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El Calamocha muestra su poderío en Jumaya con un gran triunfo ante el Caspe (2-0) El Calamocha muestra su poderío en Jumaya con un gran triunfo ante el Caspe (2-0)
Los jugadores del Calamocha celebran el segundo tanto, anotado por Ian Bryan en los últimos instantes. J. G. P.

El Calamocha muestra su poderío en Jumaya con un gran triunfo ante el Caspe (2-0)

Los del Jiloca dominan a pesar del arbitraje y suma tres puntos con dos goles en la recta final
Javier Gascó
El Calamocha sacó tres puntos de grandeza este domingo en Jumaya al superar al Caspe en la recta final, pero haberlo merecido durante prácticamente todo el partido. Los del Jiloca contuvieron a un rival que llegaba con la moral alta en el inicio, pudieron irse por delante al descanso tras reclamar dos penaltis bastante claros no pitados y cerraron el triunfo en los últimos minutos al finalizar con éxito dos jugadas a balón parado en un campo de Jumaya que disfrutó del juego y de la victoria de los suyos.

El Calamocha recibía en casa a un Caspe en forma después de protagonizar un gran comienzo de campeonato. Sergio Lagunas optaba por colocar a Cavero y a Oberé como centrales para sostener a Rotellar, el referente caspolino en la parcela ofensiva. Otín y Tenorio cubrían los laterales, con Pelegrín y Adrián Nieto jugando por delante de ellos en la fase ofensiva. Falo hacía de referencia en punta, con Adán Pérez unos metros más atrasado y Fonsi y Nieto siendo los jefes de la medular calamochina.

Fue bueno el arranque del Calamocha, que en la primera jugada ya consiguió sacare un córner a la defensa del Caspe, con un envío en largo. Ese fue el primer aviso de los de Sergio Lagunas, que en principio basaron su ataque en bombear balones, pero que con el paso de los minutos se fueron adueñando de la posesión del balón.

Dos penaltis no pitados

El partido pudo quedar condicionado en una de esas primeras aciones, cuando Pelegrín logró cazar uno de esos balones largos  y en un par de zancadas se plantó en la zona de peligro rival. Un defensa caspolino cargó contra el jugador calamochino y el banquillo y la grada reclamaron penalti. El árbitro consideró insuficiente la acción y dejó seguir la jugada, pese a las protestas locales.

Pese a ello, los del Jiloca siguieron bien plantados sobre el verde de Jumaya para no caer en la trampa de un Caspe que buscaba cualquier despiste para inaugurar el marcador por medio de alguno de sus talentosos hombres de arriba. A Oberé le tocó bailar con Rotellar, pero ni la calidad del delantero ni los centímetros de estatura que le sacab a zaguero calamochino se notaron durante el primer tiempo. De hecho, el central fue uno de los que más problemas le generó al conjunto rival, con sus desplazamientos en largo desde campo propio. Pelegrín era el principal destinatario de esos balones. El atacante de los de casa le ganó en más de una ocasión la carrera a su par. De sus pies llegó el centro que derivó en una nueva acción polémica, con el Calamocha como perjudicado. 

En el minuto 25, Adán Pérez se colocó mejor que su par dentro del área y le ganó la posición. El experimentado centrocampista tiró de pillería para colocarse por delante del balón justo antes de que el defensa del Caspe cargase su pierna para despejar. La patada se escuchó desde la grada de Jumaya, pero el colegiado volvió a considerar que no había pasado nada. El banquillo rojillo estalló ante una segunda decisión muy perjudicial para los intereses de un equipo que estaba siendo capaz de contener bastante bien a su oponente.

Las sensaciones sobre el terreno de juego eran de superioridad para los turolenses. Solo faltaba lo mismo que en dos de las tres anteriores jornadas: traducirlas en goles. Sin apenas sufrir atrás, el Calamocha trataba de combinar los ataques directos con llegada por las bandas. Iván Falo, Pelegrín y Nieto combinaban sus demarcaciones para confundir a la defensa bajoaragonesa, que también sabía defenderse de los centros laterales con los que el cuadro de Sergio Lagunas trataba de adelantarse. Pasada la media hora, Nieto tuvo una de cabeza, pero su remate se marchó muy desviado.

El primer tiempo dio para poco más. Ninguno de los dos bloques fue capaz de encontrar la forma de controlar el juego y las ocasiones brillaron por su ausencia. Con el pitido del colegiado, veintiuno de los veintidós protagonistas enfilaron el camino hacia los vestuarios. Unai, uno de los más veteranos, esperó para conversar con el trio arbitral sobre los dos posibles penaltis no señalados durante los primeros 45 minutos.

Recompensa en la recta final

Volvieron los mismos once por parte de Sergio Lagunas tras quince minutos para reponerse de una primera mitad en la que el sol apretaba con fuerza a orillas del Jiloca. El descanso le sentó bie al bloque turolense, que arrancó con fuerza de nuevo.  Los de Lagunas fueron capaces de controlar el esférico durante los primeros minutos del segundo periodo y generaron cierto peligro sobre la portería del Caspe. Otín lo intentó con una peligrosa falta lateral bien despejada por la defensa visitante y Falo probó fortuna desde fuera, aunque sin éxito.

Con el 0-0 inicial se llegó a la hora de juego y la temperatura comenzó a subir, todavía más, sobre el terreno de juego. Los dos querían hacerse con los tres puntos y el nerviosismo comenzaba a aflorar en ambas escuadras.
El Caspe tuvo su aproximación más clara hasta el momento con un disparo desde la frontal que tocó en Oberé y pasó cerca del palo de la meta de Unai. Sin embargo, la respuesta del Calamocha fue inmediata. Adán Pérez peinó bien un balón largo que recogió Pelegrín en la frontal. El atacante la dejó atrás para que llegase con toda la potencia del mundo Fonsi. El capitán calamochino reventó el esférico, pero su disparo se topó con el larguero.
Los de Lagunas no dejaban huecos para que el Caspe pudiera progresar. De hecho, eran los de Jumaya los que mejor controlaban la situación, aunque las llegadas a la portería del rival se sucedían con bastante timidez.
Fue en un saque de esquina cuando llegó el premio al trabajo realizado durante los ochenta minutos que ya se habían disputado. Otín colgó el balón, Cavero la peinó en el primer palo y, entre un mar de pierna, apareció Nilton para enviar, con muchos suspense de por medio, el balón al fondo de la red.

Casi sin tiempo para dejar a su rival reaccionar, Lagunas optó por protegerse en defensa con un par de cambios para tratar de  cerrar el triunfo. Y no solo lo consiguió, sino que aumentó las diferencias. De nuevo un córner muy bien puesto al primer palo por Otín terminó dentro de la portería del Caspe, tras ser empujado por Ian Bryan, que acababa de entrar al terreno de juego, casi en la línea de gol. La alegría invadía Jumaya tras ochenta minutos de intensa batalla. 

Triunfo más que merecido para un equipo muy serio que dejó claro que ganarle en su campo es una tarea más que complicada.

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