Víctor Bravo da indicaciones a sus jugadores durante el descanso de la prórroga. CD Teruel
El CD Teruel fracasa ante el Valle de Egüés y queda eliminado de la Copa del Rey en la prórroga (1-0)
Los de Víctor Bravo vuelven a acusar los problemas de gol y prolongan su mala dinámica
El CD Teruel cayó eliminado a las primeras de cambio de la Copa del Rey después de mostrarse incapaz de hacerle un gol al Valle de Egüés, de Segunda RFEF, que supo aguantar hasta llevar el partido a la prórroga y conseguir el tanto de la victoria de penalti. Los de Víctor Bravo fracasaron ante un rival de menor entidad al volver a toparse con los habituales problemas en la parcela ofensiva. El cambio de rumbo tendrá que esperar, ya que por el momento la tendencia que reina en la entidad rojilla sigue siendo la negativa.
Con camiseta roja y parte de abajo blanca salía el CD Teruel al Municipal Valle de Aranguren para tratar de conseguir la primera victoria de la temporada ante el Valle de Egüés. Víctor Bravo había anunciado rotaciones para el estreno copero, aunque el once que presentó en territorio navarro podía ser el titular de cualquier otro partido de liga. Con Taliby en portería, la defensa de cuatro estuvo compuesta por Cabetas e Ismael Sierra, con Julen y Correia por los laterales. En el centro del campo, Fran Tena y Facu García tenían la tarea de construir el juego, mientras que la electricidad por bandas era cosa de Aparicio y Borja Martínez. Arriba aguardaban sus oportunidades Jorge Alastuey y Toni Gabarre.
Los primeros minutos daban para sacar pocas conclusiones. El CD Teruel era dueño del balón en su propio campo y el Valle de Egüés esperaba replegado a que fuese el cuadro de superior categoría el que propusiese. Un córner par los locales y una falta lejana para los visitantes fueron lo más destacado de los diez minutos iniciales. Sin embargo, superada la decena, el Valle de Egüés demostró su potencial a balón parado y a punto estuvo de darle la sorpresa al conjunto rojillo. Ismael Sierra se tiró con todo para evitar que el remate de Javi Terés, un defensor navarro, acabase en el fondo de la red, después de haber recibido completamente solo dentro del área.
La amenza de gol hizo que el conjunto turolense avanzase sus líneas y pudiese manejar la posesión a su antojo más cerca de la meta rival, aunque sin generar nada de peligro sobre la meta defendida por Izan. Borja Martínez era uno de los primeros en atreverse a probar suerte. Un envío en largo desde el centro del campo acababa en sus botas y el extremo no dudaba en encarar a su par y disparar a portería sin demasiada fortuna, ya que su intento topaba con un zaguero local y la acción terminaba en córner. Las individualidades podían ser la solución para un equipo que no terminaba de notarse cómodo sobre el césped artificial del Municipal Valle de Aranguren.
De hecho, eran los locales los que obligaban a estar concentrados a los turolenses con dos nuevas llegadas a través de acciones a balón parado, que terminaban en nada.
Justo antes de alcanzar la media hora de encuentro, el juego interior del CD Teruel empezó a funcionar. Aparicio filtró un gran pase a Gabarre, que se quedó solo contra el portero aunque demasiado escorado. El delantero oscense trató de cruzarla para hacer el primero pero su disparo no vio portería, en el mejor acercamiento rojillo de la primera mitad.
La ocasión animó al equipo de Víctor Bravo que había sido paciente durante treinta minutos, pero que ahora ya empezaba a querer abrir el marcador con determinación.
Con la intención de ganarse la titularidad, Aparicio fue uno de los jugadores más activos del cuadro de Víctor Bravo. El zaragozano volvió a combinar bien con Gabarre en la frontal, pero no pudo finalizar la jugada. El guardameta del Valle de Egüés veía las aproximaciones de sus oponentes sin tener que esforzarse en exceso, lo cual era una buena señal para los locales y una no tan buena para los visitantes.
En el minuto 39 llegó el primer disparo a puerta del conjunto rojillo tras una acción por banda otra vez de Aparicio que terminó con un disparo raso de Alastuey demasiado sencillo de detener para el portero local. La primera mitad estaba a punto de consumirse y el partido no estaba siendo sencillo para un CD Teruel que dominaba con comodidad pero que no asustaba demasiado al equipo rival en el Día de Todos los Santos. En parte, ese era el guion esperado por un Víctor Bravo que ya vaticinó que el duelo se podía complicar en caso de que su equipo no pudiese adelantarse pronto. El pitido del colegiado indicó que ya solo quedaban por delante otros 45 minutos para conseguirlo.
En una de las primeras acciones de la segunda mitad, el conjunto turolense aprovechó un córner para llegar con cierto peligro a la portería contraria. Envío al segundo palo y remate por encima del travesaño. Intención había, pero, al igual que en liga, seguía faltando acierto. El arranque rojillo fue bueno. De hecho, el equipo de Víctor Bravo logró anotar aunque en posición antirreglamentaria, tras un buen centro lateral que Gabarre dejó en bandeja para que un Cabetas fuera de posición la enviase dentro de la red. El tanto no subió al marcador, pero la sensación era mejor tras el paso por los vestuarios.
Las llegadas turolenses empezaron a ser la tendencia en el Municipal Valle de Aranguren. Con Alastuey haciendo de centrocampista, el juego de los visitantes era mucho más fluido y el Valle de Egüés cada vez acusaba más el cansancio acumulado. Sin embargo, los dos centrales rojillos eran los que recibían la amonestación del colegiado por realizar un par de faltas tácticas para cortar los contragolpes con los que intentaba atacar el conjunto navarro. El partido empezaba a pedir un gol cuando ya se había superado la hora de juego y el CD Teruel era el que compraba cada vez más boletos para anotarlo. Sus aproximaciones seguían sin ser clamorosas, pero generaban ese runrún que, en muchas ocasiones, precede a un tanto. No fue así en esta ocasión.
Ahn y Nacho Castillo ingresaban al terreno de juego con algo más de veinte minutos por delante para buscar el pase a la segunda ronda de Copa en sustitución de Alastuey y de Aparicio.
El Valle de Egüés ya renunciaba por completo al esférico y se centraba en defender el 0-0 con un ojo puesto en todo momento en el reloj. Txiki Acaz, entrenador local, animaba a los suyos a seguir con ese plan de juego consciente de que la presión la tenía el CD Teruel. Los navarros se empeñaban con contundencia para no conceder gol y en una de esas cometían una dura falta sobre Víctor Sanchís que, a la postre, a punto estuvo de suponer el tanto visitante. La falta acabó en nada, pero en la segunda jugada Nacho Castillo se revolvió dentro del área y disparó con potencia para obligar a Izan a lucirse con una buena parada.
A los de Víctor Bravo empezaban a quedarles cada vez menos minutos y el nerviosismo empezaba a notarse en el equipo aragonés. Una prórroga o unos penaltis suponían un cara o cruz y una acumulación de minutos que podía ser perjudicial de cara al choque liguero del próximo domingo. Sin embargo, era el Valle de Egüés el que disponía de una de sus pocas ocasiones del encuentro con un tiro lejano que Taliby despejó a saque de esquina. Los locales quisieron aprovechar esa aproximación para salir de la cueva y lo consiguieron tan solo durante un par de minutos.
Tras el arreón azulón, el CD Teruel volvió a intentar percutir por banda, pero Borja Martínez no tenía su día y cada intento suyo acababa en botas de un defensa rival. Solo cinco minutos tenía el bloque de Pinilla por delante para cumplir con la obligación de ganarle a un rival recién ascendido de la Tercera RFEF. Pero el equipo rojillo apenas generó peligro en esa recta final. Más bien sucedió lo contrario, ya que el Valle de Egüés fue el que dispuso de la ocasión más clara del encuentro en el minuto 92, que no se coló en la portería de Taliby por escasos centímetros.
Carmona y Borja Romero eran los dos últimos cambios de la escuadra turolense. El central pronto se llevaba el protagonismo, ya que la primera acción de la prórroga fue un disparo lejano suyo y la segunda, una falta en la que vio la cartulina amarilla. El CD Teruel volvió a hundirse en campo contrario en los primeros compases del tiempo extra y acumuló hasta tres ocasiones seguidas, que no terminaron entre palos por falta de acierto a la hora de finalizar jugada. El mismo problema de siempre. Poca cosa pasó hasta llegar al intermedio de la prórroga. Las llegadas del CD Teruel, que se fueron sucediendo con el paso de los minutos, nunca encontraban al último hombre y así era muy complicado hacer ese gol necesario para salvar la papeleta.
Con el 0-0 se llegó a los 15 minutos finales y los turolenses tenían una última bala para no ir a la lotería de los penaltis. En el arranque, el equipo rojillo contó con sus dos mejores ocasiones del encuentro. Ahn remató demasiado centrado tras un buen pase de Aitor Pascual y después Borja Romero chutó desviado para desesperación del banquillo visitante. El tanto rojillo parecía estar al caer, pero todo se truncó tan solo un instante después. Con todo el equipo volcado en ataque, el Valle de Egüés salió con velocidad y llegó a los dominios de Taliby. En un intento de salvar a su equipo, Cabetas se lanzó dentro del área y derribó al delantero contrario. Penalti y expulsión por segunda cartulina amarilla. Miguel Díaz disparó a la izquierda del guardameta turolense, que adivinó el lado pero no llegó a tocar un balón que antes de colarse en su portería relamió la cepa del palo. 1-0 a falta de diez minutos para la conclusión.
Con uno menos y por detrás en el marcador, el bloque turolense seguía cometiendo los mismos errores que le habían privado de anotar en los 100 minutos anteriores. El equipo seguía sin acabar las jugadas a balón parado y permitía al cuadro navarro salir a la contra. La cara de Víctor Bravo en el banquillo era todo un poema. A falta de dos minutos, Ahn lo intentó por la banda y su envío no fue nada malo, aunque terminó sin encontrar rematador. En el 119, incluso Taliby subió a buscar el empate a la desesperada, pero el CD Teruel tampoco pudo igualar al Valle de Egüés desde la esquina y la eliminación copera estaba a punto de ser una realidad.
El conjunto rojillo había sido incapaz de hacerle gol a un equipo de categoría inferior en 120 minutos, por lo que el fracaso resultaba inevitable. El pitido final lo terminó confirmando.
Con camiseta roja y parte de abajo blanca salía el CD Teruel al Municipal Valle de Aranguren para tratar de conseguir la primera victoria de la temporada ante el Valle de Egüés. Víctor Bravo había anunciado rotaciones para el estreno copero, aunque el once que presentó en territorio navarro podía ser el titular de cualquier otro partido de liga. Con Taliby en portería, la defensa de cuatro estuvo compuesta por Cabetas e Ismael Sierra, con Julen y Correia por los laterales. En el centro del campo, Fran Tena y Facu García tenían la tarea de construir el juego, mientras que la electricidad por bandas era cosa de Aparicio y Borja Martínez. Arriba aguardaban sus oportunidades Jorge Alastuey y Toni Gabarre.
Los primeros minutos daban para sacar pocas conclusiones. El CD Teruel era dueño del balón en su propio campo y el Valle de Egüés esperaba replegado a que fuese el cuadro de superior categoría el que propusiese. Un córner par los locales y una falta lejana para los visitantes fueron lo más destacado de los diez minutos iniciales. Sin embargo, superada la decena, el Valle de Egüés demostró su potencial a balón parado y a punto estuvo de darle la sorpresa al conjunto rojillo. Ismael Sierra se tiró con todo para evitar que el remate de Javi Terés, un defensor navarro, acabase en el fondo de la red, después de haber recibido completamente solo dentro del área.
La amenza de gol hizo que el conjunto turolense avanzase sus líneas y pudiese manejar la posesión a su antojo más cerca de la meta rival, aunque sin generar nada de peligro sobre la meta defendida por Izan. Borja Martínez era uno de los primeros en atreverse a probar suerte. Un envío en largo desde el centro del campo acababa en sus botas y el extremo no dudaba en encarar a su par y disparar a portería sin demasiada fortuna, ya que su intento topaba con un zaguero local y la acción terminaba en córner. Las individualidades podían ser la solución para un equipo que no terminaba de notarse cómodo sobre el césped artificial del Municipal Valle de Aranguren.
De hecho, eran los locales los que obligaban a estar concentrados a los turolenses con dos nuevas llegadas a través de acciones a balón parado, que terminaban en nada.
Justo antes de alcanzar la media hora de encuentro, el juego interior del CD Teruel empezó a funcionar. Aparicio filtró un gran pase a Gabarre, que se quedó solo contra el portero aunque demasiado escorado. El delantero oscense trató de cruzarla para hacer el primero pero su disparo no vio portería, en el mejor acercamiento rojillo de la primera mitad.
La ocasión animó al equipo de Víctor Bravo que había sido paciente durante treinta minutos, pero que ahora ya empezaba a querer abrir el marcador con determinación.
Con la intención de ganarse la titularidad, Aparicio fue uno de los jugadores más activos del cuadro de Víctor Bravo. El zaragozano volvió a combinar bien con Gabarre en la frontal, pero no pudo finalizar la jugada. El guardameta del Valle de Egüés veía las aproximaciones de sus oponentes sin tener que esforzarse en exceso, lo cual era una buena señal para los locales y una no tan buena para los visitantes.
En el minuto 39 llegó el primer disparo a puerta del conjunto rojillo tras una acción por banda otra vez de Aparicio que terminó con un disparo raso de Alastuey demasiado sencillo de detener para el portero local. La primera mitad estaba a punto de consumirse y el partido no estaba siendo sencillo para un CD Teruel que dominaba con comodidad pero que no asustaba demasiado al equipo rival en el Día de Todos los Santos. En parte, ese era el guion esperado por un Víctor Bravo que ya vaticinó que el duelo se podía complicar en caso de que su equipo no pudiese adelantarse pronto. El pitido del colegiado indicó que ya solo quedaban por delante otros 45 minutos para conseguirlo.
Negados de cara a puerta
El descanso sirvió para que Víctor Bravo replantease el encuentro y le diese un enfoque más ofensivo. Facu García fue el sacrificado para que entrase Sergio Buenacasa, en busca de su segundo gol consecutivo tras el anotado ante el Cornellá.En una de las primeras acciones de la segunda mitad, el conjunto turolense aprovechó un córner para llegar con cierto peligro a la portería contraria. Envío al segundo palo y remate por encima del travesaño. Intención había, pero, al igual que en liga, seguía faltando acierto. El arranque rojillo fue bueno. De hecho, el equipo de Víctor Bravo logró anotar aunque en posición antirreglamentaria, tras un buen centro lateral que Gabarre dejó en bandeja para que un Cabetas fuera de posición la enviase dentro de la red. El tanto no subió al marcador, pero la sensación era mejor tras el paso por los vestuarios.
Las llegadas turolenses empezaron a ser la tendencia en el Municipal Valle de Aranguren. Con Alastuey haciendo de centrocampista, el juego de los visitantes era mucho más fluido y el Valle de Egüés cada vez acusaba más el cansancio acumulado. Sin embargo, los dos centrales rojillos eran los que recibían la amonestación del colegiado por realizar un par de faltas tácticas para cortar los contragolpes con los que intentaba atacar el conjunto navarro. El partido empezaba a pedir un gol cuando ya se había superado la hora de juego y el CD Teruel era el que compraba cada vez más boletos para anotarlo. Sus aproximaciones seguían sin ser clamorosas, pero generaban ese runrún que, en muchas ocasiones, precede a un tanto. No fue así en esta ocasión.
Ahn y Nacho Castillo ingresaban al terreno de juego con algo más de veinte minutos por delante para buscar el pase a la segunda ronda de Copa en sustitución de Alastuey y de Aparicio.
El Valle de Egüés ya renunciaba por completo al esférico y se centraba en defender el 0-0 con un ojo puesto en todo momento en el reloj. Txiki Acaz, entrenador local, animaba a los suyos a seguir con ese plan de juego consciente de que la presión la tenía el CD Teruel. Los navarros se empeñaban con contundencia para no conceder gol y en una de esas cometían una dura falta sobre Víctor Sanchís que, a la postre, a punto estuvo de suponer el tanto visitante. La falta acabó en nada, pero en la segunda jugada Nacho Castillo se revolvió dentro del área y disparó con potencia para obligar a Izan a lucirse con una buena parada.
A los de Víctor Bravo empezaban a quedarles cada vez menos minutos y el nerviosismo empezaba a notarse en el equipo aragonés. Una prórroga o unos penaltis suponían un cara o cruz y una acumulación de minutos que podía ser perjudicial de cara al choque liguero del próximo domingo. Sin embargo, era el Valle de Egüés el que disponía de una de sus pocas ocasiones del encuentro con un tiro lejano que Taliby despejó a saque de esquina. Los locales quisieron aprovechar esa aproximación para salir de la cueva y lo consiguieron tan solo durante un par de minutos.
Tras el arreón azulón, el CD Teruel volvió a intentar percutir por banda, pero Borja Martínez no tenía su día y cada intento suyo acababa en botas de un defensa rival. Solo cinco minutos tenía el bloque de Pinilla por delante para cumplir con la obligación de ganarle a un rival recién ascendido de la Tercera RFEF. Pero el equipo rojillo apenas generó peligro en esa recta final. Más bien sucedió lo contrario, ya que el Valle de Egüés fue el que dispuso de la ocasión más clara del encuentro en el minuto 92, que no se coló en la portería de Taliby por escasos centímetros.
Salvación o bochorno
Los 90 minutos de tiempo reglamentario no habían sido suficientes para que el CD Teruel hiciese los deberes, por lo que el encuentro se marchaba a la prórroga con la sensación de que los turolenses querían pero no podían con un rival inferior. Lo que supuestamente tenía que ser un partido de transición que sirviese para revertir la situación estaba siendo una prolongación de la pesadilla que persigue al equipo de Víctor Bravo.Carmona y Borja Romero eran los dos últimos cambios de la escuadra turolense. El central pronto se llevaba el protagonismo, ya que la primera acción de la prórroga fue un disparo lejano suyo y la segunda, una falta en la que vio la cartulina amarilla. El CD Teruel volvió a hundirse en campo contrario en los primeros compases del tiempo extra y acumuló hasta tres ocasiones seguidas, que no terminaron entre palos por falta de acierto a la hora de finalizar jugada. El mismo problema de siempre. Poca cosa pasó hasta llegar al intermedio de la prórroga. Las llegadas del CD Teruel, que se fueron sucediendo con el paso de los minutos, nunca encontraban al último hombre y así era muy complicado hacer ese gol necesario para salvar la papeleta.
Con el 0-0 se llegó a los 15 minutos finales y los turolenses tenían una última bala para no ir a la lotería de los penaltis. En el arranque, el equipo rojillo contó con sus dos mejores ocasiones del encuentro. Ahn remató demasiado centrado tras un buen pase de Aitor Pascual y después Borja Romero chutó desviado para desesperación del banquillo visitante. El tanto rojillo parecía estar al caer, pero todo se truncó tan solo un instante después. Con todo el equipo volcado en ataque, el Valle de Egüés salió con velocidad y llegó a los dominios de Taliby. En un intento de salvar a su equipo, Cabetas se lanzó dentro del área y derribó al delantero contrario. Penalti y expulsión por segunda cartulina amarilla. Miguel Díaz disparó a la izquierda del guardameta turolense, que adivinó el lado pero no llegó a tocar un balón que antes de colarse en su portería relamió la cepa del palo. 1-0 a falta de diez minutos para la conclusión.
Con uno menos y por detrás en el marcador, el bloque turolense seguía cometiendo los mismos errores que le habían privado de anotar en los 100 minutos anteriores. El equipo seguía sin acabar las jugadas a balón parado y permitía al cuadro navarro salir a la contra. La cara de Víctor Bravo en el banquillo era todo un poema. A falta de dos minutos, Ahn lo intentó por la banda y su envío no fue nada malo, aunque terminó sin encontrar rematador. En el 119, incluso Taliby subió a buscar el empate a la desesperada, pero el CD Teruel tampoco pudo igualar al Valle de Egüés desde la esquina y la eliminación copera estaba a punto de ser una realidad.
El conjunto rojillo había sido incapaz de hacerle gol a un equipo de categoría inferior en 120 minutos, por lo que el fracaso resultaba inevitable. El pitido final lo terminó confirmando.
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