

La hazaña de Juancar: siete días de adaptación, otros siete de ruta
El de Calamocha preparó durante seis meses la dura Lapland Arctic Ultra de Suecia, que finalizó en primera posiciónEl primer deportista en completar los 500 kilómetros del desafío extremo Bright Equipment Lapland Arctic Ultra 2025, uno de los retos de ultrafondo más exigentes y duros del mundo, es un entrenador personal nacido en Calamocha, exfutbolista que llegó a debutar en Segunda División B y, con arreglo a la trayectoria que se le adivina, nombre al que se verá con frecuencia en retos de este tipo de enjundia. Juan Carlos Gimeno, Juancar, no sólo entró primero en meta después de una semana entera de marcha en pleno invierno ártico. Es que, según señala la propia web de la prueba, “incluso logró correr gran parte del recorrido, un esfuerzo impresionante después de una distancia tan agotadora”.
“Es que soy de Calamocha, el Triángulo del Frío”, dice, aún todavía en mitad de los rigores de la Laponia sueca. Gimeno logró solventar el recorrido en siete días y una hora, pero el desafío constaba de diez días de duración, y ha estado durante todos ellos, hasta esta semana, conviviendo e intercambiando impresiones con los participantes de la prueba. Apenas catorce empezaron, y media docena han sido capaces de completarla en ese plazo requerido. “Es una prueba durísima”; el segundo llegó diez horas después de Juancar. La tercera, un día más tarde. “Me apetecía afrontar algo en frío”.
Un cursillo acelerado
Porque su anterior experiencia fue justo la contraria, hace un año, 250 kilómetros en el desierto del Sáhara en la Maratón des Sables. “Me gusta hacer cosas que me desafíen, que me pongan a prueba”. Salió bien parado del calor, pero a orillas del Jiloca lo que se lleva es el frío. Explica Gimeno que los criterios de selección para pruebas de esta índole son exhaustivos, “hay mucha atención a la seguridad, porque te juegas la vida. Uno de los requisitos”, refiere el turolense, “es precisamente atestiguar bagaje en pruebas a baja temperatura”.
Su origen le ayudó. Pero de aún más ayuda fue el curso de preparación, una semana entera de aclimatación y práctica sobre el terreno, puesto por la organización de la prueba a disposición de los participantes para ir tomando contacto con lo que se encontraron posteriormente. “Enseñan a hacer fuego, a buscar y habilitar refugio, a resolver situaciones de emergencia que puedan surgir”. En efecto, Juan Carlos debió superar los 500 kilómetros de recorrido, una semana entera de travesía, en solitario, a pie, a cuestas de su carga de provisiones y herramientas.
Ello le obligaba a descansar donde y como fuera posible, en circunstancias incómodas como poco. “Dormía un poco donde me pillaba. Alguna vez encontraba algún lugar en el que había alguna especie de refugio, algo donde habilitar algún techado, otras veces podía descansar algo en los puntos de control, que tenían alguna instalación. Y ha habido noches en las que tenía que armar directamente la tienda de campaña. En todos los casos, siempre sobre el suelo”.
Así fue capaz de ir arañando minutos, horas, ventaja suficiente para superar al alemán Jan Rohrberg, segundo que logró el desafío. La competición, con todo, no es contra los otros participantes, es contra los elementos, contra uno mismo. Y exige tiempo, para prepararla, y para superarla. “Ahora voy a hacer una metabolización tranquila de lo que he conseguido”, vuelta a la rutina, a sus entrenamientos personales, para Juan Carlos Gimeno, “y veremos lo que surge después”, el siguiente ultrarreto de quien salió del Triángulo del Frío para ganar en el Círculo Polar.
De Calamocha a Teruel andando
Una vez que Juancar vio cada vez más cerca la posibilidad de participar en la Lapland Arctic, comenzó en otoño su dinámica de entrenamientos específicos, en la que tuvo importante papel la práctica de largas travesías de madrugada en el invierno turolense. “Iba andando de Calamocha a Teruel, y de Calamocha a Zaragoza. Salía a las seis de la mañana, estaba doce horas haciendo marcha, y luego veía a mis familiares”.
Una dura rutina de entrenamientos que después dio sus frutos con un excelente rendimiento en las tierras árticas de Suecia. “Me estimulaba ponerme a prueba en una de las aventuras más duras del mundo”, afirma Gimeno, “un reto muy difícil que me servirá de buen bagaje para carreras en frío”; el de Calamocha ya busca nuevos desafíos de cara ya al próximo año.