VerdeTeruel inaugura la primavera con varias propuestas para conocer la provincia
Albalate, el Maestrazgo, Singra o Gargallo son algunos lugares protagonistasLa revista VerdeTeruel acaba de publicar un nuevo número en el que saca partido de la primavera, que aunque más cálida y seca de lo habitual, vuelve a ser una época propicia para conocer el patrimonio natural y arquitectónico de una provincia de Teruel plagada de posibilidades, de lo turístico a lo cultural pasando por lo deportivo.
La nuevo sumario de la publicación de DobleUve propone visitar el mirado de Valloré, uno de los puntos privilegiados de la provincia para mezclarse con la fauna y la orografía de los Órganos de Montoro, o una visita entre las choperas y los dinosaurios de Galve, donde poner en práctica el Geocatching, una actividad a caballo entre el senderismo y la búsqueda de tesoros que resulta especialmente apropiada para conocer la naturaleza acompañado por niños o jóvenes.
En el ámbito de la naturaleza, el nuevo número de abril de la revista también se detiene en los baños de bosque que puede darse uno por el Parque Cultural del Maestrazgo; y una planta autóctona, rara y escasa, la Sideritis Javalambrensis, con reconocidas propiedades para cicatrizar y desinfectar heridas abiertas en la piel.
El pueblo que Alfredo J. Martínez explora en un extenso artículo que abre el último número de VerdeTeruel no es otro que Albalate del Arzobispo, una de las localidades más bellas de la provincia que esconde numerosos rincones y secretos que sorprenden al visitante. El pueblo de la Comarca del Bajo Martín tiene elementos tan característicos y conocidos como su pertenencia a la Ruta del Tambor y del Bombo o su blanco y traslúcido alabastro, piedra cada vez más apreciada por los artistas y escultores. Pero además sus callejones más escondidos, su entorno paisajístico, su magnífico castillo o la fauna y la flora que se encuentra a pocos metros del casco histórico justifican más que de sobra una larga y reposada visita.
Palomares de Singra
También se propone una visita de fin de semana a Singra, la localidad del Jiloca cuya figura inconfundible viene dibujada por los palomares acostados sobre la colina donde se levanta, salpicada también por las bodegas excavadas en la roca, alguna de las cuales todavía están en uso como zona de esparcimiento para sus propietarios.
Otra visita obligada que reseña VerdeTeruel dirige a sus lectores hacia el Centro de Interpretación de la Guerra Civil y Antiguas Costumbres Aragonesas de Gargallo, donde su fundador y creador del Grupo Gargallo, Miguel Gargallo Lázaro, muestra muchos de los objetos que atesoró a lo largo de su vida como testimonio del pasado reciente. Situado en un gran caserón junto a la iglesia, entre los cientos de cámaras de fotos, de escribir, herramientas antiguas, aperos de labranza o reproducciones de escenas del pasado de la provincia de Teruel o de la Guerra Civil, destaca la Tortuga de Gargallo. Se trata de la reproducción de un caparazón de tortuga terrestre que vivió hace 110 millones de años, localizada en la Mina La Pintada, conocida así por situarse junto a la Venta del mismo nombre. El fósil original se encuentra en el Museo de las Ciencias Naturales de Salamanca.
En la habitual colaboración con la revista de los arqueólogos e historiadores Rubén Sáez y Javier Ibáñez, aparece el Castillo de Valacloche, uno de los vestigios militares del pasado que amenaza con desaparecer en un breve periodo de tiempo si no se ponen los medios adecuados.
Y en cuanto a la capital turolense, VerdeTeruel tiene dos propuestas en su último número; recorrer los hitos que hacen de Teruel la capital del Amor, del Mausoleo de los Amantes a la Escalinata, pasando por las torres mudéjares que también esconden leyendas de amor y pasión; y visitar una de las infraestructuras patrimoniales más características de la ciudad, el acueducto renacentista que levantó Pierres Vedel y que durante más de 370 fue la principal fuente de abastecimiento de agua de la capital, hasta 1931, año en el que José Torán de la Rad realizó una nueva traída de aguas, que no dejó fuera de servicio el acueducto, ya que sirvió para abastecer los Antiguos Viveros del Icona hasta no hace demasiados años.