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Un libro rescata del olvido a las mujeres que marcharon a servir por 25 pesetas al mes Un libro rescata del olvido a las mujeres que marcharon a servir por 25 pesetas al mes
Alumnas Escuela Hogar de Cantavieja.. Colección Villar Daudén

Un libro rescata del olvido a las mujeres que marcharon a servir por 25 pesetas al mes

Miles de jóvenes turolenses emigraron a las ciudades en el siglo XX para trabajar como criadas
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Ser mujer en un pueblo de Teruel en la posguerra española no fue tarea fácil. Las pocas oportunidades educativas estaban totalmente limitadas a los varones y, en muchos casos, la única salida era emigrar para servir en las casas de los señores de la ciudad o casarse, hasta el punto de que imperaba la idea de que el matrimonio las liberaría del trabajo. Las ciudades a las que llegaban no eran precisamente El Dorado, había una gran precariedad laboral y muchas de esas jóvenes trabajaban por 25 pesetas al mes, una cantidad que no era suficiente ni para comprar un par de zapatos  y para pagarlos necesitaban el sueldo de mes y medio. Ninguna de ellas tenía contrato, los derechos laborales del servicio doméstico y de gran parte del personal de la hostelería, como las camareras de piso, eran prácticamente inexistentes.

Era una asignatura pendiente dar visibilidad a todas esas mujeres que maduraron antes de tiempo, que fueron adultas sin apenas jugar puesto que las responsabilidades laborales y sociales pesaron como una losa sobre ellas. Con ese fin Carmen Martínez Samper ha coordinado un equipo de investigación, Desarraigos y Derivas, 2023, que acaba de publicar un ensayo titulado Internas y sirvientas (1940-1975) de la Sierra de Albarracín. Se presentará el sábado 21 de octubre en Albarracín y él se muestra el trabajo y se da voz a todas esas mujeres “invisibles” que han muchos casos han sido olvidadas, mujeres que partieron de sus pueblos a las ciudades para trabajar en el servicio doméstico de casas adineradas como internas y aliviar con ello la economía familiar, principalmente, como dice Martínez
Samper, porque así eran una boca menos que alimentar, ya que el salario que cobraban era paupérrimo.

Muchas de ellas acabaron formando sus propias familias en la urbe y otras, las que salieron del pueblo ya festejando, regresaron para casarse y formar sus propias familias. La investigadora y profesora universitaria plantea que los testimonios recabados son “los únicos datos” que hay de ese trabajo, puesto que ninguna de ellas tuvo contrato ­–nunca cotizaron por esas extensas jornadas­ laborales– y sólo aparecen reflejadas en algunos de los censos que se hicieron en esos años en la provincia, donde se recoge que eran sirvientas en la ciudad.

En la publicación no sólo se hace referencia a todos esos estereotipos que hubo, y todavía hay, en torno a la figura femenina del medio rural, sino que también se enfatiza en la necesidad de abordar la despoblación y la necesidad de tener en cuenta las aspiraciones y necesidades de las jóvenes, tanto en las áreas urbanas como en las rurales, ofreciéndoles oportunidades laborales acordes a su formación.

La partida de estas mujeres para servir en las casas pudientes de las ciudades provocó un éxodo en la Sierra de Albarracín y en otras muchas zonas rurales de Teruel porque, como apunta  la coordinadora del proyecto, en todas las familias hubo una o dos jóvenes que se fueron y la mayor parte de ellas ya no regresaron. Sin embargo, prácticamente todas ellas conservan su casa y el cariño por su pueblo no lo han perdido, recalca.

Eran siempre jóvenes y solteras, ya que las mujeres dejaban de ser internas cuando se casaban. Muchas de las que partieron desde la Sierra de Albarracín lo hicieron hasta Valencia debido a la cercanía, aunque otras llegaron hasta Barcelona puesto que en la ciudad condal el salario era más elevado.

Solían regresar al pueblo cada año, coincidiendo con la época de la cosecha para ayudar a la economía agraria de la familia. Sus condiciones laborales eran pésimas, trabajaban desde la madrugada hasta que todos los miembros de la familia a la que atendían se acostaban. Aun así, eran ejemplo a seguir para las jóvenes del pueblo puesto que, como apunta Martínez Samper, fueron las que llevaron ciertos toques de modernidad hasta el medio rural, aunque fuera a través de esos vestidos de segunda mano que heredaban de sus señoras.

En su trabajo se planteó llegar a tres mujeres de cada uno de los pueblos de la Sierra de Albarracín, pero la labor se vio afectada por la pandemia y finalmente ha recogido un total de 33 testimonios “que son una vuestra del panorama general”, dice.

La mayor parte de las mujeres se fueron a lugares donde ya había conocidos, pero “también las hubo que iban timbre a timbre buscando trabajo”, relata la coordinadora del libro. “Malvivir, ahorrar, sacrificarse”, esos son los términos con los que define Carmen Martínez Samper la experiencia de todas esas mujeres que, gracias a su libro, dejan, al menos, de ser invisibles. En su labor de documentación pretende ir más allá y se ha propuesto tanto localizar fotos de esos años como tomarles nuevas imágenes para mostrar el antes y el después de esas niñas que con apenas 14 años dejaron su pueblo en busca de un futuro mejor. “La edad mínima para trabajar eran los 16 años, pero muchas mentían o no decían la edad. Se iban para ser niñeras y eran más niñas ellas que a los que cuidaban”, lamenta la investigadora.

Presentación el sábado


El libro se presentará el próximo sábado 21 de octubre a partir de las 12:00 horas en la sede de la Comarca de la Sierra de Albarracín, ha sido realizado gracias a la gestión de la comarca de la Sierra de Albarracín y financiado el Ministerio de Igualdad y el Instituto Aragonés de la Mujer, que depende del Gobierno de Aragón.  
 

Equipo de investigación multidisciplinar


Desarraigos y Derivas, 2023 es una investigación multidisciplinar sobre patrimonio inmaterial de la Sierra de Albarracín que coordina Carmen Martínez Samper y uno de sus frutos es el libro que el próximo sábado se presentará en Albarracín. La obra supone la aportación de diferentes autores al tema desde su especialidad.

Carmen Julián Maorad habla de la legislación y de cómo ha evolucionado en este sector, aunque plantea que todavía no ha consolidado sus derechos. En su investigación en los archivos localizó localizó documentos de gran interés, relacionados con las indicaciones proporcionadas a las responsables de las zonas (Sección Femenina).

Víctor Lacambra Gambau se centra en un momento de la provincia de Teruel crucial para comprender un poco mejor el presente. Por su parte, Paula Lozano Aguirre aporta una perspectiva filosófica y reflexiva a partir del ejemplo de su abuela. Como apunta la coordinadora, la aportación de Lozano “pone en valor la implicación de las personas jóvenes con su entorno y cómo el respeto a los mayores las hace sensibles a su comunidad, permitiendo que las personas sencillas trasciendan y no caigan en el olvido”. En el capítulo expone una realidad que también se dio en esos años en los que muchas mujeres trabajaban como sirvientas y es que muchas de ellas no se conformaban con quedar al margen del conocimiento y la cultura, aunque ese fuera el rol que por origen y género les tocara desempeñar.

Silvia Martín Parra presenta un minucioso estudio donde estructura la evolución de las representaciones artísticas del trabajo femenino a lo largo de la historia del arte, con un recorrido visual donde las mujeres han sido representadas inmersas en sus tareas, dentro de una estructura jerarquizada en la que su figura aparece representada.

La maestra Estefanía Monforte García ha dedicado varios años a investigar la educación en los entornos rurales y su aportación en la obra se centra en la educación de las niñas en los pueblos de Teruel, sobre todo en la zona del Maestrazgo, durante la posguerra española.

Una de las aportaciones más originales en la publicación es la que realiza el psicólogo y escritor David Sáez Ruiz, quien hace un repaso por la evolución social de España a través de las canciones y cómo las letras transmiten mensajes, contenidos y aspectos sociales que permiten vislumbrar la realidad de la época llena de luces y sombras, de ritmos y coplas, de interpretaciones de la belleza y de los amores furtivos. Según explica el propio autor, en su texto ha abordado el tema en torno a tres apartados, “la belleza, el binomio valor y poder y, por último, el amor y su estrecha relación con la muerte”, relata.

Aurora Sánchez Esteban es una apasionada de la educación pública, la igualdad de género, el mundo rural y la literatura y en su texto invita a realizar un recorrido por la escritura española, seleccionando fragmentos y obras de la literatura que en ciertos momentos se entrelazan con su propia vida, realidades que discurren paralelas, logrando recrear una visión conmovedora de esta época. Para ello, hace una lectura de eso años que configuraron su educación y centra su mirada en los personajes femeninos para, a través de su voz mostrar la dificultad de ser mujer en esos conflictivos años.