El CD Teruel asciende a Primera RFEF tras ganar en Pinilla 2-1 al Formentera con una grada entregada al equipo
La afición lleva en volandas al equipo, que hace historiaEl domingo 30 de abril de 2023 se recordará en Pinilla. El CD Teruel es equipo de Primera RFEF después de conseguir un gran triunfo ante la SD Formentera. El equipo de la capital mudéjar prolongó su vinculación con el feudo del Ensanche para proclamarse campeón de su grupo y culminar una temporada exitosa de la mejor manera posible. Los goles de Villa y Guille Andrés, junto a una nueva lección defensiva, permitieron sumar tres de los puntos más importantes de la historia del club. Hazaña conseguida ante cientos de aficionados que vibran por un escudo y unos colores.
12 de la mañana. Jornada soleada en Teruel y mucha historia por hacer. El conjunto turolense tenía en Pinilla una cita de enorme magnitud para hacerse con el título de campeón y lograr el ascenso directo a Primera RFEF.
Era uno de los días más garndes de la historia de la entidad rojilla y Víctor Bravo optaba por su habitual 4-4-2 en busca de los tres puntos. Sin Emaná, baja de última hora, el técnico zaragozano colocaba a sus cinco hombres de confianza en la zona defensiva. La medular la ocupaban Tena y Borja Romero, dejando las bandas para Moha y Aparicio. Arriba la dupla conformada por Guillle Andrés y Villa era la encargada de buscar los goles.
Once protagonistas, y otros tantos en el banquillo y en la grada, para redondear una temporada épica en tan solo 90 minutos. Pitido inicial y mucho más que tres puntos en juego.
Comenzó intenso el CD Teruel, ejerciendo una presión efectiva sobre su rival y tratando de rasear el balón por el manto verde que lucía en un Pinilla repleto hasta la bandera. El contexto era el idóneo para alcanzar la gloria.
A los cinco minutos, Aparicio protagonizó el primer acercamiento de la contienda, con un potente centro raso que no encontró destinatario.
Pero el bloque rojillo quería cerrarlo cuanto antes. Moha cogió el balón en la banda, se coló hasta dentro del área y envió un pase atrás para Borja Romero, que no pudo acabar en gol. Sin embargo, el rechace, recogido por Villa fue al fondo de la red e hizo explotar a la parroquia turolense. Las cosas se ponían muy de cara, ya que en La Almozara el Ebro también se había adelantado a la Peña Deportiva.
Aunque el nerviosimo le pasó factura al cuadro de Víctor Bravo. Poco después de adelantarse, un fallo defensivo por banda izquierda permitía a Ekiza aproximarse al área de Taliby. El extremo colgaba el balón y Górriz, con su imponente altura, remataba a placer para poner la igualada en el electrónico. Vuelta a empezar, con 75 minutos por delante, tras un arranque de emociones fuertes.
De nuevo por la banda derecha y de nuevo a través de Moha, el equipo local volvió a generar peligro. El avance del ex del Numancia terminó en falta a la frontal del área. La ocasión, manifiesta para recuperar la ventaja, terminó en jugada ensayada desaprovechada, pero Pinilla no cesaba en su empuje. La combinación de resultados era válida por el momento.
El control propuesto por ambas escuadras durante la primera fase del partido desapareció para dejar paso a un fútbol mucho más directo, en el que cada balón era una pelea de alto voltaje. A pesar de que el nivel había bajado por momentos, los turolenses eran los que demostraban más intención de ir a por el segundo.
Si unos minutos antes todo el peligro del CD Teruel llegaba por banda derecha, ahora las ofensivas se centraban por el otro costado. Un par de buenos centros de Julen dieron paso a una sucesión de córners de la que surgió el segundo. Guille encontró premio en el segundo palo tras el centro de Aparicio. Pinilla volvía a vibrar, a 50 minutos del éxito.
Tras el descanso, los turolenses regresaron con ganas de más. Era día de fiesta y ellos lo sabían. Guille cedía de tacón un balón dentro del área que a punto estuvo de acabar en gol, cuando el rechace lo enganchó Tena desde fuera del área y su disparo salió rozando el larguero. El broche de la temporada tenía que ser de oro.
Aunque la SD Formentera no estaba oponiendo demasiada resistencia, el CD Teruel plasmaba una buena imagen durante los diez primeros minutos del segundo tiempo. La Peña y el Ebro seguían empatando, por lo que el nerviosismo que se respiraba al inicio ya había dejado paso a la tranquilidad.
Treinta minutos para la conclusión y el marcador seguía sin moverse. El CD Teruel se sentía cómodo con el triunfo, como no podía ser de otra manera, aunque no se conformaba. Moha, Aparicio y compañía peleaban cada balón como si fuera el último. La entrega y la intensidad han sido dos ingredientes indispensables para el gran año del bloque rojillo y no podían faltar en el día más importante de la temporada.
El reloj corría a favor de los de Víctor Bravo, que modificaba su planteamiento dando entrada a Carlos Javier y a Carbonell en el minuto 75. Quince minutos de defensa y el sueño de toda una ciudad pasaría a convertirse en realidad. La grada lo sabía. Pinilla entraba en ebullición. La verdadera fiesta estaba a punto de dar comienzo.
Sobre el terreno de juego, las ocasiones brillaban por su ausencia y el CD Teruel le regalaba la posesión a su rival. El equipo rojillo se conformaba con mantenerse unido de camino hacia la decimoséptima victoria de la temporada.
Los cuatro minutos de añadido todavía permitieron colgar un par de balones más y una ovación, más que merecida, para el representante turolense de la entidad rojilla. Redolar también es parte del éxito del CD Teruel. Víctor Bravo sonreía y se abrazaba con los suyos. Objetivo conseguido.
Todo un año soñando con quitarse de encima la espinita de ese maldito partido que que acabó con victoria del Mérida y que acabó con el sueño del ascenso y solo restaban segundos para conseguirlo. Víctor Bravo, su cuerpo técnico y todos sus jugadores estaban más cerca que nunca de hacer historia. Pinilla estaba más cerca que nunca de alcanzar el éxtasis. Los motivos eran más que evidentes: el CD Teruel seguía por delante y la Primera RFEF comenzaba a otear en el horizonte. Nunca antes un silbato había provocado tal sensación de orgullo y de alegría en la capital turolense. El colegiado indicó el final de la contienda. La gloria, por fin, se había alcanzado. Era el momento de celebrar.