras quedar encuadrado en el exigente grupo de los equipos vascos y arrastrar una mala dinámica desde el inicio de la temporada.

La travesía por el desierto de la Tercera División fue igual de larga que de dura. Veintidós años después del primer ascenso a Segunda B, Ramón Calderé repitió la hazaña al superar al Noja en la fase de campeones.

En la 2010-2011, el técnico catalán se mantuvo a los mandos del equipo para lograr una holgada permanencia, al igual que en la siguiente temporada, con Félix Arnáiz Lucas como entrenador.

Sin embargo, las dificultades económicas volvieron a hacer acto de presencia y el equipo perdió la categoría, de nuevo ante equipos del País Vasco.

Pese a ello, la espera para huir del desierto de la Tercera División fue mucho más breve en esa ocasión, ya que en el año 2018 se logró un nuevo ascenso ante el Cádiz B, aunque la alegría solo duró una temporada.

El paso intermedio

La última vez que el equipo de Pinilla dejó atrás la Tercera División ya lo hizo de la mano de Víctor Bravo y fue para subir a Segunda RFEF, un paso intermedio entre la antigua Segunda B y la actual Primera RFEF.

En su primer año en la categoría, el equipo dejó boquiabiertos a todos sus contendientes, ya que lideró la clasificación durante buena parte de la temporada y se quedó a tan solo un paso de conseguir el ascenso.

A la segunda fue la vencida. El sueño del ascenso ya es una realidad y el equipo rojillo regresará la próxima temporada a la verdadera categoría de bronce del fútbol español. Éxito mayúsculo.