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'Yo tuve un conjunto', la historia de los  músicos que llenaron Teruel de luz y rock’n roll 'Yo tuve un conjunto', la historia de los  músicos que llenaron Teruel de luz y rock’n roll
Vanessa e Israel Forner, hijos de Canijo, junto a su madre Lina Calvo, ayer en la presentación. M. A.

'Yo tuve un conjunto', la historia de los músicos que llenaron Teruel de luz y rock’n roll

Israel Forner presentó el libro escrito por Miguel Ángel Forner 'Canijo', editado a título póstumo
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Israel Forner y Julio Zapater presentaron ayer Yo tuve un conjunto, libro escrito por Miguel Ángel Forner Canijo y publicado a título póstumo por Terueligráfica. La obra plasma la investigación que llevó a cabo Forner, fallecido en 2021 con 70 años, en la que recogió la historia de los grupos de rock y orquestas que existieron en Teruel entre la década de los 40 y 1975, a través de un centenar de entrevistas directas con los protagonistas y de 500 fotografías cedidas por ellos.

Esas historias comenzaron a tomar forma en 2008 con la ayuda de Natalia Izquierdo, David López y Miguel Ángel Artigas. Se publicaron en 2012 en teruel.portaldetuciudad.com gracias a Pilar Chinarro y José Pelegrín, después vieron la luz en una serie semanal en DIARIO DE TERUEL entre 2014 y 2015 y además muchas de las anécdotas que desgrana las contó semanalmente en SER Teruel. En el libro recién publicado se han recopilado las transcripciones de las entrevistas originales que realizó Forner.

Ahora ven la luz juntas en una obra en la que no faltan nombres históricos como Maneco Esparrells, Roque Orriols, Modesto Linares, Claudina Domens o Edmundo Alcodori, y bandas que marcaron la época en Teruel como The Brislers, The Cronwells, Klan Luwy, Los Celfas o Los Centauros. Una obra que, sin ser exhaustiva en datos y fechas, retrata perfectamente el ambiente musical, social y cultural de la época, a través de docenas y docenas de anécdotas.

En Yo tuve un conjunto, Forner y sus interlocutores recuerdan cómo un músico podía ganar en tres días el sueldo mensual de un funcionario si era capaz de aguantar el ritmo de las fiestas del pueblo. O como Kiko Forner, José Luis Ibarzo Goli o Jesús Puerto fueron denunciados por la Guardia Civil por tocar en un baile siendo menores de edad -aunque el alcalde de Villaspesa no consintió que el baile se interrumpiera-, y excomulgados por el párroco de Aliaga por hacer rock el Jueves y el Viernes Santo. O como Antón García Abril tocó subido a un carro en Villar del Cobo en 1950, acompañado por Modesto Linares y Manolo Esparrells. “Gracias a la música he tocado con grandes maestros como Antón García Abril”, recordaba entre risas el propio Canijo en 2014. “¡Yo, que distingo las teclas blancas de las negras nada más que por el color!”. La primera guitarra eléctrics que llegó a Teruel en 1961 la trajo Linares desde brasil, y la segunda, una Hoffner roja que compró Paco Rueda por 10.000 pesetas, entre 1965 y 1976 perteneció además a Javier Navarro, Jesús Bellido y Nelson Pérez. El libro habla sobre las grandes pioneras de la época, Claudina Domens, Angelines Villarroya o Amparo Gómez, que el 1960 y con solo 17 años escandalizó a la sociedad turolense subiéndose a un escenario -con la Orquesta Esparrells y sus Muchachos -y encima en pantalones.

Pedro Fuertes, de Los Celfa, acompañado por su esposa Dolores

El libro ofrece anécdota tras anécdota y un relato divertido y ameno que permite trazar el mapa general de cómo estaba la música en la capital turolense durante la efervescencia del rock and roll.

Su presentación oficial, ayer en el Flanagan's, reunió a gran cantidad de amigos y ex compañeros de andanzas de Miguel Ángel Forner, además del público interesado en la música o la historia de la ciudad.

Klan Luwy y Los Penkas

Miguel Ángel Forner, que escribía su nombre artístico Canijo con K o C según le daba el día, se subió por primera vez a cantar a un escenario en 1965, con catorce años, durante una Nochevieja, y ya no se bajó hasta 1975, donde decidió cortarse la coleta y colgar las baquetas. Llegó a hacer una media de 100 actuaciones anuales en la época dorada de las bandas y orquestas locales de Teruel, auténticas protagonistas de las fiestas por toda la comarca.

Fue cantante -y más tarde batería- de Klan Luwy, un conjunto turolense que se dio a conocer en 1967, y que, en una divertidísima entrevista en Diario Lucha, aseguraban el 10 de julio de 1968 a Tomás Ortiz que “las pelucas” -en referencia al pelo largo- “y los uniformes raros ya están pasados de moda entre la música ye-yé”.

También formó parte de los Penkas, otra de las bandas clásicas de una generación de turolenses que luchaba contra el ostracismo de la ciudad y en cuyas manos una vieja guitarra eléctrica de cuarta mano con una vieja radio reconvertida en amplificador era un auténtico tesoro. Forner, que encarnó como pocos a toda esa generación de músicos que dieron lustre y alegría desde un escenario, decía en DIARIO DE TERUEL en 2014, cuando publicó sus entrevistas en el periódico: “Sobre el escenario teníamos que ser muy comedidos, pero yo no puedo hablar de eso porque políticamente no estábamos concienciados. En el año 70 en Teruel no había concienciación, era un reducto franquista comparada con otras ciudades. La gente más mayor con la que trataba eran tranquilos, modosos y adictos al régimen, y nosotros éramos unos borrachines que solo pensábamos en las chavalas”.

Aunque ya no estaba en activo desde 1975, Canijo cantó en el concierto homenaje a José Luis Ibarzo Goli de 2007, y en 2016 se subió por última vez a un escenario con Fal_Tones durante el Jam On Fest. En esa ocasión cumplió un viejo sueño y cantó La tierra de las mil danzas de Wilson Pickett, su tema favorito, junto a su nieta Luna.

Los Celfas, con Alfredo Landa

El músico y compañero de fatigas de Canijo más veterano de los que ayer pasaron por la presentación del libro fue Pedro Fuertes, a punto de cumplir 83 años, miembro de Los Celfas, de Cella. Pedro, de oficio sastre, formó junto a sus hermanos José y Manuel, además de Eloy Sierra y Mariano Gómez un grupo al que fue uniéndose más gente y que actuó de 1967 a 1981. “Hacíamos música de Los Beatles, Pekenikes, y lo que hiciera falta”, explicaba ayer Pedro, que recordaba aquella época como “maravillosa”. Los Celfas, que tomaron el nombre del término con el que se menciona a Cella en el Cantar del Mio Cid, llegaron a actuar en Valencia o Madrid, aparecieron en un reportaje que TVE grabó en Albarracín en 1970 y participaron en el rodaje de Un curita cañón, con Alfredo Landa, en 1974. Pedro Fuertes conoció bien Canijo, a quien recuerda como “alguien estupendo”.