Raquel Vicente termina el rodaje de ‘La Fuga’, el primer largometraje que coprotagonizará
Está dirigido por Tuti Fernández y se rodó en Borja, Utebo, Magallón, Navarra y AngolaLa actriz turolense Raquel Vicente acaba de terminar el rodaje de La Fuga, comedia que aborda temas como la vejez, la vida, la muerte y la asistencia sanitaria y social a la tercera edad, dirigida por Tuti Fernández y en la que participan actores como Josema Yuste, Sergio Pazos, Rafa Maza o Cristina Acosta. Se trata del primer largometraje que coprotagonizará Raquel Vicente, junto a Declan Hemp, en un film que se ha rodado en la provincia de Zaragoza, Navarra y Angola.
Su estreno está previsto para marzo de 2023 y la turolense interpreta a María, trabajadora de una residencia para mayores en la que los usuarios son músicos, directores y artistas que han ocupado puestos de gran responsabilidad en el mundo de las artes escénicas durante su vida laboral.
“La película habla, entre otras cosas, de cómo personas mayores a las que de algún modo tenemos aparcadas porque creemos que han dado de sí todo lo que podían, realmente aún pueden hacer muchísimas cosas”, explica Vicente. El guion, escrito por el propio Tuti Fernández, cuenta como un grupo de ancianos de la residencia decide fugarse y montar un concierto en Angola, con un resultado sorprendente e inesperado para todo el mundo, excepto para ellos. “Narra la historia de personas que estaban esperando su final y, de repente, vuelven a vivir”.
Tuti Fernández es un guitarrista albaceteño que, aunque ha dirigido cortometrajes, su vida profesional se centra más como músico -está considerado una de las referencias españolas del jazz- y productor de televisión y teatro. La Fuga será su primer largometraje y, aunque Fernández se muestra humilde, Raquel Vicente opina que es una película muy ambiciosa que podría tener un gran recorrido. La turolense cuenta que, tras terminar las últimas fases de rodaje y sonido, en las que grabó su voz que forma parte del metraje como voz en off, “seguía emocionándome al leer un guion que he releído cincuenta mil veces. Eso solo significa una cosa, que es una buena historia y un guion extraordinario”.
Vicente explica que “vivimos como si nunca fuéramos a morir, cuando estar vivo es la condición necesaria para la muerte”. “Esta película invita a reflexionar sobre nuestra relación con el mundo, con la vida. Con hacer consciente que a medida que cumplimos años vamos apagando sistemas que en realidad no tendrían por qué apagarse. La sociedad o nosotros mismos nos empeñamos en cerrar puertas que perfectamente pueden permanecer abiertas”.
Rodaje atípico
La capacidad de seguir muy vivo a los 80 se pone de manifiesto en la película, pero también en el propio rodaje de la cinta. Este ha tenido lugar al 50% en Aragón (Utebo, Borja y Magallón) y Navarra (Cascante), y al 50% en Angola. El asunto es que la media de edad de los actores que interpretan a los usuarios de la residencia de ancianos ronda los 80 años, y se adaptaron perfectamente al rodaje en Angola, “que siempre es mucho más complejo que en España”. “De hecho”, añade Vicente, “todo el mundo en el equipo pasó varios días enfermo en Angola -por afecciones gástricas sobre todo, relativamente habituales en los viajes a África- excepto los actores, que se cuidaron y resistieron mejor que nadie”.
Aunque Raquel Vicente no participó en el rodaje en Angola, porque su personaje no viaja en la ficción, interpretar a María ha supuesto un enorme reto a nivel logístico. El rodaje de La Fuga coincidió con la recta final del montaje teatral Yerma que, dirigido por Ernesto Caballero, ha podido verse en el Teatro Quique San Francisco de Madrid del 3 de octubre al 23 de noviembre.
“Casi fui descartada de La Fuga porque no podía asumir el plan de rodaje mientras seguía actuando en Yerma, pero me dieron la oportunidad y, aunque ha sido de locos, conseguimos cuadrarlo todo”. Durante los últimos días de Yerma la turolense cogía de madrugada el primer AVE de Madrid a Zaragoza, rodaba en Borja, Utebo o Magallón, y regresaba por la tarde para estar a las 20 horas en el teatro madrileño. Y el 23 de noviembre apenas pudo estar un rato en la fiesta que se organiza tras la última función, porque al día siguiente marchaba de nuevo para rodar durante algo más de una semana. “En este oficio pasa”, explica Vicente. “Un día no tienes nada y al siguiente estás con dos proyectos a la vez. Pero he aprendido que cuando los proyectos son tan buenos que no te los perderías por nada, al final todo se ordena”.
A nivel interpretativo, María no ha sido un personaje especialmente difícil para Vicente, porque ambas mujeres comparten una característica vital, la admiración por la sabiduría silenciosa que atesoran los ancianos: “Hay sociedades en las que se venera a los ancianos, pero en la nuestra parece que molesten, que sobren porque son personas que no producen ni generan beneficios. Y sin embargo no hay ningún conocimiento, ningún aprendizaje, que pueda compararse a la hondura vital que ellos tienen. Conocen la vida de primera mano porque ya han pasado por todas sus fases, y solo hace falta hablar un rato con ellos para darse cuenta”.
Además buena parte de la película se rodó en la última planta de una residencia auténtica. Vicente trabaja muy concienzudamente la inmersión en sus personajes, pero en esta ocasión le fue todavía más fácil. “Para llegar al set de rodaje atravesabas la residencia, y veías a las personas que estaban allí, y a los profesionales que trabajan”. Según explica la actriz, “una parte importante de María es que bromea mucho con la muerte, no le da miedo hablar de ella. Y los trabajadores de este tipo de residencias están acostumbrados a eso. Son capaces de hablar de la vejez y de la muerte con un cariño y una familiaridad que sorprende”. “Yo no sé si para ellos es una forma de sobrellevar el trabajo”, añade, “pero por mi experiencia creo que para los internos eso es algo importantísimo”.
Esta historia sobre la muerte, la vejez, y la importancia de una buena asistencia pública a la tercera edad, está planteada a través de la comedia. Seguramente es el mejor lenguaje para reflexionar sobre temas de tanta trascendencia, pero no está exento de riesgos, porque para algunos puede significar trivializarlos. “Pero es que España tiene una asignatura pendiente con la comedia, que quizá es fruto de nuestra propia historia”, analiza Raquel Vicente. “Hay comedias buenas y malas, como en todos los géneros, pero las que son excelentes nunca han tenido el auténtico reconocimiento que se merecen. En los festivales y los premios se tiende a etiquetar de frívola a cualquier comedia, y eso no es justo”.
Además de que La Fuga será el primer largometraje coprotagonizado por Raquel Vicente, este le ha dado la ocasión de actuar junto a actores con una exitosa, y en ocasiones dilatada, trayectoria profesional, como Josema Yuste o el gallego Sergio Pazos. “La gente no solo te enseña cosas por lo que sabe sino también por lo que es”, afirma al respecto la turolense. “Y a mi me fascina la gente que, pese al gran éxito profesional al que le podemos atribuir, tenga la cabeza tan bien amueblada”. Vicente ha coincidido en rodaje y en numerosos viajes en AVE con Josema Yuste, y explica que le dio dos grandes consejos. “Me ha dicho que si le eres fiel al teatro, el teatro te será fiel. Y que la clave para vivir de esto es cuidarte muy bien el cuerpo y la mente. Ser profesional también en eso. Y Josema Yuste tiene ya unos cuantos años (68) y está hecho un toro”.
Tras un rodaje relativamente tranquilo, teniendo en cuenta la elevada edad de muchos de sus actores y el rodaje en Angola, la película ya está en fase de postproducción y montaje. Su director y guionista, Tuti Fernández, será además el encargado de hacer la música, y dada su experiencia tiene todas las papeletas para ser una gran banda sonora.
A partir de ahí el objetivo de la película, producida por Agenda 2030 y distribuida por Tus Ojos, con apoyo de la Diputación Provincial de Zaragoza, es que el estreno llegue en marzo de 2023. “Es un buen momento para estrenar, porque hay tiempo para optar a las nominaciones importantes, y según como funcionan los festivales en España la primavera creo que es una fecha óptima para presentar la película”.
“La apuesta que Aragón está haciendo por el cine es real, y sus efectos se están notando desde hace tiempo”
Pese a que La Fuga está vinculada a Madrid, lugar donde reside Tuti Fernández, Raquel Vicente y la mayor parte del equipo, el rodaje dentro de España se ha realizado en pueblos de Aragón y Navarra. Esto es debido a que es más fácil rodar allí que en Madrid o Barcelona, y a que algunas comunidades autónomas, como Aragón, comienzan a destinar fondos y ayudas a rodaje que permiten a las productoras comenzar un proyecto con cierta liquidez, al mismo tiempo que desarrollan oficinas de apoyo a los rodajes que aligeran mucho trabajo.
“La apuesta que se está haciendo en Aragón y en Teruel por el cine es real, ya se está notando desde hace tiempo y se va a notar cada vez más en el número de producciones que van a ir hacia allí”, asegura Vicente, que destaca medidas como la coordinación desde la Diputación Provincial de Teruel de las diferentes Film Commission, o los 400.000 euros de ayuda que este año destina el Gobierno de Aragón, financiados con fondos FITE, al rodaje de películas y documentales en la provincia de Teruel. “Esos proyectos tienen que cumplir una serie de condiciones y pasar unos filtros, lógicamente, pero si todo cuadra dan una liquidez que te permite empezar un proyecto sin que sea un completo acto de fe. Hoy por hoy esas ayudas son vitales para el mundo del audiovisual”.
Raquel Vicente conoce bien el sector y asegura que los pasos que se están dando para que la industria del cine y el audiovisual tenga relevancia económica en Aragón no son cantos de sirena ni reclamos electoralistas. “La ciudad de Teruel y su provincia es un lugar perfecto para rodar, porque tiene localizaciones para casi cualquier película que se te ocurra”, afirma. “Pero es que además se están dando los pasos necesarios para que las productoras tengan más facilidades y ayudas viniendo a Aragón que a otros sitios, y eso está generando un tejido económico real, porque, más allá de la promoción turística de un territorio, un equipo de 60 personas durante 3 o 4 semanas necesita comer, dormir, alquilar y tiene muchas necesidades”.
Eso y la incipiente industria auxiliar que comienza a generarse, en cuanto a servicios específicos que demandan las productoras audiovisuales. En ese sentido Vicente destaca a Imago Entertainment (Fran Muñoz y Carlos Alonso), “que fueron precursores al montar una productora local cuando todavía no había tanto campo”, y cuyo ejemplo está sirviendo para impulsar iniciativas similares.
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