Tras casi cuarenta años abierta, Octavio Serret cerrará la mítica Librería de Valderrobres en enero
La enorme caída de ventas motivo la decisiónTras casi cuarenta años abierta al público, Octavio Serret cerrará las puertas de la mítica Librería Serret de Valderrobres en enero de 2020. Ni siquiera él ha soportado el embate de los cambios en el modelo de consumo que condena al pequeño comercio, y cambia su negocio por un empleo “normal”. Vivir entre libros ha sido su vida, pero mantener a flote la tienda supone un esfuerzo imposible de mantener en el tiempo. Busca más tiempo y de más calidad, para seguir dedicándolo a su otra pasión, la gestión cultural. El actual emplazamiento de la Librería Serret será a partir de enero sede de la asociación cultural Ilercavonia Terra Nostra, hasta ahora radicada en Tortosa, y a través de Camins Serret seguirá organizando actividades literarias y trayendo hasta el corazón del Matarranya a los autores más importantes y con más cosas que contar a todos sus lectores.
- ¿Las cuentas de la librería habían dejado de salir?
- Las ventas bajaron ya en su momento, y ahora están cayendo en picado. Hay que aprovechar las oportunidades que te van saliendo y ahora me ha surgido una. Si no hubiera surgido seguiría con la librería, no te voy a decir que no, pero el caso es que es una ocasión de cambiar y voy a hacerlo. Yo tendré un trabajo de lunes a viernes completamente diferente al mundo del libro, y eso me permitirá tener mucho más tiempo para dedicarme a la gestión cultural, a lo que realmente me gusta.
- Contra establecimientos como el suyo juegan en contra el desplome del mercado del libro, el desplome del pequeño comercio frente a los distribuidores online y las grandes superficies, y el desplome poblacional del mundo rural. ¿Cuál de ellos le ha afectado más directamente?
- Yo creo que para mí el factor más importante es que estamos en una población de 2.000 habitantes, en una comarca de 8.000, que el 5% de esas personas leen, y el 1% compran libros. Esos tres problemas en realidad son el mismo. Hay poco mercado y además la gente se ha acostumbrado a comprar todas sus cosas a través del ordenador para que se las traigan a casa, incluidos los pocos que todavía compraban libros.
- ¿Ha sido complicado emocionalmente tomar la decisión?
- No, porque en realidad va a ser un descanso. Yo he sido librero porque me ha gustado mucho vender libros, pero llega un momento que te hartas de vender libros, o mejor dicho, de no venderlos. Ahora voy a hacer algo que me encanta, que es la gestión cultural. En su momento recuperé algo que ya no existía que eran las tertulias literarias, y cada sábado desde hace muchos años nos reunimos y hablamos de literatura con escritores. Serret ha sido punto de encuentro entre autores y los lectores y un foco de actividad cultural. Y eso, que es lo que realmente me llena, voy a seguir haciéndolo, con la diferencia de que voy a tener más tiempo para hacerlo. Mentalmente di por terminada la Librería Serret en 2015, por la caída de ventas y por el esfuerzo que me suponía estar tantas horas al día metido aquí.
- Y es que cierra la librería, pero mantiene abierto el establecimiento como centro cultural, ¿no es así?
- Sí. Librería Serret se convertirá en la sede de la asociación cultural Ilercavonia Terra Nostra, que ahora está radicada en Tortosa. Eso quiere decir que yo, como gestor cultural con la marca Camins Serret, realizaré una serie de actividades para potenciar la actividad de esta asociación que podrán ser aquí, en el mismo espacio, o en otros lugares.
- ¿Cuál es el ámbito de actuación de Ilercavonia Terra Nostra?
- Esa asociación nos retrata, porque el pueblo íbero de los ilercavones fue quien repobló estas tierras, que no entienden de fronteras, y que territorialmente corresponde a la antigua diócesis de Tortosa. Para mí representa volver a nuestros orígenes. Ilercavonia quiere dar a conocer la historia de nuestra cultura, de las culturas que abarcan este territorio tan amplio. Y para ello organizaremos jornadas de estudio y eventos públicos.
- ¿No necesariamente ligadas a la literatura?
- No. Para seguir vinculado al mundo del libro tengo Camins Serret. A través de esa marca los escritores interesantes van a seguir visitando Valderrobres para presentar sus libros.
- ¿Qué le traslada la gente y los lectores de Valderrobres?
- La gente está desesperada y triste. Mis amigos y mi familia lo han sentido, pero comprenden perfectamente la decisión.
- No me extraña... toda su vida se ha desarrollado allí.
- Yo salí de Escuela con 14 años y a los 15 abrí la librería. He sido un comercial nato porque, en realidad, en casa siempre habíamos tenido algún tipo de negocio. Recuerdo perfectamente que siendo un crío hice incluso de comercial de insecticidas y abonos acompañando a mi padre. Recuerdo perfectamente que mi padre me llevaba con él, con 8 y 10 años, y me encantaba ir. Y ya de más mayor llegué incluso a tener mi propia cartera de clientes.
- Habrán sido miles, pero ¿recuerda algún autor, algún momento, alguna velada de las más especiales que has vivido en Librería Serret?
- Hay muchísimos. Ana María Matute fue muy especial, esa mujer con esos ojos de niña que tenía que te impactaba al conocerla. O Ian Gibson, o uno de mis autores favoritos, Lorenzo Silva. Vino hace muchos años al instituto y me avisaron para conocerlo porque sabían que era fan de él... pues imagínate traerlo a mi librería y forjar con él una buena amistad. Francesc Miralles también es un gran amigo mío, o Jesús Ávila Granados, que nos descubrió este Matarranya Insólito desconocido, o Fernando Marías, Fernando Martínez Láinez, o Alicia Giménez Bartlett, que no me la puedo dejar, que es gran amiga mía. Ganó el Nadal con Donde nadie te encuentre y el Planeta con Nubes de tormenta en 2015. Fíjate que la primera presentación del Premio Planeta fuera de Madrid fue en Librería Serret, porque a ella le dio la gana.