El seleccionador nacional celebra un punto anotado durante el Clasificatorio para el Europeo disputado en Los Planos. Antonio García/Bykofoto
La nueva vida de Miguel Rivera
El seleccionador disfruta de “un año diferente” en el que está “viendo los toros desde la barrera”
La vida de Miguel Rivera ha dado un giro de 180 grados durante el último año. Su largo periplo en el banquillo turolense dejó paso a un momento de mayor tranquilidad, pero de igual responsabilidad, al ponerse a los mandos de la selección española. El técnico madrileño, afincado en Teruel, vive “una realidad diferente” tras salir de la espiral que supone dirigir a un equipo de Superliga: “Tengo mucho más tiempo para estar en casa y con la familia. Hay que aprender a disfrutar de las cosas que le vienen a cada uno”. Sin embargo, el voleibol sigue ocupando buena parte de su rutina: “Estoy viendo el máximo voleibol posible. Es un año diferente, porque al final estoy viendo los toros desde la barrera”. Rivera todavía desconoce lo que le va a deparar un 2023 en el que, deportivamente, el principal objetivo es “tratar de hacer el mejor Campeonato de Europa posible” con el combinado nacional. Pese a ello, el preparador no descarta nada de cara al nuevo año, al mismo tiempo que disfruta del voleibol, como nunca antes lo había hecho: “No cierro puertas a nada. Soy entrenador y tengo que trabajar”.
El pasado 21 de agosto la selección española cerró su clasificación para el Europeo con un pleno de victorias fabuloso en el Pabellón de Los Planos. Aquel partido, el último que dirigió Rivera hasta el momento, sirvió de despedida para un madrileño que ya se siente parte de la ciudad de Teruel: “Fue muy bonito jugar aquí. Pude vivir mi estreno ante la que había sido mi afición y fue una manera de despedirme desde la cancha”. En la ciudad de Los Amantes se certificó la clasificación para el Campeonato Europeo de este año, que será el principal objetivo del técnico con una selección que él mismo advierte que “está abierta a todos los jugadores españoles”.
Tener a su disposición tantas opciones entre las que elegir, hace que el seleccionador no se despegue del entorno voleibolístico en ningún momento. “Trato de tener contacto con la mayoría de jugadores. Estoy viendo el máximo de voleibol posible. La mayoría lo veo en Teruel, pero también he viajada a Francia o a Polonia”, explica el entrenador de 37 años.
Pero entre partido y partido, Rivera está viviendo una temporada distinta, en la que pasar tiempo con los suyos, escribir artículos de opinión para EL DIARIO DE TERUEL o poder desconectar un fin de semana está al alcance de su mano: “Ahora paso todas las tardes con mis hijos, que es algo que antes no podía hacer. En una temporada, ni te planteas cuando es festivo”.
No obstante, el técnico sabe que su nueva vida puede cambiar de un momento a otro. “La vida del entrenador es nómada. Hoy estás aquí y mañana estás allí. No cierro las puertas a nada. Soy entrenador y tengo que trabajar”, confiesa un Rivera cautivado por la ciudad turolense: “Una de las cosas más bonitas del voleibol en Teruel es el contacto con la gente y la comunión con la ciudad. Los aficionados nos consideran, a los que hemos pasado por el club, como parte de la ciudad”.
De cara al futuro más cercano, el técnico madrileño confía en que la Copa del Rey de Soria sirva para enganchar a las prometedoras generaciones del futuro a un deporte que él define como “plural y abierto a todos”. Rivera estará presente en la cita copera “como seleccionador y con la profesionalidad por bandera” y cree que “puede haber sorpresas” al ser eliminatorias a un solo partido.
Tras la Copa, Miguel Rivera continuará asentando las bases de un proyecto, el de la selección española, ilusionante, al mismo tiempo que cumplirá retos personales, como tratar de completar la Quebrantahuesos. Mientras tanto seguirá disfrutando de una vida distinta, aunque no peor, a la de otros años: “Claro que se echa de menos la pista, pero estoy disfrutando de una manera diferente. Hay que aprender a disfrutar de las cosas que le vienen a cada uno en cada momento. A fin de cuenta, hago lo que quiero hacer”.
El pasado 21 de agosto la selección española cerró su clasificación para el Europeo con un pleno de victorias fabuloso en el Pabellón de Los Planos. Aquel partido, el último que dirigió Rivera hasta el momento, sirvió de despedida para un madrileño que ya se siente parte de la ciudad de Teruel: “Fue muy bonito jugar aquí. Pude vivir mi estreno ante la que había sido mi afición y fue una manera de despedirme desde la cancha”. En la ciudad de Los Amantes se certificó la clasificación para el Campeonato Europeo de este año, que será el principal objetivo del técnico con una selección que él mismo advierte que “está abierta a todos los jugadores españoles”.
Tener a su disposición tantas opciones entre las que elegir, hace que el seleccionador no se despegue del entorno voleibolístico en ningún momento. “Trato de tener contacto con la mayoría de jugadores. Estoy viendo el máximo de voleibol posible. La mayoría lo veo en Teruel, pero también he viajada a Francia o a Polonia”, explica el entrenador de 37 años.
Pero entre partido y partido, Rivera está viviendo una temporada distinta, en la que pasar tiempo con los suyos, escribir artículos de opinión para EL DIARIO DE TERUEL o poder desconectar un fin de semana está al alcance de su mano: “Ahora paso todas las tardes con mis hijos, que es algo que antes no podía hacer. En una temporada, ni te planteas cuando es festivo”.
No obstante, el técnico sabe que su nueva vida puede cambiar de un momento a otro. “La vida del entrenador es nómada. Hoy estás aquí y mañana estás allí. No cierro las puertas a nada. Soy entrenador y tengo que trabajar”, confiesa un Rivera cautivado por la ciudad turolense: “Una de las cosas más bonitas del voleibol en Teruel es el contacto con la gente y la comunión con la ciudad. Los aficionados nos consideran, a los que hemos pasado por el club, como parte de la ciudad”.
Desde fuera de la rueda
Tomar las riendas del equipo nacional le ha permitido al seleccionador disfrutar del voleibol desde otra perspectiva. Aunque él considera que el deporte “es igual desde dentro que desde la grada”, sí que reconoce que la sensación de verlo desde un nuevo prisma le sigue pareciendo un tanto “extraña”.De cara al futuro más cercano, el técnico madrileño confía en que la Copa del Rey de Soria sirva para enganchar a las prometedoras generaciones del futuro a un deporte que él define como “plural y abierto a todos”. Rivera estará presente en la cita copera “como seleccionador y con la profesionalidad por bandera” y cree que “puede haber sorpresas” al ser eliminatorias a un solo partido.
Tras la Copa, Miguel Rivera continuará asentando las bases de un proyecto, el de la selección española, ilusionante, al mismo tiempo que cumplirá retos personales, como tratar de completar la Quebrantahuesos. Mientras tanto seguirá disfrutando de una vida distinta, aunque no peor, a la de otros años: “Claro que se echa de menos la pista, pero estoy disfrutando de una manera diferente. Hay que aprender a disfrutar de las cosas que le vienen a cada uno en cada momento. A fin de cuenta, hago lo que quiero hacer”.
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