Santiago Morata, escritor: “La historia se hace con sentimientos llevados al extremo, que generan hechos notorios”

Santiago Morata, escritor zaragozano autor de Milenio de Pasión (2006), El constructor de pirámides (2011) o CAT El día de la guerra (2014), entre otros, acaba de publicar Corazones y vientos (Mira Editorial), una obra con la que regresa a la historia del antiguo reino de Aragón, a través de una serie de relatos breves que retratan, para bien o para mal, a sus reyes.

-¿La obra nació como resultado de recopilar relatos breves, o era una novela desde su concepción?

-Los lectores me pidieron un Aragón, la novela. Nació como libro único, como novela de novelas, aprovechando el inmenso estudio histórico realizado para otra novela, Zaragoza (Doce Robles). Aunque son relatos independientes todos casan entre sí, dando una visión global de nuestros reyes, lo que permite al lector compararlos y juzgarlos. De ahí el título: el lector juzgará si cada rey es corazón (bueno, apasionado) o viento (indiferente y veleta).

-¿Cómo cohesiona los relatos?

-Porque un rey no se comprende sin la influencia de su padre y familia, y el entorno histórico. Explicando muy bien estos, haces que el lector pueda verlos a vista de pájaro como nunca antes, aprender el papel de muchos y recrear la historia de manera muy fácil y muy amena.

-¿Existe un tema o temas centrales que subyacen en todos los relatos, en el conjunto del libro?

-Trato de centrarme en lo positivo. En lo grandes que hemos sido, para que el lector se sienta orgulloso, como hice en Zaragoza.

-¿En qué aspectos se centra en cada uno de los reyes? ¿En el episodio histórico más significativo de cada rey, o en un evento rutinario pero característico?

-A veces es el hecho más notorio, a veces algo menos importante, pero que me sirve para retratar al rey y poner al lector en disposición de ser juez, pero todos amenos, rápidos y muy entretenidos.

-El prólogo asegura que más de un rey puede deparar sorpresas al lector... qué tipo de sorpresa?

-Los reyes que tenemos idolatrados tienen claroscuros y comportamientos extraños, y los reyes que hemos marcado como odiados tienen claras circunstancias atenuantes, que, si bien no disculpan sus acciones, sí que pueden hacernos comprender a la persona bajo la corona.

-¿No está la historia de los reyes y los reinos tan ‘antropizada’, tan mitificada, que nos resulta imposible conocer su auténtica dimensión humana, seguramente más de andar por casa de lo que pensamos? ¿Debemos renunciar a conocer la parte humana de los personajes históricos?

-¡Nunca! Recuerda que la historia está hecha de sentimientos llevados al extremo, que generan hechos notorios. Los novelistas recreamos esos sentimientos para comprender mejor los hechos que han inspirado.

-Su libro concluye a finales del siglo XVI, con Felipe II ... ¿Por qué lo deja aquí?

-Se trata de que el lector se sienta orgulloso de lo grandes que hemos sido, y el malhadado Felipe nos defenestra hasta el anonimato más cruel. Aragón como reino pierde su identidad. Por eso lo dejo ahí.

-Este mismo año va a publicar su próxima novela, que no trata la historia de Aragón sino otra de sus pasiones literarias, la del Antiguo Egipto. Hábleme de ese libro...

-Es mi cuarta novela sobre el tema, aunque hace años que no vuelvo al antiguo Egipto. Tras retratar a Keops, Kefrén, Akhenaton, Tuthankhamon, Nefertiti, Hatshepsut y Senenmut, tocaba el faraón más longevo. Como sucede con Corazones y Vientos, las nuevas teorías históricas me permiten actualizar la novela histórica. Puedo adelantar que va a ser una novela espectacular y tenemos muchas expectativas en ella.