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Teruel acoge calurosamente el estreno de ‘Labordeta, un hombre sin más’ Teruel acoge calurosamente el estreno de ‘Labordeta, un hombre sin más’
Gaizka Urresti y Paula Labordeta, los dos directores de ‘Labordeta, un hombre sin más’, acudieron al estreno de la cinta en Teruel. M. A.

Teruel acoge calurosamente el estreno de ‘Labordeta, un hombre sin más’

La película documental permanecerá en cartelera durante toda la semana
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El Cine Maravillas de Teruel estrenó anoche Labordeta, un hombre sin más, documental firmado por Paula Labordeta y Gaizka Urresti que retrata la personalidad del profesor, cantautor y parlamentario aragonés alejado de estas tres facetas, por las que fue conocido en toda España, y haciendo hincapié en su lado más íntimo. La película permanecerá en la cartelera del cine durante toda la semana.

Numeroso público se acercó al cine para no perderse la proyección, en la que estuvieron presentes sus dos codirectores, tanto Paula Labordeta como Gaizka Urresti, ganador de un Goya por el corto Abstenerse agencias. Los codirectores de la película, que además firman el guion junto a Ángela Labordeta y el periodista Miguel Mena, fueron presentados por Paco Martín, crítico de cine y ex alumno del propio Labordeta, y explicaron lo absolutamente sinceros que han sido plasmando la esencia de José Antonio Labordeta. Ante un aforo repleto de público, Paula Labordeta aseguró que han hecho caso a su madre, Juana de Grandes, cuando les decía que “no debemos hacernos trampas a nosotras mismas” a la hora de dibujar al auténtico José Antonio. Un hombre que, sin ser diferente al Labordeta que conocían en toda España, “tenía más facetas que tenían que ver con su humanidad, con su fragilidad, que explican muchas cosas”. Paula afirma, por ejemplo, que todo el mundo conoce el Canto a la libertad o le suena el famoso a la mierda del Congreso, “pero en este documental intentamos explicar qué pensaba y por qué experiencias estaba pasando la persona que escribió esa canción, o por qué mandó a la mierda a buena parte del Congreso”. “Nuestra intención”, concluye, “es que quien vea la película tenga una visión global de Labordeta y de su lucha”.

La película fue estrenada la pasada semana en toda España y la crítica la ha acogido de muy buenas maneras. En general la prensa especializada celebra la sensibilidad con la que está realizado y el hecho de que no sea un documento hagiográfico sobre José Antonio, sino que repase sus luces pero también sus sombras, y las ponga en su contexto histórico. Urresti y Paula Labordeta además están muy satisfechos de cómo está funcionando en taquilla, y de la acogida por parte del público que está teniendo en Aragón y en lugares como Madrid, Barcelona, Valencia, Valladolid o Galicia. “La trayectoria de José Antonio se desarrolló en Aragón, pero podría haber sido la de cualquier luchador en cualquier lugar de España”, afirma Urresti. “Su discurso lo entiende todo el mundo”.

Labordeta, un hombre sin más comenzó a gestarse poco después del 19 de septiembre de 2010, fecha del fallecimiento de José Antonio Labordeta víctima de un cáncer. La propia Paula Labordeta explicó que antes de emprender el proyecto definitivamente fue necesario mucho tiempo para que el dolor por la pérdida y por una lucha contra la enfermedad larga y penosa se disiparan.

El trabajo de puesta al día y de documentación por parte de la Fundación Labordeta que se ha realizado con motivo de este documental ha sido encomiable, y ha permitido rescatar, casi por puro azar, algunos tesoros que permanecían escondidos.

El primero es el diario que escribía José Antonio, y del que nadie conocía su existencia, ni su mujer ni sus hijas. “No es que revelara cosas que no conociéramos, su valor es que las decía no desde nuestra perspectiva sino de la suya”, narra su hija Paula. Ese diario que apareció entre los fondos documentales de la Fundación, en una libreta escolar, está escrito entre 1964 y 1978, un periodo que incluye su estancia como profesor en el Instituto de Teruel. Es un documento en primera persona que vale su peso en oro. “Cuando lo encontró mi madre lo leyó en soledad, luego nos lo enseñó, y decidimos incluirlo en el documental porque no nos queríamos guardar nada”.

Otro de los documentos inéditos que aparecen son las grabaciones familiares que tomó en Super8 el propio José Antonio. “Gaizka veía muchas fotos de mi padre con un tomavistas colgado al hombro, y me decía que tenía que haber por ahí cintas de vídeo suyas”, explica Paula. “Pero nadie de mi familia sabía donde podían estar esas cintas ni el tomavistas. Y un día revisando un altillo de un armario que había abierto mil veces, encontré una caja de cartón. Dentro estaba el tomavistas y varias cintas de video en Super8”. Las imágenes aparecieron cuando el documental ya se estaba montando, pero su valor es tan grande que no hubiera tenido sentido estrenarlo sin incluirlas.

Con la tontería esas cintas, algunas de cuyas imagenes se han incluido en el documental, son de los pocos testimonios en vídeo que existen del Teruel de los años 60. Según Gaizka Urresti, “habíamos intentando conseguir imágenes en movimiento a través del Instituto de Estudios Turolenses pero era imposible, nadie parece tener nada de esa época”. Paula Labordeta explica que “por desgracia en esas imágenes no aparecen Sanchis Sinisterra, Eloy o sus otros compañeros, el grababa sobre todo edificios. Pero se ve muy bien lo duro que era el Teruel de entonces, nada que ver con el actual”.

La historia del documental es conducida sobre todo por Juana de Grandes, su viuda, y también por sus tres hijas y sus nietas. El tono humano e íntimo de la producción está perfectamente apoyada por el hecho de que sea su círculo más cercano, y no los nombres conocidos y autorizados que están en la mente de todos, los que acercan al espectador al José Antonio más desconocido, al que menos interés despertó en vida y al que, seguramente, más interés despierta ahora.

Con todo, no podían dejar de aparecer algunas de las personas que fueron decisivas en la formación de Labordeta, no del músico, ni del poeta, ni del político, sino del ser humano. “Y en eso Teruel tuvo mucho que ver”, afirma Paula Labordeta. “Mis padres llegaron aquí recién casados, enamorados, con toda la vida por delante y ganas de comerse el mundo. Lo que vivieron aquí y la gente que conocieron aquí les marcó para siempre, y por eso nos hacía tanta ilusión venir aquí”.