Ricardo Arredondo, un pintor toledano que nació en Cella y que reclama su espacio
La asociación Cementerios de Teruel ha llevado a cabo una investigación sobre el artistaEl pintor Ricardo Arredondo Camache (Cella, 1850-Toledo, 1911) es uno de esos personajes célebres nacidos en Teruel cuya historia e incluso identidad es poco o nada conocida fuera de los ámbitos académicos. La frase es de Patricia Álvarez García, turolense miembro de la asociación Cementerios de Teruel que ha realizado una investigación sobre este artista, que se encuentra publicada en el grupo de Facebook que tiene la asociación. Álvarez ha indagado para ello en numerosas fuentes, como los archivos provinciales de Teruel, de Toledo, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, Provincial de Zaragoza o el archivo de la Catedral de Toledo, entre otros, y numerosas publicaciones, desde la Miscelánea Turolense de Domingo Gascón a prensa periódica de Aragón, Castilla-León y Madrid, pasando por artículos y ensayos de diferentes investigadores.
Jerónimo Rubio Pérez-Caballero publicó una biógrafía de Ricardo Arredondo en el número 11 de la Revista Teruel, publicada por el Instituto de Estudios Turolenses en julio de 1954, en 1996 fue incluido en la relación de artistas de la Cartilla Turolense Visión panorámica del arte turolense, de Santiago Sebastián, durante la década de los cincuenta el diario LUCHA publicó alguna referencia sobre el cellano e incluso esta localidad cuenta con una calle que recuerda su nombre, si bien es cierto que no goza de demasiado reconocimiento popular en la provincia de Teruel, debido en parte a que vivió buena parte de su vida en Toledo, donde murió.
La investigación de Patricia Álvarez recopila abundante información sobre la familia de Arredondo, procedente de Cantabría, siendo José Arredondo Dávalos el primer antepasado registrado en Cella, en 1714.
El padre de Ricardo fue Vicente Arredondo, capitán del batallón de Primeros Fusileros de Aragón del ejército isabelino durante la I Guerra Carlista, y su madre María Dolores Calmache, segunda esposa de Vicente, natural de Teruel. Dos de los tres hermanos de Ricardo alcanzaron puestos relevantes; gobernador civil de Zaragoza, diputado en Cortes y secretario del gobierno general en Cuba, en el caso de Manuel, y presidente de la Diputación Provincial de Teruel, en 1903, en el de Tomás.
Ricardo Arredondo nació en Cella el 23 de octubre de 1850 y Álvarez supone que estudió en esa población, ya que no existe registro en el archivo provincial de Teruel. Tras enviudar por segunda vez su padre, emigra con parte de su familia a Toledo en 1862. Allí ingresa en la Academia Militar de Toledo siguiendo la tradición militar familiar, “sin mucho éxito, ya que él prefería el dibujo a las armas”, apunta Patricia Álvarez.
Aunque no ha encontrado datos sobre la fecha, Arredondo ingresa en el taller del pintor matías Moreno, donde conocerá a los grandes pintores españoles de la época, como Madrazo o Fortuny, que influirán decisivamente en su estilo. Después completó estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Academia de San Fernando, “aunque otros investigadores también apuntan que estudió en la Academia de San Jorge de Barcelona”, apunta la investigadora.
Comienza a realizar diferentes trabajos, como las ilustraciones de Monumentos Arquitectónicos de España, y en 1875 comienza a trabajar como copista en el Museo del Prado.
En 1881 fallece su padre y con la herencia compra el Palacio de los Adrada, en Toledo, que adapta y decora él mismo estableciendo allí su estudio. Álvarez explica que por ese casón pasaron pintores como Vicente Cutanda o Casimiro Sainz y escritores como Hannah Lynch, autora del libro Toledo. The story of an old Spanish capital (1898).
Comienza a ganar prestigio como pintor tras ganar la 3ª medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, a la que se presentó con tres cuadros, El jardín del convento, Una desgracia en montería y Recuedos de Toledo. En 1886 funda la Escuela de Artes de la Cooperativa de obreros y marcha a Italia una temporada a estudiar el arte de ese país.
En 1890, de nuevo en España, es nombrado académico de las Bellas Artes de Madrid y será el cicerone por Toledo para Galdós, documentándose para escribir Angel Guerra. El cellano regaló al escritor el autorretrato La Venta del alma, en la que aparecen ambos personajes.
Durante esos años Ricardo Arredondo gozó de una gran popularidad en Toledo, donde era muy activo en el campo del arte y de la cultura, siendo por ejemplo el encargado, según Patricia Álvarez, de realizar las gestiones con Castelar para celebra en Toledo el 400 aniversario del descubrimiento de América en 1892, o dando clases de dibujo en colegios de huérfanos y desfavorecidos. Siguió además cosechando éxitos en pintura, entre ellos una 3ª medalla en la Exposición Universal de París de 1900. Dos años después García Valiente dirá, en la publicación Campana Gorda, que “Arredondo es relativamente poco conocido en España, pues su nombre no es de los que más suenan, pero es conocidísimo en Europa y los que en otras naciones tienen buenas colecciones de obras de pintores contemporáneos, ponen en el lugar preferente su firma”.
Hasta su muerte, contribuyó en numerosas obras benéficas y proyectos culturales, desde los emergentes concursos de fotografía hasta sociedades culturales y sociales como la Filarmónica de Toledo o la restauración de monumentos históricos.
En mayo de 1911 es nombrado profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, pero no verá ese año terminar. Operado en noviembre de vesícula su estado empeoró progresivamente hasta fallecer el 5 de diciembre, según apunta la turolense, “de forma muy trágica debido a sus creencias religiosas, ya que se nogó a que le anestesiaran durante la última operación que se le prácticó, falleciendo durante la misma”.
De los artículos póstumos que se publicaron sobre Arredondo, Patricia Álvarez destaca dos, La casa del pintor de Aurelio Cabrera y Gallardo y una conversación transcrita por Vack con la hermana y las hijas de Ricardo, en la que se ofrecen muchos detalles personales de la juventud del pintor.
Además la prensa de la época pidió al Ayuntamiento de Toledo que pusiera el nombre de Paseo de Arredondo al Paseo del Cambrón, aunque nunca llegó a ponerse una calle con su nombre. Sin embargo en 2011, en el centenario de su muerte, la Real Academia de Bellas Artes de Toledo puso una placa conmemorativa en su casa, el Palacio de los Adrada.
Toda la investigación realizada por Patricia Álvarez puede leerse en el grupo de Facebook de Cementerios de Teruel.
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