El Calamocha pone el fútbol, los goles para ganar son del Caspe

Son fiestas mayores en la capital del Jiloca, pero en el campo de Jumaya comparecieron ayer dos que no saben de relax en un terreno de juego. Calamocha y Caspe soltaron un partido enérgico, veloz y lleno de ambición, buen fútbol, en respuesta a las expectativas que convierten a ambos en aspirantes, realmente proyectos serios para mirar hacia arriba esta próxima temporada en Tercera División. Se llevaron el gato al agua los del Bajo Aragón zaragozano porque tuvieron el acierto de cara a portería, pero nadie en Calamocha tiene nada que reprochar, y si la victoria en esta primera jornada de Copa Federación se hubiera quedado en tierras de Teruel todo el mundo lo daría por bien entendido.

Perdió con honor, queda dicho, el Calamocha en un partido este domingo, primera jornada de Copa Federación en fase autonómica, en el que tuvo que ir siempre a remolque frente a un Caspe más eficaz que se adelantó muy pronto en el marcador. Los de Sergio Lagunas, sin embargo, nunca dieron el partido por perdido aunque ya solo les alcanzó para lograr el gol del honor en los estertores del partido.

Buen arranque inicial

El partido estuvo repleto de adversidades para los locales, que salieron con brío y ganas. Quería mandar el equipo de Lagunas y aplicó intensidad y criterio a sus acciones, con el brasileño Nilton al mando. Buscaba espacios el Calamocha ante un Caspe que se cerraba bien y que en una de sus primeras oportunidades se adelantaba con un gol obra de su defensa Iván Vicente, un jarro de agua fría para un Calamocha que tuvo que recomponerse.

Y no lo hicieron mal en este cometido los de Sergio Lagunas, quienes recuperaron la iniciativa e intentaron poner una marcha más, con Javier Gumiel multiplicándose como pivote e interior, con la energía de su juventud y su buen toque de balón. Intentaba desbordar Dani Torcal por banda, pero el Caspe se cerraba muy bien y apenas concedía espacios. El equipo buscaba a Paulo Andre pero el ex del Andorra no encontraba su sitio y se quedaba sin opciones de remate.

Pasada la media hora de juego, el Calamocha conservaba el mando pero su dominio empezó a resultar estéril y apenas creó situaciones de gol más allá de acciones a balón parado que no tuvieron influencia en el juego. El Caspe lograba dormir el partido, aplicaba cloroformo, y lograba conservar su ventaja temprana al final de los primeros 45 minutos de juego.

Gol psicológico

Tras el descanso y tras unos minutos de tanteo entre ambos contendientes, nuevo mazazo para los locales cuando Kun, el goleador del Caspe, hacia honor a su condición rematadora para adelantar de nuevo a los de Javier Romero, que ponían el partido muy a su favor. Un cero a dos que obligaba al Calamocha a redoblar esfuerzos y seguir manteniendo la buena imagen que siempre mostró; nunca perdieron la cara al partido los del Jiloca.

Javier Lagunas buscó soluciones en el banquillo dando entrada a Pelegrín y Castro para dotar al equipo del desborde y recorrido del primero y de la presencia en el área del segundo, jugador potente y siempre un incordio para las defensas rivales. El plan tuvo repercusión y se apreció en una nueva mejoría del equipo, que ganó también con la entrada de Mercadal y Enseñat, dos de los últimos fichajes; El Calamocha irá bien servido de fondo de armario, y en cuanto las oportunidades de gol entren, habrá mejores tardes en Jumaya.

Asedio final

Así las cosas, los de Laguna se mostraron más fuertes que su rival en los últimos compases del partido, de tal manera que el Caspe se dedicó a gestionar su ventaja buscando alguna contra ante un Calamocha adelantado, al ataque con orgullo y constancia y que asumía riesgos. Percutía el Calamocha sin darse por vencido, aunque el gol de Christian Castro llegó demasiado tarde. Desde ese minuto 87 y hasta el final, un Calamocha volcado estuvo a punto de arañar el gol del empate. No lo logró, y se le pone cuesta arriba la Copa Federación al Calamocha después de perder ante el Caspe en Jumaya (1-2), resultado que obliga a ganar en Utrillas el próximo domingo. Mimbres tiene para no darse por vencido.