Rosa Blasco, escritora y médico alcañizana que ejerce en Tudela: “La medicina y la literatura, en mi caso, son disciplinas que se comunican entre sí”
Su última novela, ‘Premonición’, demuestra que la intuición es el componente clave para resolver un crimenLa escritora y médico alcañizana Rosa Blasco ofrece en su última novela, Premonición, una atractiva obra de intriga y romance muy ligada a la realidad de nuestros días. Las calas recónditas de Menorca, los singulares faros que vigilan el mar y los pintorescos pueblos de la isla pueden convertirse en el escenario perfecto donde cometer un asesinato. En este mismo lugar es donde recala Simonetta Brey, una suspicaz forense, que, junto a su compañero de fatigas, Darío Ferrer consiguen dar respuesta a los sucesos más misteriosos. Son las premoniciones que sienten estos investigadores las que les ayudan a resolver los casos. Lo que no sabía Rosa Blasco cuando escribió esta historia es que esa intuición era precisamente lo que le unía a sus protagonistas.
Fue en el verano de 2019, durante un viaje a Menorca, cuando la autora visitó el Lazareto de Mahón, una fortaleza que se construyó en 1793 para que, los barcos, antes de entrar a un país, hicieran cuarentena. Rosa Blasco ahí, sintió dos premoniciones. La primera, que debía escribir una novela aprovechando el misterio que escondía ese escenario, y la segunda, la descubrió cuando ya tenía la obra casi terminada, y es que ese mismo lugar que antaño sirvió para fines sanitarios, le estaba dando una pista de que, en apenas unos meses, ella misma también pasaría cuarenta días confinada.
-Acaba de sacar ‘Premonición’, su tercer libro y a los veinte días de su lanzamiento, la editorial ya ha encargado una nueva reimpresión al haberse agotado los ejemplares, ¿Está contenta?
-Sí, estoy muy contenta. Es genial.
-Esta vez ofrece a sus lectores una obra policíaca, de intriga y con romance, diferente a sus dos novelas anteriores. ¿Cómo surge ‘Premonición’?
-A mí me gusta cambiar, si hago siempre lo mismo, me aburro. La sangre equivocada, mi anterior novela, es una novela muy seria, muy intensa, que requería mucha documentación histórica porque la trama transcurre en los años treinta del siglo XX en un pueblo imaginario del Bajo Aragón. Fue una novela que me costó mucho escribir, tanto en tiempo como en implicación sentimental.
Cuando acabé esa obra, me dije: “Quiero darme un pequeño relax y quiero hacer algo más ligero, más de entretenimiento”. Casualmente, estuve hace dos veranos en Menorca, que es una isla que conozco muy bien, porque he ido muchas veces y a mí y a mi familia nos encanta. Ese mismo verano visité el Lazareto de Mahón, tuve la premonición de ir ahí sin saber que, año y medio más tarde, iba a vivir una pandemia y tendría que estar confinada y en cuarentena.
Es un sitio que está solo de visita turística, abandonado.... Un lugar con mucho misterio. Así que, me dije: ‘con lo bonita que es la isla y lo interesante del Lazareto de Mahón, voy a escribir una novela’, pero no una novela histórica que ocurriera en tiempos de epidemias, quería hacer una actual, pero que tuviera algún tipo de conexión con el Lazareto, y por eso, esta fortificación tiene un peso importante en la trama de Premonición.
-¿Qué esconde el título de ‘Premonición’?
-Se llama Premonición porque los protagonistas son dos investigadores que trabajan en base a premoniciones, y de ahí el título. Yo escribí la novela y la tenía casi acabada antes de que comenzara la pandemia, lo que pasa es que, luego, me dí cuenta de que la que había tenido la premonición había sido yo al ir hace unos meses al Lazareto y ver, primero que de ahí saldría una novela, y luego, que íbamos a vivir una pandemia que nadie se podía imaginar.
-En su libro hay varias alusiones a su ciudad natal, Alcañiz. ¿Echa de menos vivir en ella?
-Siempre hay alusiones en mi obra, no puedo evitarlo. No es que eche de menos vivir en Alcañiz porque yo me adapto enseguida y estoy muy a gusto viviendo en Tudela, pero sí que añoro mi ciudad natal y siempre quiero volver. Todos los días que veo el telediario, miro el tiempo que hace en Alcañiz. Estoy ligada a mi tierra a través de la prensa, de Internet, de mis amigos… Estoy muy arraigada a Alcañiz.
-Su vocación es la medicina, ¿Esa misma vocación le ayuda a escribir?
-La medicina es una disciplina que no solamente es una ciencia, es algo más que eso. Yo no trabajo con máquinas, sino que trabajo con personas. Entonces el médico tiene un lado muy humano y ha habido muchos médicos que han sido grandes escritores, como Pío Baroja. Es una tradición que se ha repetido en varias ocasiones porque la medicina es mucho más que una ciencia. Cuando una tiene delante un enfermo, no solamente se ve desde el punto de vista de un organismo que funciona, sino también de una persona que tiene su espíritu, su familia, su trabajo, que la sociedad influye en él. En ese sentido, a mí me sirve como un canal de doble vía. Por una parte, yo lo que aprendo de mis pacientes lo puedo aplicar a mis novelas y también, con la visión del mundo que me regala la literatura como lectora, puedo conocer mejor al ser humano de una nueva manera, y aplicarlo en mis pacientes. Son dos disciplinas que, en mi caso, se comunican entre sí.
-¿Se ha inspirado en sus pacientes para escribir alguna historia?
-Sí, desde luego. Me he inspirado en pacientes y también en compañeros. Las anécdotas divertidas con pacientes que salen en el libro me han pasado a mí en la realidad, sobre todo con la gente mayor, que son una maravilla. Los ancianos que trato siempre me sorprenden con alguna anécdota que hacen que me ría yo sola en la consulta y eso sí que sale reflejado en la novela.
-¿Cómo ha influido la situación que estamos viviendo en su libro?
-Cuando empezó la pandemia yo ya tenía el libro bastante avanzado, por eso digo que fue una premonición porque cuando comenzó esta situación, me dí cuenta de que yo había escrito una novela que tenía un punto de conexión con las epidemias. Si en algo ha influido la pandemia es que, cuando yo pasé la covid, una compañera mía, otra médico de Tudela, me dijo: “Por favor, escribe algo que falta nos va a hacer”. Entonces, me dí cuenta de que no tenía que escribir un drama, ni una tragedia, tenía que seguir con la línea marcada, que era hacer un thriller. Además, quise darle ese tono de entretenimiento porque, en los tiempos que corren, hace falta algo entretenido que nos libere de la presión que tenemos en todos los niveles: familiar, personal, del país...
-Entonces, ¿fue durante el confinamiento cuando le dio el último empujón a la novela?
-Sí. Los primeros días de la pandemia, cuando tuve coronavirus, que seguramente lo cogería trabajando porque debí de estar en contacto con algún enfermo. Así que, para no contagiar a nadie de mi familia, me fui a un piso sola durante cuarenta días. Ahí aproveché para darle una vuelta a Premonición, para ultimar algún cabo que había quedado suelto y hacerlo realmente una novela publicable para la editorial.
-Los personajes tienen un peso importante en sus novelas, a la hora de ponerse a escribir, ¿piensa antes en ellos o en la historia de la trama?
-Primero pienso en la trama, que es lo que menos me cuesta imaginar, pero en cuanto pienso en la trama, ya me van saliendo los personajes. Entonces, enseguida los veo, aunque luego matizo y cuando voy escribiendo, igual surge un personaje más que puedo incluir en la novela, sobre todo personajes secundarios. Es un poco a la par, cuando ideo la trama, ya la pienso con bastantes personajes. Además, me gusta que sean personas singulares, interesantes, que tengan algo que aportar, que no sean meros acompañantes del protagonista, que tengan su propia vida y cuanto más interesantes sean, mejor.
-¿Cómo construyó a la protagonista Simonetta Brey?
-Eso sí que es algo curioso. Mis protagonistas siempre han surgido sin demasiada elaboración por mi parte. Yo quería que la protagonista fuera una mujer porque, mi primera novela, El Sanatorio de la Provenza, que también es una novela de intriga, el protagonista es un médico. Así que, como ahora hay más médicos mujeres, también quería que eso quedara reflejado. No sé si le pasa a los demás escritores, pero, en mi caso, yo a Simonetta me la imaginé desde el primer momento. Además, tenía claro que no quería hacer un thriller oscuro y tétrico en el que la protagonista fuera una persona machacada por la vida, quería hacer algo diferente, Simonetta es una mujer que podría haber sido yo de joven o podría ser una compañera mía del trabajo. En definitiva, es una mujer de nuestros días, una buena profesional y con mucho ojo para la investigación. No quería crear un personaje oscuro sino una persona con la que cualquier lector pudiese identificarse con ella.
-¿Se podría decir que Simonetta Brey es su alter ego?
-Me gustaría ser tan decidida y tan valiente como ella. Algo tiene de mí, porque considero que también soy una buena profesional y que me gusta disfrutar de la vida como también le gusta a ella, pero creo que ella es más interesante que yo.
-Con ‘Premonición’, parece que quiera iniciar una saga, ¿Tiene previsto escribir más libros sobre Simonetta?
-Depende de lo que me digan los lectores, hace menos de tres semanas que ha salido a la venta y hay algunos que ya me dicen que quieren saber cómo continúa la historia. El caso está completamente cerrado, pero si Simonetta se mete en más intriga y más aventuras, yo estoy aquí para contarlo, todo depende de ella.
-Las protagonistas de sus dos últimas novelas son mujeres, ¿Se siente más cómoda escribiendo desde el papel de una mujer?
-No, me siento cómoda tanto en el papel de un hombre como en el de una mujer. Pero, probablemente sí que tenga más afinidad con las mujeres, esto lo sentí, sobre todo, en La sangre equivocada, esta novela es la historia de Valentina, una niña de finales de los años treinta que va creciendo y se convierte en mujer. Ahí sí que, de alguna manera, me identifiqué más con ella y pude compartir más inquietudes que si hubiera sido un hombre. Pero eso no quiere decir que no me sintiera cómoda en el cuerpo de Galo Aldave, el protagonista de mi primera obra, El sanatorio de la Provenza.
-¿Qué escritores le inspiran a usted?
-No hay un escritor en concreto que me inspire, pero sí que tengo el sedimento de todo lo que he leído, que ha sido mucho, yo siempre digo que mi vocación es la medicina pero mi pasión es la literatura. Desde que aprendí a leer, que me enseñó mi madre con cuatro años, siempre he estado leyendo lo que cayera en mi mano, desde tebeos a libros que tenía en casa, periódicos, novelas, poesía… Es verdad que soy de una carrera de ciencias, pero he sido autodidacta en mis lecturas, siempre me han gustado los grandes autores, y la verdad, sé cuando un escritor es bueno o malo. Cuando empiezo un libro, ya sé si es interesante lo que cuenta o no, tengo esa fortaleza porque he leído a los referentes de la literatura. La lectura deja un poso en todo el mundo, aunque se lea por entretenimiento.
-¿Qué le gustaría que pensara el lector cuando acabe de leer ‘Premonición’?
-Me gustaría que pensara: “Qué bien me lo he pasado y que me gustaría seguir con las historias de Simonetta Brey”.
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