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Preparados, listos, Jam Preparados, listos, Jam
Los programadores y diseñadores comenzaron a trabajar a las 17 horas de ayer, 48 horas antes de termine el plazo establecido. M. A.

Preparados, listos, Jam

El pistoletazo de salida abre una frenética Global Game Jam que terminará la tarde del domingo
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Burbujas. Burbujas que vuelan, que protegen, que guardan secretos, que se convierten en Coca-Cola, que viajan en el tiempo, que impiden el calentamiento global o que son capaces de sacar a Trump de la Casa Blanca aunque sea a gorrazos. Lo que sea, cuanto más loco mejor, pero que tenga que ver con burbujas.

La Global Game Jam (GGJ) arrancó ayer en el edificio de Bellas Artes de Teruel con 75 ingenieros programadores, diseñadores y artistas, con sus portátiles de última generación y 48 horas por delante para programar un videojuego funcional, completo y con un único condicionante. Que tenga que ver con burbujas.

A las 17 horas exactamente se dio a conocer la palabra clave que marcará el desarrollo de los videojuegos de la GGJ, un encuentro que aunque tiene premios tiene más de colaborativo que de competición, y que se desarrolla simultáneamente en cerca de un millar de ciudades de todo el mundo. En España esta año hay 17 subsedes, y Teruel es la primera subsede aragonesa que tiene desde que empezó a celebrarse en 2009.

La quincena aproximada de equipos que ocuparán hasta el domingo a las 17 horas dos aulas de Bellas Artes proceden sobre todo de Zaragoza, aunque también se nutren con participantes de Teruel o Huesca. Entre los 75 inscritos -se llenó el cupo de participación al poco tiempo de abrirse la inscripción- hay también programadores o egresados en Bellas Artes que acuden por libre, sin equipo, con el objetivo de integrarse en alguno de los ya existentes. Y es que el auténtico objetivo de estos encuentros es crear redes de colaboración entre los diferentes desarrolladores que salen de las facultades aragonesas.

En cuanto ayer conocieron el tema obligatorio del videojuego comenzó una lluvia de ideas entre los miembros de cada equipo. Todavía era pronto para picar código. Ideas sobre el concepto del juego, las mecánicas, los grafismos, los menús, las interacciones con el jugador... No hay tiempo que perder pero si el proyecto no se asienta sobre una buena base cojeará de principio a fin.

Otros están haciendo listas de la compra: van a pasar 48 horas sin salir de la Facultad y necesitan comprar comida, bebida y algo de intendencia. “Además alimentarse, hidratarse y dormir lo mejor posible es el mejor consejo que se les puede dar para rendir de forma eficiente”, explican Jorge Gordún y Miguel Vallés. Gordún es presidente de la asociación aragonesa de desarrolladores de videojuegos de Aragón (Aradev) y Vallés un desarrollador de Ojos Negros. Junto con el profesor de Bellas Artes José Javier Luis, la propia Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Zaragoza y el estudio aragonés Crimson Birds forman parte de la organización de la GGJ en Teruel.

Una de las componentes de un equipo femenino -es un falso mito eso de que las mujeres no juegan ni crean videojuegos- acaba de descubrir que se ha dejado el cargador de su portátil en Zaragoza. No es una conexión común así que tiene un problema. Pero en una jam todo es así: fijarse un objetivo lo más original y divertido posible, y después ir sorteando uno detrás de otro todos los problemas que van a ir surgiendo. De encuentros como estos han surgido los mejores equipos de programadores del mundo.

Para darle más vidilla a los ingenieros y a la gente de arte que trabajará en cada equipo, además de ceñirse al tema mundial de la burbuja, la GGJ Teruel ha puestos unos hitos -diversificadores, para hablar más técnicamente- que no serán obligatorios pero que puntuarán positivamente a los prototipos de juego que los cumplan. Son cuatro: que haya alguna referencia a Aragón en el videojuego; que se utilice una sola mano para jugar; que utilice texturas muy pequeñas, que no pesen demasiado en términos digitales; y que los efectos de sonido sean artesanos y grabados con la boca, en lugar de buscar en una biblioteca en línea. “Y la organización mundial de la GGJ ha propuesto otros muy locos, como cambiar el lenguaje de programación al japonés”, añade Jorge Gordún. “Al final de lo que se trata es de que los participantes se expriman al máximo y agudicen el ingenio en busca de ideas realmente originales”, matiza Miguel Vallés.

Por lo demás no hay ningún límite, hasta el punto de que está permitido incluso entregar un juego físico de tablero que no sea necesario que corra en un equipo informático, porque lo importante es el concepto, las mecánicas, el diseño, el arte y la experiencia jugable que ofrecen al público.

A las 17 horas del domingo el cronómetro se detendrá y habrá que levantar las manos de los teclados y entregar los proyectos. Quizá alguno de ellos sea el prototipo del próximo bombazo de la industria mundial del videojuego.

 

Uno de los equipos participantes en plena lluvia de ideas previo al diseño del videojuego que deberán presentar mañana