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Quince pueblos de Teruel piden que sus dances se declaren Bien de Interés Cultural Quince pueblos de Teruel piden que sus dances se declaren Bien de Interés Cultural
Representantes de algunos de los municipios que el viernes presentaron la solicitud en el Servicio Provincial de Cultura

Quince pueblos de Teruel piden que sus dances se declaren Bien de Interés Cultural

La solicitud cuenta con el apoyo de las instituciones comarcales y la Diputación provincial
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Los ayuntamientos de quince localidades turolenses, Jorcas, Albalate del Arzobispo, Alcalá de la Selva, Alloza, Andorra, Calamocha, Castellote, El Castellar, Híjar, La Iglesuela del Cid, Lidón, Los Olmos, Mora de Rubielos, Urrea de Gaén y Visiedo, presentaron este viernes una solicitud conjunta ante la Conserjería de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón para solicitar la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial el conjunto de los dances que se han recuperado o se están recuperando.

Representantes de la mayor parte de los consistorios y las asociaciones culturales que han recuperado los dances es esos quince municipios turolenses entregaron la solicitud ayer mismo en el Servicio Provincial de Educación, Cultura y Deporte.

El objetivo de esta solicitud es que una figura de protección autonómica “nos ayude a promocionar y divulgar un patrimonio cultural”, según los alcaldes firmantes. Una figura de protección en este sentido supondría “que se avive ese deseo de conocimiento por parte de la población hacia una parte de su patrimonio cultural que pertenece a los pueblos”, y que además “puede suponer un apoyo al desarrollo socio-económico. Limitado, porque un dance no es una fábrica, pero sí que puede impulsar que la gente visite los pueblos para ver estas manifestaciones culturales”.

Las quince localidades que han cursado la solicitud son aquellas cuya recuperación patrimonial de sus dances se ha completado o está avanzando en la actualidad. “Eso no significa que no pueda haber más pueblos que se sumen”, explicó Lucía Pérez. “Al contrario, ojalá se vayan incorporando más localidades sucesivamente, si lo desean y si desarrollan ese trabajo de recuperar los dances tradicionales de cada lugar, antes de que se pierdan más”.

En cualquier caso, Pérez destacó que por primera vez en Aragón se consigue una solicitud conjunta de este tipo con plena unanimidad, y que cuenta con el respaldo de las administraciones comarcales de todos los pueblos y de la Diputación Provincial de Teruel. “Espero que el Gobierno de Aragón no cometa el error de desoírla”, expresó Belén Magallón, concejala de Cultura de Los Olmos.

Actos tradicionales

Los dances son actos tradicionales que se desarrollaron en algunas localidades al menos desde finales del siglo XVII, de cuando datan los documentos más antiguos que se han encontrado. Solían nacer y desarrollarse al calor de “hechos muy espectaculares” que ocurrían en cada localidad -y no en todas-, como la aparición de una virgen a un pastor que se convirtió en la patrona, en el caso de Alcalá de la Selva, la intermediación divina ante una peste, como en el de Calamocha, u otro tipo de milagros o sanaciones, de forma que desde su origen era genuino y autóctono de cada lugar.
 
La solicitud está abierta a que otros pueblos que recuperen su dance tradicional se incorporen a ella

Los dances eran festividades a caballo entre la representación teatral y el ritual, que se desarrollaba como ofrenda a una imagen  en un día en concreto y solo por vecinos del pueblo o personas muy vinculadas a él, y en las que habitualmente los diferentes estamentos de la población tenían la posibilidad de realizar críticas o reivindicaciones, con las debidas reservas, sin temer unas represalias como las que tendrían lugar si la crítica tuviera lugar cualquier otro día.

Los textos que se recitaban, las músicas que se interpretaban y las danzas que tenían lugar solían transmitirse de forma oral, y por ello en numerosos casos han terminado perdiéndose. En Jorcas, por ejemplo, se dio un caso especial, y es que cuando un grupo de vecinos comenzó a recuperar el dance tradicional en 1981 todavía vivían ancianos que lo había conocido entre 1919 y 1929.

En otros casos no existían personas vivas capaces de transmitir esa herencia, aunque algún hallazgo documental, normalmente fortuito, proporcionaba el primer cabo desde el que tirar e investigar. En Los Olmos, por ejemplo, al vender una vivienda salió a la luz un documento titulado El dance de la Guirnalda, firmado por José Herrero durante la década de los años veinte del siglo XIX, que recuperaba los versos y los personajes que participaban en la representación, y que permitió que se recuperase la tradición.

Alcalá de la Selva

José Edo, concejal de Alcalá de la Selva, explica que ese tipo de hallazgos fortuitos es una historia recurrente en estos casos. “Nosotros guardábamos parte del dance en la memoria viva, pero también conseguimos recuperar algunas partes del dance gracias a estos documentos que de vez en cuando aparecían”.  

Eso en cuanto a los textos que se interpretaban, casi siempre en verso y como si de un guion teatral se tratara, especificando perfectamente cuántos y cuáles personajes se interpretaban, entre mayorales, rabadanes o danzantes. Pero la música era harina de otro costal. Pese a que formaba parte integral del dance, en una época en la que los gaiteros y músicos solían tocar de oído y pocos sabían escribir música, no se conservaba ninguna partitura.

En Alloza la recuperación del dance también se basó en la memoria de las personas de mayor edad, que recordaban el dance que se realizaba hasta 1929 y su posterior recuperación en 1950. Alfredo Andrés, de la asociación allocina que se encargó de recuperar esta tradición, explica que “en muchos casos la música que se interpretaba no era una melodía concreta y fija, sino que dependía de lo que en ese momento se escuchara como música popular”. Así, eran habituales melodías inspiradas en polkas, valses o temas de autores extranjeros que se popularizaban, o sencillamente temas que el músico de turno conocía y sabía interpretar.

Así, se daban casos tan curiosos como “cuplés que se cantaban con letras bien picantes”, pese a ser una fiesta de inspiración religiosa, como explica Lucía Pérez, e incluso llegó a sonar La marsellesa, el himno nacional de Francia, según recordaban los más mayores de Alcalá de la Selva.

Con la solicitud de Declaración de Bien de Interés Cultural de Patrimonio Inmaterial ante el Gobierno de Aragón, los quince municipios turolenses pretenden que se de continuidad al trabajo de investigación y recuperación que se ha llevado a cabo, y también instar a otras localidades turolenses a que recuperen sus propios dances.