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Siete estudiantes del Conservatorio harán sonar el órgano de la Catedral Siete estudiantes del Conservatorio harán sonar el órgano de la Catedral
Imagen del órgano de la Catedral de Teruel, tras su restauración del año pasado

Siete estudiantes del Conservatorio harán sonar el órgano de la Catedral

Para muchos de ellos será la primera vez que actúen ante el público
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Siete alumnos y exalumnos del Conservatorio Profesional de Música de Teruel harán sonar este martes, 14 de marzo (19 horas), el órgano de la Catedral de Santa María de Mediavilla durante la segunda sesión del Ciclo de Órgano de Teruel. Será una ocasión muy especial, ya que los alumnos de órgano no habían tenido ocasión de actuar en público hasta ahora, si bien desde la inauguración del Auditorio de San Julían, que cuenta con uno de los órganos del conservatorio en una sala elevada y acristalada, anexa al escenario, tienen ya una instalación pública adecuada.

Sin embargo el primer concierto de alumnos tendrá lugar en un espacio todavía más especial, la Catedral de Teruel, cuyo órgano fue restaurado y recuperado hace un año. “Los estudiantes estan supermotivados”, asegura la profesora Esther Ciudad. “Un órgano como el de la Catedral responde de un modo completamente distinto al del aula, el espacio lo transforma todo, la audición, la forma de tocar... Impone muchísimo y desde luego van a ser muy valientes”.

Los intérpretes serán Laura Comín (Tocata y fuga en re menor BWV 565 de Bach, Preludio y fuga en Fa mayor, Lübeck), Javier Cortés Comín (Kleine präludien und fuguen nº VII, BWV 559 de Bach, O Haupt von Blut und Wunden de Rheinberguer), Enrique Polo Moya (Sonata per l’Offertorio de Milano, Erbarm dich mein, o Herre Gott BWV 721 de Bach y Nun bitten wie den heiligen Geist, BUXWV 208 de Buxtehude), Ana Rives Linares (Partita II, Sarabande de Bach, Preludio I, Do mayor de Bach, Preludio III, mi menor de Bach, Preludio VI, Sol mayor de Bach), Aína Bellido (Sonata 781 de Jesús María Muneta, Santa Escolástica, preludio y postludio 802-20 de Muneta), Paula Alba Esteban (Moderato con moto 10 de Franck, Wer nur den lieben Gott lässt Walten de Bach, Kleine präludium und fugue nº 4 de Bach) y Juanjo Peláez Villanueva (Das alte Jahr vergangen ist BWV 614 de Bach, Hilf Gott, das mir’s gelinge BWV 624 de Bach, Chacona en fa menor, P. 43 de Pachelbel).

Darle futuro al órgano

Ciudad se muestra esperanzada en que el de mañana sea el primero de una serie de conciertos que, a lo largo del tiempo, permita a los estudiantes de la especialidad foguearse en directo y, de paso, reconecte a la sociedad con un instrumento que pasa por su peor momento. “Si no lo abrimos a públicos jóvenes el órgano no tiene futuro”, asegura una de las mejores especialistas de España en este instrumento, que recuerda que “a lo largo de la historia el órgano siempre ha estado a la vanguardia en innovación, tecnología, industria y composición musical. Excepto ahora”.

Ciudad, que ha tocado en las grandes catedrales -nunca mejor dicho- del órgano, como San pedro del Vaticano -en agosto de 2021 se convirtió en la primera mujer y en la primera persona ajena al Vaticano en hacer sonar su órgano- o el Cavaille Coll de Cesar Franck, en la Basílica de San Clotilde de París, es una apasionada del órgano, pero también una trasgresora que, por renovar este instrumento, ha interpretado incluso arreglos de Astor Piazzola o ha creado espectáculos que funden el órgano barroco con música electrónica y DJ’s. “Hay puristas que no quieren ni oir hablar de estas cosas”, admite, “pero o abrimos el órgano al público de la sociedad actual, con respeto y profesionalidad, o el organo se muere”.

Uno de los principales problemas del órgano es que durante los siglos XVII o XVIII la gran música y los grandes músicos -como Bach- componían para órgano, si bien desde finales del XIX la cosa decae considerablemente. El problema es que, aunque en la actualidad existen arreglos y transcripciones al órgano de “música muy divertida, bandas sonoras de cine o temas contemporáneos”, el grueso de la música para órgano “es muy serio y contundente”, habitualmente música religiosa, que además “requiere muchísimo trabajo técnico”. La música de Bach y del resto de los barrocos es lo más parecido a un puzzle o a un mecanismo de relojería extremadamente intrincado, de forma que no es ninguna barbaridad afirmar que la música de órgano es especialmente difícil de tocar y de escuchar para el público actual.

De hecho Esther Ciudad forma parte de la corriente educativa que opina que los niños no deberían iniciarse en el órgano desde muy pequeños, “primero porque les aburre, y segundo porque necesitan unas habilidades técnicas especiales para que la experiencia de tocarlo sea positiva”. Según la profesora e intérprete, es mejor que el niño desarrolle estos recursos técnicos y la propia musicalidad interior a través del piano, para dar el salto posterior al órgano. “Además cuando una persona es más madura está más preparada para comprender y disfrutar la esencia intelectual y el simbolismo de Bach, por ejemplo”.

El otro gran problema que tiene el órgano, que en el XVII era una gran ventaja, es que para escuchar este instrumento hay que estar, en la mayor parte de los casos, dentro de una iglesia. Y en este siglo XXI las iglesias no se cuentan entre los lugares más frecuentados por la gente, especialmente los jóvenes. Por si fuera poco, dentro de una iglesia, que es donde suele estar el órgano, es poco habitual que se permita tocar un repertorio contemporáneo no religioso, “porque se considera poco apropiado”, sin bien en este sentido sí se está produciendo cierta apertura, al menos en algunos lugares.

“Sin embargo en Teruel ahora tenemos un espacio público, el Auditorio de San Julián, donde se puede escuchar un concierto de órgano gracias al instrumento del Conservatorio”, afirma Esther Ciudad. Además músicos no faltarán, ya que los únicos conservatorios de Aragón donde se imparte órgano son el Superior de Zaragoza y el de Teruel, donde vienen alumnos de Castellón, por ejemplo. “Espero que esto sea un punto de inflexión y que sepamos aprovecharlo. Sé que los cambios tienen lugar poco a poco, pero ojalá llegue el día en el que en Teruel se organicen conciertos de órgano con músicos y repertorios capaces de interesar a un público más amplio y más joven”.

 

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