Un curso de restauración recupera los 41 bancos de la iglesia de Burbáguena
Una quincena de voluntarios ponen la guinda a la restauración integral del temploLa iglesia de la Asunción de Burbáguena ha sido totalmente restaurada en sucesivas fases que no solo han eliminado todos los problemas estructurales y de humedad, sino que han dado al templo una luminosidad renovada, con la sustitución de todo el pavimento, que estaba en muy mal estado de conservación. En ese nuevo templo no podían colocarse los antiguos bancos, que estaban estropeados, por lo que el Ayuntamiento de la localidad decidió impulsar un curso de restauración con el que la gente de la localidad aprendiera algunas de las técnicas y, a la vez, recuperara de forma altruista los asientos.
Al frente del curso está la restauradora de Calamocha Sonia Marco, encargada de mostrar las técnicas necesarias para devolver el brillo de la madera a los bancos de Burbáguena, que son de embero –un tipo de nogal– y macizos. En total hay 41 piezas, de las que cuatro, que son las que están en las primera filas, son dobles y además cuentan con reposabrazos.
Los trabajos de restauración de los bancos se han realizado en el pabellón deportivo y en ellos han participado una quincena de personas, principalmente vecinos del pueblo, alguno de municipios cercanos y varios voluntarios del centro de migrantes que hay en Burbáguena. En los últimos días también se han sumado varias personas que se encuentran de veraneo en la localidad.
Sonia Marco destacó el enorme compromiso de los participantes ya que, según explicó, normalmente los cursos se desarrollan entre octubre y mayo y durante un día a la semana, mientras que éste ha contado con clases tres días a la semana y arrancó ya en primavera. “Había que hacerlo ya porque todos los bancos están en el pabellón, que hay que desocuparlo y, por otro lado, hace falta tener la iglesia en condiciones lo antes posible”, detalló la responsable de la formación. “Es difícil que la gente se comprometa para tanto tiempo y en un trabajo que no es fácil, es una labor muy meticulosa y costosa y, en este caso, las piezas no son suyas”, dijo.
A punto de terminar
La primera clase fue a finales del mes de mayo y concluirán a lo largo de este mes de julio. Así, ya hay unos 25 bancos totalmente terminados y el resto están en diferentes fases del proceso ya que, como apuntó Sonia Marco, solo hay uno que no hayan iniciado.
La experta matiza que la restauración “no tiene nada que ver ni con el bricolaje ni con las manualidades”, sino que exige unos fundamentos y unos materiales específicos que ahora los alumnos de Burbáguena ya conocen. “El principal es el respeto a la pieza”, apuntó, para añadir que un trabajo de restauración debe seguir siempre unos pasos concretos que, en ningún caso, dependen del gusto particular del restaurador: “Es una disciplina y está establecido lo que hay que hacer, hay poca opción al debate”.
En el caso de los bancos el primer paso fue una limpieza química en la que no se emplearon lijadoras porque la retirada de la suciedad debía ser homogénea, algo que no es posible en todas las zonas ni permite respetar los “signos de identidad” que tenían estas piezas fruto de haber sido usadas por los vecinos del pueblo durante medio siglo. Los bancos los construyeron los carpinteros de Burbáguena, aún vivos actualmente, y que son los que han explicado que los hicieron con madera maciza de embero.
Una vez limpios, se les ha dado un barniz natural con muñequilla, que es una herramienta de tela con lana dentro que evita las gotas y deja una película muy fina. Este barniz especial, denominado gomalaca, se ha pulido un par de veces con el fin de conseguir un resultado más brillante, según explicó Sonia Marco. El ultimo paso ha sido dar a cada uno de los bancos una cera virgen y dejarlos listos para, al menos, otros 50 años.